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Las primeras propuestas de DeSantis para la Casa Blanca, verificadas

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, anunció su candidatura a la presidencia de EE. UU. la noche del miércoles en una transmisión en directo en Twitter que se retrasó por dificultades técnicas y contuvo una que otra declaración engañosa.

A continuación, verificamos los datos que incluyó en algunas de sus declaraciones.

Lo que se dijo

“Biden también politizó al ejército e hizo que se desplomara el reclutamiento”.

No hay suficiente evidencia de esto. En fechas recientes, los líderes militares han advertido que varias ramas de las fuerzas armadas están teniendo problemas para alcanzar sus cuotas de reclutamiento, pero los motivos que citaron tienen poco que ver con el presidente Joe Biden. En particular, muchos jóvenes estadounidenses simplemente no cumplen con los requisitos.

Un estudio de 2020 del Pentágono reveló que tan solo el 23 por ciento de los jóvenes de entre 17 y 24 años cumplen con los estándares del servicio militar, ya que muchos reprueban los exámenes de admisión o las pruebas de acondicionamiento físico y salud mental del ejército. Ese índice disminuyó seis puntos porcentuales en comparación con el estudio anterior de 2017.

En abril, los dirigentes militares mencionaron los problemas de reclutamiento en una audiencia ante el Congreso y señalaron que el problema ha sido constante.

“El complicado panorama de reclutamiento que enfrentamos no sucedió en un año y nos va a tomar más de un año rehabilitarlo”, dijo Christine Wormuth, secretaria del ejército.

Wormuth también indicó que una encuesta del Pentágono les preguntó a 2400 personas de entre 16 y 28 años sobre los obstáculos que consideraban para alistarse. Los encuestados citaron el temor a lesionarse y a morir como la preocupación principal, mientras que temas culturales y políticos —como las “ideas progresistas del ejército o la obligatoriedad de la vacuna contra la COVID-19— estaban más abajo en la lista de barreras para servir en el ejército”, puntualizó.

Lo que se dijo

“En Florida, nuestra tasa de delincuencia está en su punto más bajo en 50 años. Si buscan las 25 ciudades con mayor delincuencia en Estados Unidos, verán que las de Florida no están entre las primeras 25”.

En gran medida, esto es verdad. En 2021, la tasa de delincuencia del estado sí disminuyó a un punto mínimo que no se había visto desde hace 50 años, pero DeSantis omitió una salvedad importante: muchas agencias del orden público en el estado cambiaron a una metodología distinta de presentación de informes y, en muchos casos, los datos son provisionales y están incompletos, según informó The Tampa Bay Times.

En 2021, se utilizaron los datos de tan solo el 59 por ciento de las agencias de Florida que cubren el 57,5 por ciento de la población para generar la tasa total agregada de delincuencia en el estado. Eso refleja una tendencia nacional: en todo el país, casi el 40 por ciento de las agencias de seguridad no reportaron los datos de delincuencia de 2021 debido a la nueva metodología.

Ninguna ciudad de Florida clasificó en los primeros lugares en cuanto a la tasa de crímenes violentos que recopilaron empresas privadas y medios de comunicación. Pero cabe señalar que el FBI y los expertos en justicia penal también han desaconsejado desde hace mucho comparar las tasas de delincuencia entre ciudades, dada la amplia variación en el tamaño de la población y la demografía.

Lo que se dijo

“Es probable que nadie le haya generado tanto dinero a Disney como yo, porque estuvieron abiertos durante la pandemia. Y en California estuvieron cerrados y se quedaron así durante muchos muchos meses en los que, literalmente, yo mantuve abiertos todos los parques temáticos en Florida en 2020”.

Esto es una exageración. Disney World en Florida cerró el 15 de marzo de 2020, al igual que todos los otros parques temáticos de Disney en el mundo. Reabrió sus puertas en julio, tras cuatro meses. Los complejos turísticos de Disney en París, Shanghái, Hong Kong y Tokio también reabrieron en 2020 tras estar cerrados durante meses. Disneyland en California reabrió el 30 de abril de 2021, tras un cierre de un año, el más largo entre los centros vacacionales de Disney, luego de que el estado permitió que los parques de atracciones volvieran a recibir visitantes.

DeSantis también está minimizando sus acciones durante la pandemia del coronavirus. Emitió una orden ejecutiva el 1 de abril de 2020 en la que exhortaba a todos los residentes de Florida a “limitar sus movimientos e interacciones personales fuera del hogar a solo los necesarios”. Si bien la orden no cerró explícitamente los parques temáticos, limitó su apertura a servicios y actividades esenciales y prohibió las reuniones de más de 10 personas. La orden venció el 1 de mayo.

Lo que se dijo

“Todo lo de la prohibición de libros es un engaño. No se ha prohibido ni un solo libro en el estado de Florida. Puedes comprar o usar cualquier libro que quieras”.

Esta afirmación es engañosa. No ha habido una prohibición estatal de un libro en particular, pero DeSantis está minimizando por mucho el grado al que los distritos escolares y las bibliotecas individuales en partes del estado han retirado libros de sus catálogos. De hecho, Florida es el segundo estado, detrás de Texas, con el mayor número de prohibiciones, 357, según PEN America, una organización sin fines de lucro que aboga por la libertad de expresión.

La legislación que firmó DeSantis para limitar las conversaciones en las aulas sobre la orientación sexual, la identidad de género y la raza ha hecho que varios profesores y administradores retiren libros de las escuelas. La propia oficina de prensa de DeSantis ha declarado que “los distritos escolares deben informar la cantidad de libros retirados de las escuelas según la legislación aprobada en 2022”. La oficina de prensa informó que se retiraron 175 libros en todo el estado.

Entre los libros que se retiraron de los estantes en Florida están un libro ilustrado sobre dos pingüinos machos que cuidan a una cría, Ojos azules de Toni Morrison y El cuento de la criada de Margaret Atwood.

Lo que se dijo

“En realidad, lo de esta semana fue que el condado de Miami-Dade tomó un libro sobre poemas de la toma de posesión de Biden, creo, y lo trasladaron de la biblioteca de la escuela primaria a la biblioteca del bachillerato”.

Esto requiere contexto. El Centro Educativo Bob Graham, que enseña a estudiantes desde prekínder hasta octavo grado en el condado de Miami-Dade, trasladó en el centro de medios de la escuela el poema La colina que ascendemos de Amanda Gorman de la sección de la primaria a la sección del bachillerato.

DeSantis alegó que esto no constituía una prohibición, ya que el libro no había sido removido por completo. Sin embargo, el acceso ha sido limitado.

Una portavoz del distrito escolar afirmó que los estudiantes de primaria que deseen leer el poema, o cualquier otro libro que se considere apropiado solo para estudiantes mayores, deberán demostrar que pueden leer a un nivel de bachillerato. De lo contrario, el libro no estará disponible para los estudiantes de primaria.

Según la Asociación Estadounidense de Bibliotecas, las restricciones sobre libros y recursos “basadas únicamente en la edad cronológica” de los usuarios violan su declaración de derechos de la biblioteca. Las bibliotecas “no deben recurrir a restricciones de edad en un esfuerzo por evitar objeciones reales o anticipadas”, declaró la asociación.

Lo que se dijo

“Revertiría lo que está haciendo Biden. Hay que cerrar la frontera. No se deben considerar solicitudes de asilo a personas que cruzan de forma ilegal”.

Esto es engañoso. Los presidentes no pueden simplemente dejar de procesar todas las solicitudes de asilo en función de si los migrantes cruzan la frontera ilegalmente, como se han dado cuenta gobiernos anteriores. Además, el gobierno de Biden en realidad ha impuesto nuevas restricciones al asilo que en esencia se alinean con lo que sugirió DeSantis: a partir del 11 de mayo, en general, se presume que los migrantes que ingresan de forma ilegal a Estados Unidos no califican para el asilo, a menos que puedan demostrar una excepción.

Pero al igual que los intentos de su predecesor, los esfuerzos de Biden para prohibir el asilo a quienes cruzan la frontera ilegalmente podrían enfrentar obstáculos legales y de procedimiento.

Antes del gobierno de Trump, Estados Unidos no podía rechazar legalmente a los migrantes que buscaban asilo, incluso si cruzaban la frontera de forma ilegal, sin procesar sus solicitudes. En 2018, el gobierno de Trump buscó reformar la ley de asilo y anunció nuevas reglas que prohibían a los migrantes que cruzaran ilegalmente buscar asilo. Casi de inmediato, la Corte Suprema prohibió que la política entrara en vigor y un tribunal de apelaciones, al final, dictaminó que era ilegal.

Otra regla del gobierno de Trump, anunciada en 2019, le negaba el asilo a los migrantes si habían pasado por otro país y no habían solicitado asilo allí. Un tribunal de apelaciones anuló esa regla en 2020.

A partir de 2020, el gobierno de Trump también utilizó el Título 42, una ley de salud pública que le permite al gobierno expulsar rápidamente a las personas que cruzan la frontera de forma ilegal. El gobierno de Biden continuó con la política hasta el 11 de mayo, cuando terminó la designación de una crisis de salud pública y con ella el uso del Título 42.

Lo que se dijo

“Si llego a la presidencia, no vamos a establecer una moneda digital del banco central. Creo que eso sería una enorme, enorme imposición sobre las libertades financieras y la privacidad financiera de las personas. Por cierto, ¿cuál sería el resultado lógico de esto? Si la autoridad central supervisa esto, por supuesto que comenzarán a imponer criterios ESG”.

Esto carece de pruebas. Una moneda digital del banco central sería, en efecto, la versión digital de un billete de un dólar. La Reserva Federal ha comenzado a investigar su uso, pero ha declarado que no ha decidido emitir dicha moneda y que solo lo haría con el apoyo del Congreso. DeSantis está especulando, sin base fáctica, que el gobierno usaría la moneda digital para controlar o limitar el gasto de los consumidores para alinearse con objetivos ambientales y sociales como frenar el consumo de combustibles fósiles o intensificar el control de armas.

En una hoja informativa, la Reserva Federal señaló que una moneda digital protegería la privacidad del consumidor y no remplazaría las formas actuales de dinero. Además, varios expertos bancarios le dijeron a PolitiFact que las leyes actuales prohíben la vigilancia y los controles de gastos de los que advirtió DeSantis.

Linda Qiu es una reportera de verificación de datos radicada en Washington. Llegó al Times en 2017 después de trabajar en PolitiFact, un servicio de verificación de datos.


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