“Llevo 24 años diseñando lugares de trabajo”, comentó el arquitecto Arjun Kaicker. “Y he visto más cambios en los últimos 24 meses que en toda mi carrera”.
Kaicker codirige Zaha Hadid Analytics + Insights, o ZHAI, un equipo de cinco personas que utiliza datos e inteligencia artificial (IA) para diseñar lugares de trabajo. El equipo forma parte de Zaha Hadid Architects, la empresa fundada por la influyente arquitecta Zaha Hadid en Londres, en 1979.
“La pandemia ha impulsado la innovación en los lugares de trabajo”, afirmó Kaicker en una reciente entrevista remota desde Atlanta.
Antes, “la mayoría de los edificios de oficinas tenían un escritorio de talla única para todos y el mismo entorno a su alrededor, todo era igual”, señaló.
Ahora que han regresado a sus escritorios, “la gente pide más opciones, más personalización y más movilidad”.
Para enfrentar el cambiante panorama laboral, la empresa ha recurrido a la IA para ayudar a sus arquitectos en el proceso del diseño de mejores edificios de oficinas y espacios que se adapten a las necesidades individuales de los trabajadores.
Aunque muchos estudios de arquitectura de todo el mundo usan datos digitales de esta manera —como Foster + Partners, también con sede en Londres, y las firmas estadounidenses HOK y NBBJ—, Zaha Hadid Architects es uno de los pocos que cuenta con un equipo interno especializado.
Históricamente, las oficinas se han diseñado con base en organigramas para “ver quién rinde cuentas a quién y qué departamentos necesitan estar uno al lado del otro”, y en estudios de observación o cuestionarios al personal, afirmó Jeremy Myerson, coautor de Unworking: The Reinvention of the Modern Office, en una entrevista telefónica.
En la actualidad, como el personal suele trabajar tanto en casa como en la oficina, “las empresas no pueden permitirse tener espacios infrautilizados durante la semana”, explicó. Muchas empresas utilizan algoritmos e inteligencia artificial “para tener una lectura mucho más dinámica y en tiempo real de lo que ocurre en el espacio”.
Los sensores hacen un seguimiento de las personas y las condiciones ambientales: temperatura, calidad del aire, niveles de ruido, humedad, niveles de dióxido de carbono y luz diurna. Los arquitectos y diseñadores de espacios de trabajo cruzan esos datos para hacerse una mejor idea de las necesidades reales.
Y ponen los datos en práctica: reubican cafeterías y despensas en rincones más populares, reorganizan el mobiliario y las mesas, rediseñan la iluminación, sientan a la gente en mesas más adecuadas para su trabajo y utilizan las particiones de forma más inteligente.
¿Por qué no es más común que el diseño de lugares de trabajo sea un departamento interno de los estudios de arquitectura? Porque las empresas “piensan en eso como algo comercial y corporativo”, dijo Patrik Schumacher, que sucedió a Hadid como director de la empresa. (Hadid falleció en 2016). Prefieren diseñar museos y viviendas, cuando en realidad las oficinas son los lugares “donde se generan la riqueza y la prosperidad”, afirmó.
Desde que ZHAI, que el arquitecto Ulrich Blum dirige junto con Kaicker, se creó en diciembre de 2015, ha trabajado en más de cien proyectos de construcción, de los cuales al menos el 60 por ciento han sido oficinas.
En la sede de la empresa en Londres, Blum explicó que, a diferencia de los autos y los dispositivos electrónicos, un edificio del siglo XXI no es tan sensible y avanzado como podría ser.
Aunque los edificios suelen tener sistemas de aire acondicionado, iluminación y seguridad de última generación, “hacer que todos esos sistemas se comuniquen sin problemas sigue siendo un reto”, aclaró Blum. ZHAI pretende cambiar esa situación con una serie de nuevas herramientas y tecnologías.
Mientras hablaba, los planos de las oficinas generados por inteligencia artificial parpadeaban en una gran pantalla frente a él, con puntos verdes y rojos que representaban las posiciones más y menos deseables de los escritorios.
Blum aseguró que ZHAI contaba con una herramienta informática que, en 27 horas, podía generar 100.000 diseños para el interior de un edificio; un arquitecto tendría que producir 40 dibujos al día durante una década para ofrecer tantas opciones. Abrió un montón de diagramas para el fluido y futurista Infinitus Plaza de Cantón, China, diseñado por la empresa. La IA se utilizó para proponer opciones de colocación de partes del núcleo del edificio, como tuberías, escaleras y huecos de ascensor.
La privacidad es una preocupación importante cuando se trata del diseño de lugares de trabajo asistido por IA. Si las empresas pueden ver quién hace qué, dónde y cuándo con todo detalle, podrían violar la privacidad de los empleados y utilizar los datos en su contra.
Aunque los datos se recopilan y recogen de forma anónima, a algunos les preocupa que “haya un supervisor dentro de tu máquina”, comentó Myerson, señalando que la gente se ha mostrado reacia a que recopilen sus datos, incluso cuando están relacionados con la experiencia colectiva en las oficinas.
Myerson dio un ejemplo: en enero de 2016, The Daily Telegraph de Londres instaló monitores de escritorio que contenían sensores de calor y movimiento debajo de la mesa de cada empleado para mejorar la eficiencia energética de la oficina, pero fueron retirados de inmediato tras quejas referentes a la privacidad por parte del Sindicato Nacional de Periodistas, el principal sindicato de periodistas del Reino Unido.
Schumacher señaló la necesidad de salvaguardas en cualquier sistema de seguimiento. “Las empresas tienen que ser responsables”, dijo. “Debemos estar seguros de que cuando estos sistemas se utilicen en los despachos para sacar conclusiones y mejorar cosas, no sean una especie de sistema de control extraño con el que estemos rastreando a los individuos para penalizarlos”.
Farah Nayeri escribe sobre arte y cultura en Europa. Es autora de Takedown: Art and Power in the Digital Age.