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¿El mejor regalo en una boda asiática? Dinero en efectivo

Cuando recibí la invitación para la boda de mis amigos Jiyeon Kim y Olof Norlander este año, sabía a la perfección dónde conseguiría su regalo de bodas: en el banco.

Ellos ya se habían casado en Uppsala, Suecia, donde viven, pero el padre de Kim quería que los recién casados celebraran una segunda ceremonia en Changwon, Corea del Sur, donde él había pasado años asistiendo a las bodas de los hijos de sus amigos y compañeros de trabajo.

Como es la tradición, él les regalaba a los novios sobres con dinero en efectivo, lo que en coreano se conoce como chug-ui-geum, o dinero de felicitaciones. Tener una boda en Corea del Sur no solo le permitiría compartir un acontecimiento de alegría con su familia y amigos, sino también recuperar el costo del evento con regalos en efectivo como una compensación por parte de los asistentes.

“No podemos negar que el excedente en efectivo fue uno de los buenos resultados de la boda”, comentó Kim, de 32 años, quien celebró su segunda ceremonia en mayo.

En esta época del año, las bodas están en su apogeo y, en Asia, desde hace mucho tiempo existe la costumbre de agasajar a los contrayentes con dinero en efectivo en vez de los regalos que aparecen en una lista. En Corea del Sur, los invitados le dan sus sobres con dinero a algún amigo o miembro de la familia designado al llegar a la recepción. A cambio, reciben un vale de comida que les da derecho a entrar al banquete de bodas y la suma que dan se registra con discreción en una lista. Los invitados que no pueden asistir tienen la opción de transferir dinero al número de cuenta bancaria de los recién casados que está en la invitación.

Aunque en Estados Unidos se ha vuelto cada vez más común que las parejas pidan dinero cuando se casan, sigue siendo poco frecuente que los contrayentes estadounidenses solo incluyan dinero en su lista de regalos, señaló Emily Forrest, directora de comunicaciones en Zola, un sitio web que se encarga de gestionar las listas de regalos.

Nobu Nakaguchi, cofundador de Zola, comentó que observó diferencias culturales en los regalos cuando se casó en 2005. Nakaguchi tuvo una boda por la Iglesia católica romana en Estados Unidos y una boda budista en Japón. Según él, fue una experiencia alucinante recibir dinero en efectivo en su boda en Japón porque muchos estadounidenses creen que regalar dinero no es algo bien visto.

“Si vamos a un país asiático, como Japón o Corea, lo normal es que el regalo sea dinero en efectivo”, comentó Nakaguchi, de 48 años. “No creo que en Estados Unidos estemos totalmente listos para eso”.

Pese a las costumbres arraigadas de regalar dinero, en muchos países asiáticos se consideraba un tabú cultural hablar de las expectativas sobre el dinero, afirmó Lee Eun-hee, profesora de Ciencias del Consumo en la Universidad de Inha, en Corea del Sur.

“Aunque se esperan y se anhelan los regalos en efectivo, nuestra cultura nos prohíbe especificar lo que queremos”, comentó ella al señalar que por eso las normas de etiqueta dictan que el dinero se ponga en sobres.

Esta dicotomía ha originado un diálogo enriquecedor en torno a las normas de etiqueta para regalar dinero en las bodas asiáticas. ¿Un regalo debe ser equivalente al costo de la comida del banquete? ¿Cómo se le pone un valor numérico a la amistad? A continuación, algunas reglas no escritas sobre cómo funcionan los regalos de dinero en las bodas asiáticas.

Mengqi Wang, una profesora adjunta de Antropología en la Universidad Duke Kunshan que tuvo dos bodas en China, calificó ambas experiencias como grandes ocasiones que no tenían la intención de demostrar algo sobre ella ni de la relación con su esposo. En gran parte, Wang sintió la obligación de tener estas ceremonias porque sabía que eran rituales importantes para sus padres.

“Nosotros no nos quedamos con el dinero”, comentó acerca de los regalos en efectivo que, a fin de cuentas, fueron para sus progenitores. “Ni siquiera sé cuánto dinero recibieron mis padres”.

Aunque las bodas en Asia cada vez son menos tradicionales, los padres tienen una participación fundamental en los preparativos del evento y en la toma de decisiones financieras porque casi siempre son ellos los que lo pagan. Es común que los padres decidan la cantidad del dinero de felicitaciones que conservan los recién casados.

Esta es la razón por la que, en una boda coreana, al padre se le llama “hon-ju”, o dueño de la boda. Muchas parejas coreanas idean con sus padres un sistema en el cual ellos conservan una parte específica del dinero. No obstante, cuando el dinero puede ser un motivo de discordia, algunas novias designan a un “gabang-sooni”, o persona encargada de la bolsa, para que reúna el dinero en privado y no en la recepción.

El dinero de regalo nunca debe ser visto. Para evitar esto, muchas culturas asiáticas tienen sobres especiales para la ocasión. En Corea del Sur, solo se deben presentar billetes nuevos y nítidos, apilados de frente, en un sobre blanco con el nombre del donante escrito verticalmente.

En Japón, el “shugi-bukuro”, o sobre para el dinero de felicitaciones, se hacía tradicionalmente a mano en rojo y blanco, pero ahora se puede comprar en una variedad de colores. En muchas culturas chinas, el sobre más asociado con el Año Nuevo Lunar, el “hong-bao”, es famoso por su color rojo. Dado que el dinero se da para varias ocasiones, incluidos los funerales, los asistentes asiáticos a la boda deben asegurarse de que se entregue el sobre correcto.

Ahora también se acepta el envío de dinero por medio de una transferencia bancaria o electrónicamente a través de sobres digitales en aplicaciones de mensajería como WeChat y KakaoTalk.

Kim, quien ha asistido a bodas en Europa y Asia, mencionó que le costaba mucho más trabajo decidir con cuánto contribuir en una boda en Suecia puesto que ahí las costumbres son diferentes.

Aunque en todas partes el regalo depende de nuestra relación y de la situación social, en Asia casi siempre existe una fórmula socialmente aceptada para dar regalos que toma en consideración una variedad de factores, entre ellos las creencias sobre los números de la suerte y el poder en las relaciones.

En Japón, donde el “goshugi” (o sobre de dinero) promedio que se da en un acontecimiento de buen augurio, va desde 30.000 yenes (211 dólares) hasta 50.000 yenes (350 dólares), por lo general se entiende que un adulto muy joven o un estudiante universitario debería contribuir con 10.000 yenes (70 dólares), mientras que los superiores en el lugar de trabajo y los familiares de mayor edad deben tener como objetivo llegar al monto superior de ese rango o más.

La recomendación general de los blogs coreanos y de los informes de la sociedad es que nos planteemos estas preguntas para entender lo que supone una relación cercana: ¿La persona que te invita es un compañero de trabajo? ¿Nada más recibiste la invitación en tu teléfono? ¿Tu madre sabe el nombre de esa persona? ¿La respuesta de tu madre al escuchar el nombre de la persona sería: “Ah, sí, la hija de fulanita”? Cualquier respuesta que indique cercanía serviría para saber la cantidad adecuada que, por lo general, daría como resultado un pago de 50.000 wons (39 dólares) a 100.000 wons (77 dólares), según una encuesta de solteros surcoreanos realizada en 2022.

Wang, profesora de antropología, dijo que el dinero que se entrega en las bodas también se usa para establecer un vínculo más fuerte, o “guanxi”.

“La boda es una de esas ocasiones en las que puedes darle un regalo a alguien”, dijo. “Sin una ocasión especial, parecería fuera de contexto. Dar un regalo, uno bueno, también es una forma de consolidar las relaciones”.

No es solo un intercambio monetario, sino un intercambio de crédito y deuda, agregó.

Como tal, el sistema de entrega de obsequios de bodas ha sido abusado por personas en el poder, y los gobiernos de Asia incluso han tratado de regular los obsequios para evitar el soborno y la corrupción. En Corea del Sur, se implementó una ley anticorrupción, la Ley Kim Young-ran, que limita la cantidad que se puede dar a los servidores públicos en varias ocasiones, limitando los obsequios en efectivo a 100.000 wones en las bodas. Pero su cumplimiento ha sido difícil porque una entidad separada tendría que auditar cada obsequio presentado en las ceremonias.

Además de la posición social y la proximidad, la sabiduría convencional en Asia dice que se debe tener en cuenta el costo de la comida del banquete. Esta idea está tan extendida en Singapur que decenas de sitios web establecen cuánto cuesta una mesa en la mayoría de los principales hoteles del país.

Michelle Tay, editora de Singapore Brides, dice que si bien alienta a los lectores a pagar tanto ang bao (la expresión en dialecto hokkien para sobre rojo) como puedan, a muchas personas les gusta tener un cálculo aproximado de cuánto están pagando los demás mirando primero los precios indicados en el lugar.

“Cada medio año más o menos, los lugares ajustarán los precios de sus banquetes según el aumento de los costos”, dijo Tay. “Esto indirectamente hace que las personas se sientan presionadas a pagar más cuando consultan las guías de ang bao que se actualizan con las nuevas tarifas”.

Lee, la profesora de ciencias del consumidor, a menudo es contactada por las organizaciones de medios coreanas para que ofrezca sus recomendaciones sobre cuánto pagar en una boda. Ella dijo que su regla general siempre fue: “Busca el lugar donde la pareja se casará. Mira cuánto cuesta una comida allí. Y si no cubrirás el precio de tu plato, es mejor no ir y enviarles una transferencia electrónica de 50.000 wones”.

Como muchas culturas asiáticas tienen supersticiones en torno al dinero, tal vez sería sensato consultar qué números se consideran de la suerte en la boda en cuestión. En Corea del Sur, el número cuatro se considera de mala suerte por su parecido con el símbolo que se usa para representar la muerte. En Japón, hay que tener cuidado con cualquier suma de dinero divisible entre dos porque se puede separar con facilidad. En China, se prefieren los valores que terminan en ocho por su asociación con la riqueza y la prosperidad.

Wang comentó que el principio de su madre siempre fue: “Debes recordar qué tanto te dio esa persona para corresponderle, pero nunca la cantidad de igual valor. No debe parecer una transacción comercial. Haz una retribución en la que añadas un poco más para indicar que quieres seguir teniendo una relación con esa persona”.

El consejo de su madre también llevaba una advertencia: “Si aportas mucho más, esto puede parecer arrogancia”.

Cuando no está segura de cuánto aportar en China, Wang llama a sus amigos para comparar puntos de vista.

“Si viviéramos en una comunidad muy cerrada, todos sabrían su posición y sabrían cuánto aportar, pero la realidad es que siempre estamos en movimiento”, explicó. Eso se aplica tanto al momento en que alguien trata de ponerle una cifra al regalo de bodas, cuando se expresan las condolencias en un funeral (que en muchos países asiáticos también implica hacer un regalo en efectivo) o al elegir el regalo para una fiesta por la llegada de un bebé.

En ciertos sentidos, “no es diferente de lo que ocurre en Estados Unidos”, comentó Nakaguchi. La gente recuerda lo que los invitados gastaron en su boda e intentan corresponder de igual manera o mejor.


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