La decisión del gobierno de Joe Biden de otorgarle un estatus especial a los migrantes venezolanos tendrá su mayor impacto en la ciudad de Nueva York, donde miles de personas pronto serán elegibles para comenzar a buscar trabajo de manera legal y, eventualmente, podrán mudarse de los refugios financiados por los contribuyentes.
El alcalde Eric Adams y la gobernadora Kathy Hochul, ambos demócratas, calificaron la medida como un alivio necesario y afirmaron el jueves que podría ayudar a algunos de los 60.000 migrantes que están siendo atendidos por los planes de asistencia de la ciudad a mudarse a viviendas independientes con mayor rapidez. La medida también podría garantizar que otros venezolanos nunca necesiten los refugios.
Sin embargo, incluso mientras celebraban el cambio de política después de meses de intenso cabildeo en la Casa Blanca, altos funcionarios de Nueva York, expertos en inmigración y operadores de refugios trabajaban para determinar el impacto práctico y político de una decisión que muchos pensaron que el presidente Biden nunca tomaría.
Algunos admitieron que la medida haría poco para solventar la aguda crisis que enfrenta la ciudad más grande del país, y que con el tiempo podría empeorar al alentar la inmigración de más personas.
“Hubo un llamado claro desde la ciudad de Nueva York sobre la autorización laboral, y quiero agradecer a la Casa Blanca por escucharnos”, dijo Adams el jueves, antes de agregar un comentario más pesimista. Afirmó que cada mes llegaban a la ciudad unos 10.000 inmigrantes, “y una cantidad importante sigue bajo nuestro cuidado hoy”.
En el anuncio realizado el miércoles por la noche, el Departamento de Seguridad Nacional afirmó que planea otorgar un estatus especial a 472.000 venezolanos que llegaron al país antes del 31 de julio, protegiéndolos de la expulsión durante 18 meses y eximiéndoles del período de espera de un mes para solicitar permiso laboral.
El gobierno de Biden ya había extendido protecciones especiales a cerca de 250.000 venezolanos que llegaron al país antes de marzo de 2021, así como a miles de personas provenientes de Ucrania, Haití, Honduras, Nicaragua y otros países. El jueves, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que iba a incrementar las protecciones de los inmigrantes afganos.
El programa no proporciona una ruta permanente hacia la residencia legal, pero ha sido utilizado por mandatarios de ambos partidos para otorgar protección humanitaria a migrantes que huyen de guerras, desastres causados por fenómenos naturales y otros tipos de violencia. El gobierno de Biden afirmó que los venezolanos, que constituyen una de las mayores fuentes de migración, encajan en esa descripción.
Los venezolanos también conforman el grupo más grande de los más de 110.000 inmigrantes que han llegado a la ciudad de Nueva York desde la primavera de 2022. Pero las estimaciones sobre cuántas de esas personas todavía estaban en la ciudad variaron el jueves.
Asher Ross, estratega de alto rango de la Coalición de Acción Migratoria de Nueva York, dijo que entre 40.000 y 50.000 venezolanos en edad laboral que se encuentran en la ciudad pueden calificar para las protecciones. El alcalde Adams y un alto funcionario de seguridad nacional de Nueva York dijeron que el número de personas que vivían en refugios era probablemente menor, entre 10.000 y 20.000.
“Si tiene alguna fuerza, tardará en surtir efecto”, afirmó Muzaffar Chishti, investigador principal del independiente Instituto de Política Migratoria, y predijo que la ciudad incluso podría experimentar un incremento a corto plazo en el número de migrantes que buscan refugio. “La ciudad de Nueva York todavía tiene que estar preparada para enfrentar la crisis inmobiliaria”.
En otros lugares, se expresaron feroces focos de oposición a la política. Los republicanos de Nueva York argumentaron que esto solo alentaría a más venezolanos y migrantes de otras nacionalidades a intentar el arduo viaje para cruzar la frontera, y advirtieron que la crisis en el país solo empeoraría hasta que Biden y los demócratas en el Congreso acordaran políticas fronterizas más duras.
“El presidente no está dispuesto, ni por defecto ni por intención, a enfrentar la crisis en la frontera, y esto solo empeorará la situación”, afirmó el representante Marc Molinaro, un republicano moderado del valle del Hudson.
A los demócratas influyentes de la ciudad, y en Washington, les preocupa cada vez más que republicanos como Molinaro puedan aprovecharse de una vena de inquietud en las elecciones del próximo año entre los votantes que podrían estar abiertos a la inmigración pero que creen que los demócratas están fallando en la respuesta al actual flujo de recién llegados.
La noticia de la nueva política se difundió rápidamente entre los inmigrantes venezolanos a través de las redes sociales. En entrevistas, muchos describieron sentimientos de alivio después de pasar meses (o más) viviendo en las sombras, pero dijeron que tenían poca información sobre cómo reclamar su nuevo estatus legal.
Julio César Gonzales, que en julio cruzó a Estados Unidos con su familia después de viajar durante semanas desde Caracas, afirmó que habían estado viviendo con miedo, y que la medida los calmaba. Algunos de sus temores más frecuentes son el hecho de no tener trabajo, no poder comer y que sus hijos no puedan asistir a la escuela.
Gonzales, de 49 años, contó que se enteró de la nueva política por medio de Instagram el jueves por la mañana. Vive en un refugio en Queens con su esposa y sus tres hijos pequeños. Dijo que, debido al colapso económico de Venezuela, a menudo su familia se había quedado sin comida porque él no lograba ganar el dinero suficiente como taxista.
“Ahora estamos legal aquí”, dijo Gonzales, quien agregó que, “Dios mediante”, iban a poder trabajar y mandar a sus hijos a la escuela.
Los funcionarios gubernamentales que serán responsables de gestionar la política dijeron que no será tan sencillo. De igual manera, los migrantes tendrán que solicitar formalmente el estatus de protección temporal. Pero en vez de esperar medio año para presentar la solicitud de permiso laboral, como es el caso de otros solicitantes de asilo, los venezolanos elegibles podrán hacerlo de inmediato.
El estado también planea comenzar a ofrecer asesoramiento profesional inmediato a quienes sean elegibles y ha obtenido el compromiso de varias empresas que están dispuestas a contratar trabajadores y retrasar sus fechas de inicio hasta que se aprueben los permisos. Sin embargo, otros advirtieron sobre los procesos burocráticos que podrían ralentizar el proceso, sin mencionar los desafíos que incluso los inmigrantes más exitosos podrían enfrentar para encontrar vivienda en una ciudad que ya sufre una escasez de vivienda asequible.
“Esta no es una varita mágica que te otorga Washington si llegas desde Venezuela”, dijo Christine Quinn, presidenta y directora ejecutiva de Win, el mayor proveedor en la ciudad de refugios para familias con niños que no tienen vivienda.
Sin embargo, calificó la medida como un “cambio radical” para las familias agobiadas por la vida en albergues.
El jueves, el alcalde y la gobernadora dijeron que seguirán presionando a Biden para ayudar a obtener fondos del Congreso que le reembolsen a la ciudad el dinero destinado a la atención de los migrantes y encontrar nuevas maneras de acelerar el proceso de autorización laboral para quienes no califican en el estatus de protección temporal.
Adams, en particular, ha estado advirtiendo durante semanas que el problema podría “destruir” la ciudad de Nueva York sin una intervención federal drástica en la frontera y sin la asistencia para que los inmigrantes obtengan empleos legales más rápidamente. Su gobierno ha estimado que sus esfuerzos de respuesta podrían costarle a la ciudad 12.000 millones de dólares en tres años, y ya ha utilizado esas cifras para justificar recortes presupuestarios.
Incluso Hochul, quien le ha dado la bienvenida a las personas que llegan al estado, ha comenzado a adoptar un tono más matizado, disuadiendo a los inmigrantes de elegir Nueva York como su destino.
“No le miraré el diente a un caballo regalado”, dijo Hochul en Spectrum NY1. “Este es un primer paso importante, pero debemos informarles a las personas que, si están pensando en venir a Nueva York, realmente nos hemos quedado sin espacio”.
Hochul también ha manifestado una mayor disposición para tomar medidas más drásticas en casa. En este momento, la ciudad de Nueva York está brindando refugio gratuito a cada migrante que lo solicite como parte de un mandato legal de “derecho a refugio” que tiene décadas de antigüedad.
En la noche del miércoles, Hochul fue entrevistada por CNN y afirmó que estaba de acuerdo con Adams en que ese mandato debería suspenderse o modificarse, una medida que desencadenará una feroz resistencia por parte de las organizaciones de defensa de las personas sin hogar e inmigrantes.
“Nunca se previó que esto sería un derecho universal o una obligación ilimitada para la ciudad que tendría que albergar literalmente al mundo entero”, afirmó Hochul. “Tenemos que correr la voz de que cuando vengas a Nueva York, no vamos a tener más habitaciones de hotel disponibles”.
Mihir Zaveri, Stefanos Chen y Zeke Minaya colaboraron con este reportaje.
Nicholas Fandos es un reportero de la sección Metro que cubre la política del estado de Nueva York, centrándose en el dinero, el cabildeo y la influencia política. Antes fue corresponsal del Congreso en Washington. Más de Nicholas Fandos