Acabé teniendo la mejor temporada de natación de mi vida en el equipo femenino, casi sin derrotas. Gané mi primer título individual de la Ivy League en los 50 metros libres, y, en mi primer campeonato de la NCAA, me clasifiqué el quinto en los 100 metros libres y obtuve el reconocimiento honorífico All-America.
Atribuyo mi éxito, en parte, a una decisión difícil pero vital que ya había tomado de cara a mi última temporada universitaria: unirme al equipo masculino. También empecé a levantar pesas con los hombres. Cuanto más tiempo pasaba con los chicos, más me daba cuenta de lo mucho mejor que me sentía en los espacios masculinos.
Ahora estoy en la categoría sénior, y nado con los hombres. Llevo casi 8 meses tomando hormonas; mis marcas son más o menos las mismas que al final de la última temporada. Justo antes del Día de Acción de Gracias, acabamos un torneo contra Ohio State, Notre Dame, Virginia Tech y otras universidades. No fui el más lento en ninguna de mis pruebas, pero no tengo el mismo éxito en el deporte que cuando estaba con el equipo femenino.
En su lugar, intento conectar con mis compañeros de nuevas formas, de animarlos a pleno pulmón, de concentrarme más en la emoción del deporte. La mejor parte es la competición y el reto. Es una forma distinta de realización personal. Y es bastante genial sentirse cómodo en el vestuario cada día.
Creo que, cuando los atletas trans ganan, merecemos la misma celebración que los atletas cis. No estamos haciendo trampas por reivindicar nuestro verdadero yo; no hemos renunciado a nuestra legitimidad. Los deportes de élite siempre son una mezcla de ventaja natural o talento y de compromiso y esfuerzo. Ser un gran atleta depende de muchas cosas más que las hormonas o la altura. Yo nado más rápido de lo que nadarán jamás algunos hombres cis.
He tenido la suerte de recibir mucho apoyo de mis comunidades, y en especial de mis compañeros deportistas trans. Tengo el honor de ser parte de un grupo lo bastante fuerte para resistir todos los ataques injustificados contra nuestra participación y contra nuestra presencia. Vivir en la autenticidad me hace un hombre más fuerte, y un mejor hombre. Que sea trans es una de las cosas menos interesantes sobre mí.
Sentirme en congruencia con mi equipo me ha abierto aún más los ojos de lo poderosas que pueden ser las comunidades deportivas y lo importante que es que todo el mundo tenga la oportunidad de sentir eso.
Iszac Henig es deportista de la categoría sénior de la Universidad de Yale y estudia la carrera de Ciencias de la Tierra y Planetarias. Fue elegido All-America con el equipo de natación femenino en 2022.