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La maldición de tener 35 años en China: desempleo, soltería y más

Cuando Sean Liang cumplió 30 años, comenzó a pensar en la Maldición de los 35, la creencia extendida en China de que los trabajadores de las oficinas como él enfrentan una inseguridad laboral inevitable después de llegar a esa edad. Ante los ojos de los empleadores, según la maldición, esos trabajadores son más caros que los recién graduados y no están tan dispuestos a trabajar tiempo extra.

Liang, ahora de 38 años, es un profesional de soporte tecnológico convertido en entrenador personal. Ha estado desempleado durante gran parte de los últimos tres años, en parte debido a la pandemia y la mala situación de la economía. Sin embargo, cree que la razón principal es su edad. Liang es demasiado viejo para muchos empleadores, incluyendo al gobierno chino, que limita la edad de contratación para la mayoría de los cargos de servidor público hasta los 35 años. Si la Maldición de los 35 es una leyenda, es una que está respaldada por algunos hechos.

En una entrevista, Liang comentó: “Me ejercito, así que me veo muy joven para mi edad. Pero, ante los ojos de la sociedad, las personas como yo somos obsoletas”.

El rebote económico pospandemia de China ha llegado a un punto muerto y la Maldición de los 35 se ha convertido en un debate popular en el internet chino. No queda claro cómo empezó ese fenómeno y es difícil determinar cuánta verdad hay en eso. Sin embargo, no hay duda de que el mercado laboral está debilitado y de que la discriminación etaria, que no es ilegal en China, prevalece. Esas son dos desventajas para los trabajadores mayores de 35 años que están tomando decisiones sobre carrera, matrimonio e hijos.

Una publicación en línea que se hizo viral decía: “Demasiado viejo para trabajar a los 35 años y demasiado joven para jubilarse a los 60” (lo que significa que las personas en la mejor edad para trabajar carecen de posibilidades y las de mayor edad podrían tener que seguir trabajando porque el gobierno considera elevar la edad de jubilación). La publicación continúa: “Olvídate de ser propietario de una vivienda, del matrimonio, de ser padre, de tener un auto, del tráfico y las drogas y serás dueño de felicidad, libertad y tiempo”.

Desde entonces, Liang regresó a Cantón, su población natal en el sur de China, porque no podía pagar su renta de menos de 100 dólares al mes. No está casado; tampoco lo están tres de sus primos, todos de una edad cercana a la de él. Señaló que solo las personas con trabajos estables, como los empleados de gobierno y los maestros, podrían tener el dinero suficiente para empezar una familia.

La creciente competencia en el mercado laboral es una razón por la cual los jóvenes chinos están postergando el matrimonio, indicó un funcionario de la Comisión Nacional de Salud, organismo que supervisa las políticas demográficas, cuando se le citó en un medio informativo chino el año pasado.

Es difícil confiar en los datos de empleo del gobierno chino, que cuenta a cualquiera que trabaje una hora a la semana. Ese requisito mínimo ha mantenido la tasa urbana de desempleo en un poco más del cinco por ciento durante gran parte de este año, mejor que en 2019.

Los números del mundo corporativo relatan una historia diferente. En los tres primeros meses de este año, Alibaba, Tencent y Baidu, que se encuentran entre las mayores compañías de internet del país y los empleadores que pagan los sueldos más altos, contrataron 9 por ciento menos trabajadores que durante el auge de contrataciones en la pandemia, según sus informes financieros. En 2022, algunos de los desarrolladores de bienes raíces más grandes de China recortaron su personal en un 30, 50 o incluso 70 por ciento.

En un artículo que se volvió muy popular, Wang Mingyuan, un economista en Pekín, escribió: “Los próximos años serán los más desafiantes para el empleo desde la reforma y la apertura” a finales de la década de 1970. Precisó que alrededor de 50 millones de personas cuya edad oscila entre los 16 y los 40 años podrían estar sin empleo para 2028. Y agregó: “Eso podría desencadenar una serie de crisis más profundas”.

En 2022, el número de registros de matrimonios cayó un 10,5 por ciento en comparación con el año anterior, hasta la cifra más baja desde que China comenzó a divulgar los datos en 1986. La tasa de nacimientos en el país descendió hasta un punto bajo el año pasado y su población disminuyó por primera vez desde 1961, cuando finalizó la gran hambruna.

La discriminación etaria afecta a todos los trabajadores de mayor edad, pero las personas en sus 30 y tantos podrían sentirla de manera más aguda porque la experimentan por primera vez.

Flynn Fan empezó a temer los 35 cuando tenía 30 años. Sabía que dentro de unos años no le darían trabajo, pero hasta ese momento su problema era el exceso de trabajo.

En su última empresa, dijo, la mayoría de sus compañeros eran solteros, como él, o casados sin hijos. Sus turnos de horas extra estaban fuera de control. Durante tres meses de 2021, según Fan, lo más temprano que salía del trabajo era a las 11:00 p. m. Empezó a tomar ansiolíticos.

A fines del año pasado fue despedido, junto con la mayoría de sus compañeros, de una empresa de inteligencia artificial de Shanghái.

En los últimos seis meses ha enviado su currículum a más de 300 empresas y ha conseguido 10 entrevistas sin ninguna oferta. Ahora busca trabajos que paguen entre un 20 o 30 por ciento menos. También ha empezado a buscar en otras ciudades cercanas a Shanghái.

A sus 35 años, se siente joven. Pero para la sociedad, dice, los 35 son como una “plaga”.

Cici Zhang tiene 32 años y los posibles empleadores ya le han dicho que es muy vieja. Mostró una captura de pantalla de una vacante de empleo en una compañía que vende productos de maternidad, con un límite de edad por debajo de los 32 años. Uno de sus exsupervisores le mencionó que podía remplazarla con un joven graduado tras tres meses de entrenamiento.

Zhang afirmó que a las compañías chinas les gusta perseguir la tendencia más popular en vez de perfeccionar lo que ya tienen. Así que la experiencia y la pericia no son las cualidades que más valoran.

Como mujer, Zhang enfrenta niveles adicionales de discriminación. Desde que tenía 25 años, ha evitado preguntas de parte de empleadores sobre cuándo planeaba tener hijos. Cuando respondió que ella y su esposo no tenían planeado tenerlos, le preguntaban qué pensaban sus padres sobre su decisión.

Tras ser despedida en septiembre, Zhang, una profesional de la mercadotecnia, envió mensajes a más de 3000 compañías, mandó su currículo a más de 300 y obtuvo menos de 10 entrevistas. El mes pasado, al fin, recibió una oferta de trabajo de una empresa pequeña.

Aceptó el empleo, sin sentir emoción o alegría al respecto.

“Solía tener expectativas. Deseaba ascensos, aumentos salariales y una vida mejor”, dijo. “Ahora, no tengo ninguna. Solo quiero sobrevivir”.

Zhang y su esposo sienten que no pueden permitirse tener hijos. Tienen una hipoteca y a duras penas les alcanzaba cuando ella estaba desempleada, mientras les preocupaba que él también pudiera perder su trabajo.

Sus ansiedades les hacen cuestionarse si siquiera es justo tener hijos. Zhang citó un dicho popular en internet: “Si el nacimiento de un niño está destinado a heredar el trabajo, el pánico y la pobreza de uno, no dar a luz también es una forma de bondad”.

Liang, el profesional de la tecnología de 38 años, dijo algo parecido. Le encantan los niños, pero no cree que pueda darles una buena vida. Como muchos chinos que crecieron en el campo, fue criado por sus abuelos mientras sus padres trabajaban en las ciudades. No le gustaría que sus hijos tuvieran esa vida.

Además, primero tiene que encontrar trabajo. Incluso antes de la pandemia, en una entrevista le preguntaron por qué solicitaba un puesto de apoyo técnico a su edad. Me enseñó las listas de empleo del gobierno provincial de su localidad: el requisito de edad para todos los puestos era de 18 a 35 años.

Cuando comenté que tener 35 debía pesar como una montaña, Liang respondió: “Es el precipicio”.

Li Yuan escribe la columna El Nuevo Nuevo Mundo, la cual se enfoca en la intersección de la tecnología, los negocios y la política en China y en toda Asia.


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