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¿Hay una forma ética de matar ratas? Esto dicen los exterminadores

Los hermanos Schuelke, junto con un puñado de empleados, llevaban unas tres horas por la casa de Culver City en busca de nidos de ratas y aberturas por las que pudieran colarse los animales. La estrategia de los gemelos consistía en cerrar todos los puntos de entrada y salida de ratas, y colocar trampas por toda la casa a medida que los animales se volvían más hambrientos y desesperados.

Pero todo el lugar estaba en peligro. Había agujeros en el tejado, las paredes y el suelo. La propietaria de la casa, una mujer de 82 años llamada Ann Chung, dijo que podía oír a las ratas debajo de ella por la noche. Expresó cierto cariño por los animales: les daba de comer dos veces al día y mencionó que, en algunos países, hay templos dedicados a las ratas. (Por ejemplo, el templo Karni Mata en India). Pero ahora las ratas destrozaban sus colecciones de periódicos, libros y ropa, y manchaban sus alfombras con orina y grasa. “Estoy derrotada en la vida, en todo ahora, por culpa de estas ratas”, señaló Chung.

En Estados Unidos hay más de 4400 patentes de ratoneras, pero es difícil encontrar diseños específicos para atrapar ratas: la mayoría son simplemente ratoneras más grandes. Además, las plagas de ratas suelen ser una tarea más industrial que las de ratones, menos propias del bricolaje y más de exterminadores profesionales, que saben reutilizar mejor las trampas. En parte por eso, Woodstream, el más grande fabricante de trampas para ratas y ratones, vende casi 60 millones de ratoneras al año y nueve millones de trampas para ratas, según Miguel Nistal, presidente y director general de la empresa. La mayoría son las clásicas trampas de resorte de madera, que Woodstream vende bajo la marca Victor.

Nistal dice que la principal queja que recibe sobre sus trampas para ratas es simplemente que no matan a las ratas. Los ratones son plagas relativamente sencillas: buscan cualquier fuente de alimento disponible y, como son pequeños, es fácil despacharlos. Pero Nistal afirma que, según las investigaciones de su empresa, solo alrededor del 65 por ciento de las ratas que activan las trampas mueren. Los animales se escurren o burlan la trampa y se llevan el cebo sin peligro. Las ratas también desconfían de las cosas nuevas, como las trampas. “Cuando usted y yo nos hayamos ido y no haya nada más en la Tierra, habrá cucarachas y ratas”, aseguró Nistal.

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