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Una marca de agua y un ‘sentido arácnido’ revelan un falso tesoro de Galileo

Pablo Alvarez, curador del Centro de Investigación de Colecciones Especiales de la biblioteca, recuerda el mal presentimiento que tuvo cuando vio el nombre de Wilding en el correo electrónico, conociendo su reputación de desenmascarar falsificaciones. Buscó el documento del almacén y fotografió su marca de agua, un círculo con un trébol de tres hojas y el monograma “AS/BMO”.

La información sobre la procedencia hizo saltar las alarmas: el catálogo de la subasta decía que había sido autentificado por el cardenal Pietro Maffi, arzobispo de Pisa fallecido en 1931, que lo había comparado con dos documentos autógrafos de Galileo de su colección. Esos documentos, descubrió Wilding, se los había dado Tobia Nicotra, un conocido falsificador del siglo XX en Milán.

“Apenas oí la palabra ‘Nicotra’, me dio el pequeño ‘sentido arácnido’”, dijo Wilding.

Alvarez llevó el documento al laboratorio de conservación de Michigan, donde Amy Crist, conservadora de libros y papel de la biblioteca, comprobó que la tinta y el papel eran coherentes con la época, lo que dio a Alvarez un atisbo de esperanza de que fuera auténtico.

La búsqueda del monograma por parte de Wilding permitió encontrar otro documento de Galileo en la Morgan Library & Museum de Nueva York, que tenía una marca de agua ligeramente diferente con el mismo monograma. Ese documento, una carta de 1607 dirigida a un destinatario desconocido, coincidía casi exactamente con una carta que Wilding descubrió en los archivos italianos, lo que despertó las sospechas de Wilding. También se puso en contacto con ellos para transmitirles sus preocupaciones.

A principios de junio, Wilding había determinado que “BMO” se utilizaba como abreviatura de la ciudad italiana de Bérgamo, y encontró una obra de referencia titulada The Ancient Paper-Mills of the Former Austro-Hungarian Empire and Their Watermarks con información sobre el papel de la ciudad. Resultó que tanto Michigan como la Morgan tenían ejemplares. Wilding se puso en contacto con Alvarez y con Philip S. Palmer, curador jefe del departamento de manuscritos literarios e históricos de la Biblioteca Morgan, y les dijo que la respuesta estaba allí.

Alvarez se apresuró a examinar el libro y descubrió la marca de agua de la carta de la Morgan, que coincidía con documentos del libro de referencia que databan de 1790. Alvarez no pudo encontrar el tipo exacto de marca de agua encontrada en el manuscrito de Michigan, pero ningún otro documento con una marca de agua “AS/BMO” aparecía antes de alrededor de 1770, lo que hacía muy improbable que Galileo pudiera haber utilizado el papel más de 150 años antes.

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