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¿A quién se le confía tener un niño?

Solía ser voluntario en la escuela dominical de mi iglesia, y una vez me di cuenta de que el pastor me miraba desde la puerta mientras yo guiaba a un niño a lo alto de un tobogán de plástico. Intenté saludarlo, pero no dijo nada. Siguió mirándome, con los labios apretados, como si intentara decidir algo.

Yo conocía esa mirada. La había visto antes y la he visto desde entonces, siempre en medio de un silencio incómodo, como si pudiera haber algo en mí, algo feo y despreciable, que de alguna manera todo el mundo menos yo puede ver.

Ahora que soy pediatra me miran menos de esas maneras, lo cual podría ser la razón por la que decidí estudiar medicina, porque mis interacciones con los demás se enmarcan en la relación médico-paciente. Siempre se me han dado bien los roles, la afirmación de un trabajo bien hecho me ha proporcionado la validación que nunca he creído merecer. Y los niños suelen ver los roles más que a las personas —padre, madre, desconocido, amigo—, y quizá por eso me siento tan cómodo con ellos.

A veces, siento que soy mejor profesional por mi capacidad de centrarme en mi rol más que en mí mismo, de ver al niño como un paciente, sus lágrimas y gritos como síntomas de una enfermedad más que emociones de angustia. Pero hay otras ocasiones, normalmente pequeños momentos en un día tranquilo, en los que me golpea, el vacío de haberme ignorado durante tanto tiempo, momentos en los que reconozco la vida que tengo ante mí, un recién nacido lo bastante pequeño para caber en mis manos, e imagino un futuro en el que algo tan precioso y tan querido podría sentirse cómodo y relajado con alguien como yo.

Desde que soy pediatra me resulta más difícil querer tener hijos. Es cierto que mi perspectiva está sesgada. Me han enseñado a esperar bronquiolitis en cada esquina, neumonía y sepsis como amenaza constante. He visto la piel rota demasiadas veces para sondas pleurales, perforaciones, taponamientos de heridas y bloqueos nerviosos, brazos y piernas regordetes pinchados para extracciones de sangre, fluidos y antibióticos.

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