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¿Por qué 488 golden retrievers se reunieron en Escocia?

¿Cómo se escuchan 488 golden retrievers ladrando?

Imagina la sensación de impotencia que podrías sentir cuando el bebé de otra persona está llorando y no puedes resolver el problema. Ahora, multiplícalo por 488. Luego, agrega una lluvia torrencial y una embestida de mosquitos.

¿Por qué la cacofonía? Alrededor de las 4:00 p. m. del 13 de julio, los perros estaban reunidos en el amplio jardín frente a las ruinas de la Guisachan House en las Tierras Altas de Escocia para tomar una fotografía grupal del Guisachan Gathering de 2023, una especie de convención de golden retrievers, para conmemorar el aniversario de la creación de la raza.

Para la fotografía, se instruyó a los propietarios que amarraran la correa de sus mascotas a una estaca clavada en el suelo y después se alejaran con rapidez durante unos quince segundos para que la fotógrafa, Lynn Kipps, pudiera captar al grupo de modelos que meneaban sus colas.

Quince segundos en tiempo de golden retriever es casi una eternidad y, obviamente, los 488 golden retrievers creyeron que los habían abandonado para siempre. Y entraron en pánico.

Una mujer le gritó a su perrita: “Tricia, querida, aquí estoy” y, con eso, los ladridos empeoraron de forma exponencial. Al final, cuando la eternidad concluyó, los padres y madres perrunos regresaron con sus engreídos y el orden se restableció con un tsunami de mimos y premios.

Desde que la primera fotografía grupal se tomó en 2001, los amantes de los golden retrievers se han juntado más o menos cada cinco años para rendir homenaje a sir Dudley Marjoribanks, después, lord Tweedmouth, quien vivió en lo que en ese entonces era la Guisachan House. Sir Dudley es reconocido por haber desarrollado la raza golden retriever (o cobrador dorado) en 1868, cuando cruzó un retriever de pelo rizado con un tweed water spaniel. Deseaba un compañero de caza robusto con una cabeza hermosa, una disposición amorosa, así como ojos suaves y tiernos, que se apasionara por los juegos de atrapar o perseguir cosas. La obsesión con las pelotas de tenis y con rodar en la suciedad al parecer también estaba incluida.

Las personas y sus perros viajan desde diversas partes del mundo para participar (no es necesario que los animales realicen una cuarentena para ingresar a Escocia). Entre los sitios con representación este año estuvieron Irlanda, Baviera, Suiza, República Checa, Estados Unidos, Australia, Canadá y Croacia. Marta Farkas, de 43 años —quien explicó: “Mi apellido significa ‘lobo’ en mi idioma”—, viajó durante tres días desde Hungría con un amigo, su golden retriever y cuatro cocker spaniels.

Wayne y Sharon McGrath, de 69 y 71 años, quienes han cruzado y criado golden retrievers durante 40 años, no llevaron a sus perros este año, pero viajaron desde Nueva Gales del Sur, Australia. Los McGrath han venido a Guisachan casi desde el inicio del evento, cuando eran solo 30 golden retrievers y un sueño. “Sí, somos un poco como los fanáticos de las bandas musicales”, dijo Wayne McGrath.

La reunión de este año es la más grande de la historia. El hospedaje se reserva con meses de antelación y los participantes se quejan de que llevarían más perros si la mayoría de las posadas y los sitios para acampar no los limitaran a dos canes. Mi hijo y yo nos quedamos en el Westward Bed and Breakfast en Cannich, una perfecta cabaña rústica de piedra con desayunos tradicionales escoceses, muy cerca de la reserva natural de Glen Affric. Curiosamente, no había golden retrievers en la posada. Eso se debe a que Rass, el perro residente, que es un cruce con terrier, “los odia”, explicó Alistair Mann, de 57 años, nuestro anfitrión.

¿Qué haces después de llegar aquí? Hay demostraciones de perros de caza y un certamen canino. Hay una clase de “Cómo comportarse en la pista de un espectáculo”. Para los humanos, hubo una competencia de lanzamiento de haggis (el plato típico escocés). El momento cúspide del viaje para muchos perros y dueños es posar frente a la estatua de bronce del golden retriever en el pueblo cercano de Tomich. Pamela Burns, de 55 años, se veía como alguien que había cumplido un sueño de vida cuando posó allí con sus perros, Captain, Bear y Gabby.

También había muchas muchas opiniones. Susan Goodwin, de 74 años, una criadora y jueza de renombre internacional originaria de Durham, Inglaterra, estaba abiertamente preocupada por la última moda de colas que se enroscaban hacia arriba, un sobrepeso que se veía adorable, pero que no era del todo saludable, y las piernas cortas. Goodwin se cuestionó: “¿Cómo digo esto con delicadeza? No quieres que tu perro se vea como una mesa de café. Los perros que parecen mesas de café no son buenos para el campo”.

Muchos de los asistentes son criadores, pero algunos solo son propietarios de animales de compañía o fanáticos incondicionales de los golden retrievers. Un hombre, que es detective de policía jubilado en Londres cuyo último golden retriever acababa de morir, explicó: “Soy un adicto y aquí es donde vengo por mi dosis”.

No es difícil de entender. Nosotros vinimos porque yo extrañaba a mi difunto y maravilloso golden retriever, Monty, que siempre tenía tres pelotas en la boca.

Muchos vienen simplemente para estar en la fotografía, el retrato con todos los perros reunidos frente a las ruinas de la casa. Este año, dos estadounidenses que no pudieron volar con sus perros trajeron en su lugar figuras de cartón de tamaño natural. Las colocaron al centro y en primera fila. “Tuve que decirles que no, que no podían registrarse en el conteo y que si querían que sus perros aparecieran, al menos los pusieran en medio de la manada”, dijo Kipps, la fotógrafa.

A pesar de la enorme popularidad de la raza, un golden retriever nunca ha ganado el premio al mejor perro en las competencias de Westminster ni Crufts (la exposición canina más grande y prestigiosa del Reino Unido). “Es cierto, los golden retrievers no son glamurosos”, dijo Carol Henry, de 65 años, secretaria del Club de Golden Retrievers de Escocia y la principal organizadora del evento en Guisachan, junto con su esposo, Tom Gorrian, de 68 años.

No obstante, está claro que la elegancia no es lo que importa (y, si somos honestos, tampoco la inteligencia). Los ojos son lo que importa. La eterna positividad es lo que importa. Los mechones de pelo alrededor de la casa y la alegría de verlos con algo, cualquier cosa, en la boca es lo que importa.

Llevé un sobre con las cenizas de Monty conmigo a la reunión y, cuando nadie me miraba, las esparcí por los terrenos de Guisachan House. Sospecho que no está solo en ese lugar.


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