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Kali Uchis y su Luna roja en Venus

En el escenario principal de Coachella, las estrellas suelen invitar a otros artistas para hacer gala de sus inspiraciones y contactos. En los primeros minutos de su actuación en el festival el domingo 16 de abril, la cantautora colombianaestadounidense Kali Uchis hizo alarde de tres rápidos cameos: Don Toliver, Omar Apollo y Tyler, the Creator.

Esos duetos —y un repertorio bilingüe que incluyó sus éxitos, algunos clásicos del reguetón y una canción inédita de su próximo álbum— fueron una muestra de las afinidades musicales y personales de Uchis: el R&B, el pop, el hiphop, la música dance y las raíces latinas. (Toliver, rapero texano con discos de platino, además es su novio).

“Soy muchas cosas diferentes”, dijo Uchis, de 28 años, en una entrevista en video unos días antes del espectáculo. “Para ser comercializable a gran escala, tienes que diluirte como persona, como artista, porque eso es lo que las masas pueden entender. Pero para mí siempre ha sido importante ser yo misma, mantener mi alma intacta en la medida de lo posible”, agregó. “En esta industria hay muchas maneras de perderse como persona. Pero creo que es importante que no intentes comprometer lo que tienes como artista”.

Uchis acababa de regresar de actuar en los festivales de Lollapalooza en Sudamérica y estaba ensayando para Coachella y su propia gira como solista, la cual comenzó el 25 de abril en Austin, Texas. “Me gusta que un espectáculo parezca mágico”, comentó, “que la gente se sienta como en otro lugar, o que cuestione un poco la realidad”.

Hablando desde Los Ángeles durante un descanso de un ensayo coreográfico, se le notaba el cansancio. Uchis se desplomó en un sofá de cuero en un camerino, envuelta en una frazada blanca de felpa, y al principio se mostró vacilante. Fuera del escenario, desaliñada y relajada, su estampa era muy distinta a la de su presencia bailarina y deslumbrante sobre el escenario o en los sensuales y reveladores videos musicales que dirige para sus canciones. “No voy a tener este cuerpo para siempre, ¿sabes?”, reconoció.

Uchis se describe a sí misma como una persona “introvertida” que disfruta estar a solas. Pero soledad no significa ociosidad. Todos los días escribe letras para canciones, y señala: “No hay botón de apagado. No se siente como un trabajo”. A menudo se le ocurren palabras y melodías mientras se baña, y las graba en su teléfono como notas de voz. Cuando las comparte con sus productores, con frecuencia alcanzan a oír el agua de la regadera.

Su tercer álbum de estudio, Red Moon in Venus, lanzado en marzo, está repleto de canciones etéreas de R&B que se deleitan en el placer y el deseo, pero que también exploran lo que pasa cuando las cosas van mal. “I Wish You Roses”, que ha sido reproducida más de 50 millones de veces tan solo en Spotify, es una inusual canción sobre una ruptura amorosa que no guarda rencor: “Todo el amor que te di es tuyo para siempre”, canta, en inglés.

Uchis ya grabó su cuarto álbum, con canciones en español y, como sugirió su estreno en Coachella, ritmos latinos; la nueva canción es un bolero lloroso con sabor añejo. Uchis tiene previsto comenzar a lanzar los nuevos temas en español este verano.

Con sus discos, Uchis ha alternado de forma deliberada entre letras en inglés y español. Su primer álbum completo, Isolation, de 2018, estaba impregnado de R&B tocado a mano; su segundo, Sin miedo (del amor y otros demonios) de 2020, estuvo repleto de electrónica abstracta y ecos de ritmos latinos. Uchis trabajó en Red Moon in Venus y en el próximo álbum en español al mismo tiempo. “Es como tener dos libros de recuerdos separados”, dijo.

Cantar en ambos idiomas —y ocasionalmente superponerlos dentro de canciones y discos— abre su música a una audiencia internacional más amplia. Pero también refleja su infancia bilingüe e intercultural.

Omar Apollo, que ha cantado a dúo con Uchis, nació, como ella, en Estados Unidos y tiene padres inmigrantes. En el caso de Apollo, sus padres son mexicoestadounidenses. “Hay muchísimos latinos bilingües de primera generación en Estados Unidos que hablan como nosotros y tienen los mismos orígenes”, afirmó en una entrevista telefónica. “Es otra subcultura de latinos, y creo que mucha gente se siente identificada”.

Pero lo que lo llevó a su amistad y colaboraciones con Uchis, explicó Apollo, fue simplemente escuchar el sonido de su voz en sus primeras grabaciones, las cuales subió a SoundCloud a mediados de la década de 2010. “Su tono es hermoso y fascinante”, dijo. “Tiene una canción que se llama “Melting”, y suena a como si te estuvieras derritiendo”.

Uchis nació como Karly-Marina Loaiza en Virginia. Es la menor de cinco hermanos. Kali Uchis era un apodo de la infancia. Pasó sus primeros años en Pereira, la ciudad natal de sus padres en Colombia; la familia regresó a Virginia cuando ella estaba en primaria. Su veta artística surgió a medida que se fue acercando a la adolescencia. Tocaba el saxofón en la banda de jazz de la escuela y el piano en su casa, experiencia que se manifiesta en su fraseo y su sentido de la armonía. Le interesaba la poesía, la fotografía y el cine, y escuchaba tanta música como podía.

“Cuando era niña, me la pasaba buscando música del pasado y del presente, de todas partes del mundo”, contó. “Nunca me gustó mucho la música que ponían en la radio o los artistas pop o la música pop. Mi objetivo principal como amante de la música era encontrar tantas cosas desconocidas como pudiera encontrar, y cosas del pasado. Cuando era niña, nadie escuchaba música vieja”.

Mientras tanto, mantenía ocultas sus propias canciones. “Era muy tímida”, explicó. “No cantaba en voz alta. Vivía en una casa llena de gente y no tenía espacio para cantar en voz alta”.

Cuando Uchis tenía 17 años, su padre la echó de la casa por no llegar a las horas impuestas y no ir a la escuela, por lo que pasó meses viviendo en su auto antes de regresar a casa. Usó su computadora portátil y samples para grabar un mixtape llamado Drunken Babble, el cual subió al sitio DatPiff en 2012, poco después de graduarse de la secundaria.

Un video que hizo para una canción, “What They Say”, llamó la atención de Snoop Dogg, y ambos lanzaron una colaboración, “On Edge”, en 2014. En busca de oportunidades como directora de videos o artista, Uchis se mudó a Los Ángeles.

Sus compañeros músicos notaron su voz flexible y las canciones tan sinceras que escribía. Su primer EP en 2015, Por vida, contó con Diplo, Kaytranada y Tyler, the Creator como productores. (Uchis ganaría más tarde un Grammy a la mejor grabación dance/electrónica por cantar “10%” junto a Kaytranada).

En lugar de limitar su enfoque, Uchis siguió ampliándolo. Construyó armonías vocales cada vez más complejas. Incorporó más letras en español. Trabajó con más colaboradores, entre ellos Gorillaz, SZA, Juanes, Little Dragon, Daniel Caesar y Jorja Smith. Añadió bailarines a sus espectáculos. Además, amplió su registro vocal alto y bajo cada vez más, llegando incluso recientemente al registro de silbido.

En 2021, Uchis tuvo un éxito internacional con “Telepatía”, una canción bilingüe sobre amantes separados por la distancia, que adquirió mayor resonancia durante la pandemia. Al principio, el sello discográfico dudó de su potencial. “Me dijeron que tenía que cambiar la batería para que quisieran ponerla en la radio”, contó Uchis. “Y yo les dije: ‘No, gracias. Prefiero no estar en la radio que cambiar mi canción’”.

De todos modos, la canción arrasó en TikTok y la pidieron tanto que comenzó a sonar en la radio. Al día de hoy, “Telepatía” ha sido reproducida más de mil millones de veces en Spotify y YouTube.

Las canciones de Red Moon in Venus se regocijan en la cercanía física y emocional, pero también examinan las tensiones y las dinámicas de poder. “Me gusta pensar en mí como alguien muy transparente”, afirmó Uchis. “Cuando se trata de música, puedo hablar con honestidad sobre todos mis sentimientos más profundos. Nunca mentiré sobre nada. Trato de poner todos mis pensamientos más íntimos en mi música”.

En “Worth the Wait”, su dueto con Apolo, Uchis promete placeres carnales, pero solo si hay un compromiso genuino. Cuando Uchis interrumpe el encuentro para cantar en inglés: “Si tu afecto por mí es realmente solo superficial/No quiero terminar con otra familia rota”, marca un momento sorprendente en lo que podría haber sido solo una canción de amor.

“La mayoría de mis fans son chicas y gays”, dijo Uchis con naturalidad. “Siempre trato de ser un modelo a seguir tan positivo como puedo”, agregó. “A cualquiera que me admire, intento simplemente mostrarles que deben ser ellos mismos. Que no deben obligarse a sentir que tienen que hacer lo que otras personas les dicen que hagan. Que deben estar en sus propios caminos y no permitir que nadie intente controlar ese camino. Es importante poder expresar las partes de ti que son humanas”.

Jon Pareles ha sido el crítico principal de música pop del Times desde 1988. Es músico, ha tocado en bandas de rock, grupos de jazz y conjuntos clásicos. Estudió música en la Universidad de Yale. @JonPareles


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