Por ejemplo, los investigadores de Hong Kong descubrieron que administrar más cuartas dosis de la vacuna y medicamentos antivirales, además de implementar medidas de distanciamiento social, podría salvar al menos 250.000 vidas durante la reapertura de China. El equipo de Murray también encontró que los mandatos de distanciamiento social podrían ayudar a evitar que los hospitales sufrieran una ola concentrada de pacientes, lo cual reduciría unas 200.000 muertes hasta abril, incluso más si a esas medidas se suma el uso más generalizado de cubrebocas y antivirales.
La percepción que el público chino tenga de la amenaza del brote también será importante para su evolución. Los científicos señalan que incluso si la gente decide empezar a tomar más precauciones durante un breve periodo, esto podría suponer la diferencia entre que los hospitales puedan tratar a sus pacientes más enfermos o que se vean completamente desbordados.
La tasa de vacunación del país es otra variable importante. Mientras que el 90 por ciento de la población ha recibido dos dosis de la vacuna, la tasa de refuerzo es mucho menor entre los chinos de mayor edad. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que con las vacunas chinas que utilizan virus inactivados es fundamental recibir tres dosis.
Según James Trauer, experto en el modelado de enfermedades infecciosas de la Universidad Monash de Melbourne, Australia, la protección extra de las dosis adicionales debe surtir efecto en menos de dos semanas para las personas que ya se vacunaron. Y señaló que el tamaño del país significa que el brote no alcanzará a todo el mundo al mismo tiempo, por lo que algunas regiones tendrán más tiempo para inocular a más personas.
Los científicos están analizando los patrones de transporte para comprender qué tan rápido podría propagarse el brote, pero las estimaciones no son precisas.
Los científicos de Hong Kong, en su estudio reciente, analizaron datos de pasajeros de un conjunto de líneas de metro de Pekín. La información, dijeron, sugería que la movilidad en la ciudad se había reducido a niveles bajos porque las personas se quedaban en casa para protegerse contra el virus.
Pero Yanzhong Huang, miembro principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que había algunos indicios de que, al menos en las grandes ciudades, el tráfico peatonal se estaba acelerando y los restaurantes estaban cada vez más ocupados.