Sinead O’Connor, la frontal cantautora irlandesa muy conocida por su voz potente y evocadora, como quedó demostrado en su mayor éxito que fue la impresionante interpretación de “Nothing Compares 2 U” de Prince, así como por sus controversias políticas dentro y fuera del escenario, ha fallecido. Tenía 56 años.
Su viejo amigo Bob Geldof, músico y activista irlandés, confirmó su muerte, al igual que su familia en un comunicado, según la BBC y RTE, la emisora pública irlandesa.
“Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinead”, dijo el comunicado. “Su familia y amigos están devastados y han solicitado privacidad en este momento tan difícil”. No se proporcionaron más detalles de inmediato.
Reconocible por su cabeza afeitada y sus grandes ojos, que podían parecer afligidos o llenos de ira, O’Connor lanzó 10 álbumes de estudio, comenzando con el éxito alternativo The Lion and the Cobra, en 1987. Luego vendió millones de álbumes en todo el mundo y saltó a la fama con el álbum de 1990, I Do Not Want What I Haven’t Got.
Ese disco, que incluyó “Nothing Compares 2 U”, un éxito número 1 con constante rotación en MTV, ganó un premio Grammy a la mejor interpretación de música alternativa. Sin embargo, O’Connor boicoteó la ceremonia en 1991 debido a lo que calificó como el excesivo mercantilismo del show.
O’Connor rara vez le huyó a la controversia, aunque a menudo eso tuvo consecuencias para su carrera.
En 1990 amenazó con cancelar una actuación en Nueva Jersey si se tocaba el himno nacional de Estados Unidos en la sala de conciertos antes de su aparición, lo que provocó la ira de nada menos que Frank Sinatra. Ese mismo año se retiró de una aparición en Saturday Night Live en protesta por la misoginia que percibía en la comedia de Andrew Dice Clay, quien iba a ser el presentador de ese episodio.
Pero todo eso palideció en comparación con el revuelo causado cuando O’Connor, que participó en Saturday Night Live en 1992 —poco después del lanzamiento de su tercer álbum, Am I Not Your Girl?— culminó su interpretación a capela de “War” de Bob Marley rasgando una foto del papa Juan Pablo II como una postura contra el abuso sexual en la Iglesia Católica Romana. “Lucha contra el verdadero enemigo”, dijo.
De inmediato, ese incidente la convirtió en blanco de críticas y desprecios de los conservadores sociales y otros sectores. Dos semanas después de su presentación en Saturday Night Live, fue duramente abucheada en un concierto tributo a Bob Dylan realizado en el Madison Square Garden (tenía planeado interpretar “I Believe in You” de Dylan, pero volvió a cantar “War” y salió corriendo del escenario antes de terminar).
Durante un tiempo, la hostilidad contra O’Connor fue tan persistente que se convirtió en una especie de meme de la cultura pop. En Saturday Night Live, a principios de 1993, Madonna se burló de la controversia rasgando una foto de Joey Buttafuoco, el mecánico de automóviles de Long Island que aparecía todo el tiempo en los tabloides de ese momento debido a su amorío con una chica de 17 años.
O’Connor pasó de ser una estrella en ascenso, a estancarse. Am I Not Your Girl?, un álbum de versiones de clásicos de jazz y pop como “Why Don’t You Do Right?” y “Bewitched, Bothered and Bewildered”, solo alcanzó el puesto 27 de las listas. Su siguiente disco, Universal Mother (1994), no superó el puesto 36.
El músico británico Tim Burgess, de la banda The Charlatans (conocida en Estados Unidos como The Charlatans UK), escribió este miércoles en Twitter: “Sinead fue la verdadera encarnación de un espíritu punk. Nunca comprometió sus ideales y eso hizo que tuviera que luchar más durante su vida”.
O’Connor nunca tuvo otro gran éxito en Estados Unidos tras “The Emperor’s New Clothes”, de I Do Not Want What I Haven’t Got, aunque durante un tiempo siguió siendo una presencia constante en las listas británicas.
Sin embargo, en su autobiografía de 2021, Remembranzas. Escenas de una vida complicada, O’Connor afirmó que romper la foto del papa fue un acto justo de protesta y, por lo tanto, un éxito.
“Siento que haber tenido un número uno descarriló mi carrera”, escribió, “y que romper la foto me regresó al camino correcto”.
O’Connor lo explicó un poco más en una entrevista con The New York Times ese mismo año, donde calificó el incidente como un acto de rebeldía contra las limitaciones del estrellato del pop.
“No lamento haberlo hecho. Fue brillante”, dijo O’Connor. “Pero fue muy traumático”, agregó. “Era como declarar que estaba abierta la temporada para tratarme como una perra loca”.
Sinead Marie Bernadette O’Connor nació en Glenageary, un suburbio de Dublín, el 8 de diciembre de 1966. Su padre, John, era ingeniero y su madre, Johanna, era modista.
En diversas entrevistas y en su autobiografía, O’Connor dijo que tuvo una infancia traumática. Contó que su madre abusó físicamente de ella y que se había sentido profundamente afectada por la separación de sus padres, que ocurrió cuando ella tenía 8 años. En su adolescencia, fue arrestada por robar en tiendas y fue enviada a reformatorios.
Cuando tenía 15 años cantó “Evergreen” —la balada de amor de Nace una estrella, que se hizo famosa por Barbra Streisand— en una boda, y fue descubierta por Paul Byrne, un baterista vinculado con la banda irlandesa U2. Dejó el internado a los 16 años y comenzó su carrera, trabajando como camarera y haciendo kiss-o-grams (un telegrama de canto que incluye un beso) con un traje sensual de sirvienta francesa para poder mantenerse.
The Lion and the Cobra —el título hace alusión al salmo 91— la ubicó como un talento en ascenso con un corazón espiritual, un oído para melodías poco convencionales y un estilo feroz y combativo. Su música se inspiró en el rock alternativo clásico de la década de 1980, el hip-hop y destellos de folk celta que surgían cuando su voz se elevaba hasta alcanzar los registros más altos.
O’Connor fue noticia por defender al Ejército Republicano Irlandés y se burló públicamente de U2 —cuyos miembros la habían apoyado— calificando a la banda de “grandilocuente”. También dijo que había rechazado los intentos de su disquera, Ensign, para que adoptara una imagen más convencional.
Los líderes de la disquera “querían que usara botas de tacón alto y jeans ajustados y que me dejara crecer el cabello”, le dijo O’Connor a Rolling Stone en 1991. “Y decidí que eran tan patéticos que me afeité la cabeza para que no hubieran más discusiones al respecto”.
“Nothing Compares 2 U” —lanzada originalmente por The Family, un proyecto paralelo de Prince, en 1985— se convirtió en un fenómeno cuando O’Connor la versionó cinco años después. El video de la canción, enfocado de cerca en su rostro emotivo, era hipnótico, y la voz de O’Connor, que se elevaba de notas delicadas y susurrantes a gritos poderosos, paralizó a los oyentes. Cantantes como Alanis Morissette han citado la obra de O’Connor de este período como una influencia clave.
Poco después de que “Nothing Compares 2 U” se convirtiera en un éxito, O’Connor acusó a Prince de amenazarla físicamente. Detalló la historia en sus memorias, donde afirmó que el cantante, en su mansión de Hollywood, la fustigó por decir palabrotas en entrevistas y comenzó una pelea de almohadas donde terminó golpeándola con algo duro que estaba en la funda de su almohada. O’Connor dijo que escapó a pie en medio de la noche, pero Prince la persiguió por la carretera.
Los efectos del trauma infantil y la búsqueda de formas de luchar y sanar, se convirtieron en una parte central de su trabajo y su filosofía personal. “La causa de todos los problemas del mundo, en mi opinión, es el abuso infantil”, le dijo O’Connor a la revista Spin en 1991.
Su madre, a quien O’Connor describió como alcohólica, murió cuando ella tenía 18 años. En su autobiografía, la cantante contó que, el día en que falleció, quitó una foto del papa de la pared de su madre; fue esa misma foto la que rompió en televisión.
En álbumes posteriores, O’Connor hizo un pop-rock cálidamente expansivo (Faith and Courage, 2000), interpretó composiciones tradicionales irlandesas (Sean-Nós Nua, 2002) y versionó canciones clásicas de reggae (Throw Down Your Arms, 2005). Su último disco fue I’m Not Bossy, I’m the Boss, lanzado en 2014.
A medida que su carrera musical fue menguando, O’Connor, que había sido franca en el pasado sobre sus problemas de salud mental, se fue convirtiendo en una figura pública cada vez más errática, que a menudo compartía opiniones y detalles personales sin filtro en las redes sociales.
En 2007, O’Connor reveló en el programa de televisión de Oprah Winfrey que le habían diagnosticado trastorno bipolar y que trató de suicidarse cuando cumplió 33 años. Su hijo Shane se suicidó en 2022, a los 17 años.
O’Connor declaró en 2012 que había sido diagnosticada erróneamente como bipolar el año anterior y que sufría un trastorno de estrés postraumático derivado de un historial de abuso infantil. “Recuperarse del abuso infantil es un trabajo que dura toda la vida”, le dijo a la revista People.
Hace años se convirtió al islam y empezó a usar el nombre de Shuhada Sadaqat, aunque siguió respondiendo también al de O’Connor.
La información completa sobre quienes sobreviven a O’Connor no estuvo disponible de inmediato. O’Connor tenía dos hermanos, Joe y John, y una hermana, Eimear, además de tres hermanastras y un hermanastro. En su autobiografía, la cantante escribió que se casó cuatro veces y que tuvo cuatro hijos: tres varones llamados Jake, Shane y Yeshua, y Roisin, su única hija.
Al hablar de sus memorias con el Times en 2021, O’Connor se centró en su decisión de romper la foto de Juan Pablo II como un momento clave en una vida de protesta y rebeldía.
“Los medios me hacían pasar por loca porque no actuaba como se suponía que debía actuar una estrella del pop”, dijo. “Me parece que ser una estrella del pop es casi como estar en una especie de prisión. Tienes que ser una buena chica”.
Alex Traub colaboró en este reportaje.
Ben Sisario cubre la industria musical. Escribe para el Times desde 1998.
Joe Coscarelli es un reportero de cultura especializado en música pop, y es autor de Rap Capital: An Atlanta Story. @joecoscarelli