Para los espectadores mayores, tal vez menos acostumbrados a verse a sí mismos de forma tan rotunda como números en las hojas de cálculo de otras personas, la estrategia de un matrimonio filantrópico tan cercano al crecimiento de la audiencia podría parecerles, bueno, asquerosa. Pero los jóvenes fanáticos de Donaldson en su mayoría crecieron en YouTube; algunos, como Jeremiah Howard, han visto sus videos desde que eran preadolescentes. Están íntimamente familiarizados con las estructuras comerciales y de ingresos de la plataforma, tanto porque gran parte del contenido de YouTube se ocupa de estos temas como porque muchos de ellos son a su vez esforzados youtubers aficionados. (Cuando le pregunté a Howard qué iba a hacer con el cheque de 50.000 dólares que le dio Donaldson, me contestó que estaba pensando en usarlo para poner en marcha el canal de YouTube de su familia, FLBOYRHINO). Para las personas en la posición de Howard, adyacentes a los nuevos y vastos motores de riqueza y comercio de internet, pero que solo pueden participar en los márgenes, MrBeast imbuye su rol con un sentido de propósito y ofrece un canal para la redistribución que, como bien ha aprendido Howard, podría no darse de otro modo. Para ellos, Donaldson no luce comprometido desde el punto de vista ético, sino ingenioso.
En mayo, pocos meses después de “1000 personas ciegas ven por primera vez”, Donaldson lanzó un nuevo video llamado “1000 personas sordas escuchan por primera vez”. Si viste “1000 personas ciegas ven por primera vez”, puedes imaginar su secuela —y la imagen miniatura de presentación del video— sin necesidad de verlo. También puedes imaginar la controversia correspondiente: el combate entre los entusiastas fanáticos de MrBeast y los críticos asqueados, para quienes el video es simplista, superficial, repulsivo, demoníaco.
Debo admitir que estoy de acuerdo con algunos de esos críticos, al menos en la medida en la que creo que sería bueno que una persona con la plataforma y los recursos de Donaldson (y un deseo evidente de ayudar a la gente) prestara más atención a los problemas estructurales del sistema de salud estadounidense y sobre las injusticias cotidianas que sufren las personas discapacitadas. Pero también puedo entender cómo este tipo de críticas malinterpretan lo que es el canal MrBeast y cómo funciona. Una vez puesto su volante de inercia en marcha, lo único que Donaldson puede hacer en realidad es mantenerlo girando. Cualquier desviación podría poner en riesgo el móvil perpetuo de su máquina de crecimiento. (Imagina que tienes 12 años: ¿quisieras ver una explicación sobre como el capital privado compra y fusiona consultorios de atención primaria?)
Mientras veía sus videos, en ocasiones me asaltaba la idea de que me alegraba que el talento de Donaldson para generar tráfico de YouTube lo hubiera obtenido una persona fundamentalmente decente y moral en lugar de los reaccionarios crispados y los descontentos que el sitio parece atraer. Pero el estudio de Donaldson sobre el éxito en YouTube probablemente también le mostró que la decencia, la moralidad y la generosidad, debidamente calibradas, pueden ser características extremadamente exitosas en un youtuber, mientras que el resentimiento y la transgresión, según las reglas actuales de la plataforma, solo pueden llevarte hasta cierto punto. Donaldson puede usar YouTube para su propio beneficio, al menos tanto como cualquier otra persona, pero eso también significa que los límites de su proyecto son, en esencia, los límites del propio YouTube.
Tal vez esto funcione para Donaldson, quien parece no estar motivado por un deseo narcisista de fama o fortuna, por un lado, ni por un impulso puramente caritativo por el otro, sino por las mismas compulsiones adolescentes que dan forma a sus videos: ¿Hasta dónde llega esto? ¿Qué tan grande puede llegar a ser esta cosa? ¿Cuántos ceros?
Max Read es un periodista y guionista cuyo trabajo ha aparecido en New York magazine, The New York Times Magazine y Bookforum. Su boletín y guía para el futuro es Read Max.