En noviembre, Bao Pu, un veterano activista de los derechos humanos que estaba de visita en Pekín, publicó en Twitter algunos videos de protestas universitarias contra las estrictas órdenes de confinamiento por coronavirus de China. Ganó más de 10.000 seguidores en las semanas siguientes.
Sin embargo, sus amigos y compañeros activistas no tardaron en decirle que les costaba encontrar sus publicaciones —e incluso su cuenta— en Twitter.
“Me quedé impactado”, dijo Bao, residente en Hong Kong. Dijo que temía que Twitter estuviera “poniendo un límite a la influencia” que podía tener.
Más de 30 destacados disidentes y activistas chinos han tenido problemas similares de visibilidad en Twitter en los últimos meses, según entrevistas con nueve de ellos y capturas de pantalla de los resultados de búsqueda. Las capturas de pantalla mostraban que las cuentas de los activistas no aparecían tras una búsqueda de sus nombres en Twitter, aunque sí aparecían unas cuentas impostoras. Tres de los disidentes afirmaron que sus cuentas también fueron suspendidas sin previo aviso y solo las restablecieron tras apelar.
Lo que los activistas chinos experimentaron en Twitter es representativo de los problemas que han asolado el servicio de redes sociales desde que Elon Musk asumió el control de la empresa en octubre. Musk ha reducido la plantilla de Twitter de 7500 a 2200 empleados, por lo que hay menos personal disponible para supervisar los filtros de mensajes no deseados de la empresa, atender las consultas de los usuarios sobre sus cuentas y solucionar otros problemas, según explicaron seis personas conocedoras de la red social y sus servicios.
Esto ha generado problemas en toda la plataforma. En noviembre, tras unas elecciones turbulentas en Brasil, las etiquetas que afirmaban de manera falsa que Jair Bolsonaro, el presidente de ese momento, había ganado el voto popular empezaron a ser tendencia en Twitter. Los insultos racistas han aumentado en la plataforma y las imágenes de abusos a menores siguen proliferando, aunque Musk se comprometió a limpiar el sitio de ese material. El pasado miércoles, usuarios de todo el mundo informaron que ya no podían publicar ni enviarse mensajes, al parecer se trata de nuevas fallas.
Los problemas también han silenciado a las principales voces chinas en Twitter en un momento político crucial, a pesar de que Musk ha defendido la libertad de expresión. En noviembre, manifestantes de decenas de ciudades chinas se opusieron a las restrictivas políticas de “cero COVID” del presidente Xi Jinping, en algunas de las manifestaciones más multitudinarias de la última generación.
Los problemas que enfrentaron los activistas chinos en sus cuentas de Twitter tenían su origen en errores de los sistemas automatizados de la empresa, destinados a filtrar los mensajes no deseados y las campañas de desinformación del gobierno, según cuatro personas con conocimiento de la plataforma.
En el pasado, esos sistemas se supervisaban de forma rutinaria y el personal se ocupaba regularmente de los errores. Pero el equipo que limpiaba los mensajes no deseados y contrarrestaba las operaciones de influencia, y que contaba con casi 50 personas en su momento álgido —un tercio de ellas estaban en Asia— se redujo a un solo dígito debido a los despidos y las salidas recientes, aseguraron dos de las personas consultadas. El jefe de la división para la región Asia-Pacífico, cuyas responsabilidades incluían las cuentas de los activistas en China, fue despedido en enero. Los recursos de Twitter dedicados a supervisar la moderación de los contenidos de las publicaciones en chino se han reducido drásticamente.
Por eso, cuando algunos sistemas de Twitter no supieron diferenciar hace poco entre una campaña de desinformación china y las cuentas auténticas, resultó difícil encontrar algunas cuentas de activistas y disidentes chinos.
“Es difícil ser usuario de Twitter en la actualidad”, afirmó Jenn Takahashi, quien administra la cuenta @bestofdyingtwit, que ha registrado las deficiencias de la plataforma desde que Musk tomó el timón. Takahashi agregó que también había tenido dificultades para ver los tuits de las personas que seguía, con notificaciones “retrasadas o enviadas dos veces”, y los mensajes directos se llenaban de “tanto contenido no deseado”.
Twitter y Musk no respondieron a las solicitudes para hacer comentarios. En diciembre, Musk reconoció las restricciones de visibilidad de algunos usuarios y anunció planes para mejorar la transparencia de la red social al respecto.
La moderación en idiomas distintos del inglés ha sido un desafío particular para las empresas estadounidenses de redes sociales, que a menudo no tienen suficiente personal en esas áreas y dependen de traducciones automáticas imperfectas, explicó Gabriel Nicholas, investigador del Center for Democracy & Technology que estudia la moderación de contenidos y la desinformación en las redes sociales.
“Si Twitter comete errores en el idioma chino, es muy posible que también los cometa en otros idiomas”, afirmó.
Twitter lleva mucho tiempo prohibido en China. No obstante, en los últimos años ha sido un punto de encuentro para disidentes chinos, activistas de derechos humanos y comunidades chinas en el extranjero que buscan debatir temas censurados en la China continental.
Durante las protestas de noviembre, Twitter se vio inundado de bots de mensajes no deseados en chino que ofrecían pornografía, sitios de apuestas y servicios de acompañantes, una táctica habitual del gobierno chino para influir en el tipo de información relacionada con China que ve el mundo exterior. En los últimos meses, los sistemas automatizados de la empresa no habían recibido el mantenimiento adecuado, lo que permitió que aumentaran los mensajes no deseados y, en ocasiones, restringió de manera inadvertida las cuentas chinas destacadas, según dijeron cuatro personas.
Una cuenta, “Teacher Li Is Not Your Teacher”, que tiene más de 950.000 seguidores y se convirtió en un centro de videos relacionados con las protestas, no apareció en los resultados de búsqueda cuando The New York Times la buscó a principios de enero.
Una activista de derechos humanos radicada en Canadá, mejor conocida con el nombre de Liu Shasha, dijo que en diciembre usó un sitio de prueba de terceros para confirmar que su cuenta de Twitter, así como las de una decena de otros activistas chinos, ya no aparecían cuando los usuarios las buscaban en el servicio de redes sociales.
“He perdido toda confianza en la división china de Twitter”, dijo.
Según los resultados recogidos el 5 de enero mediante Shadow Bird, un sitio web que analiza las cuentas bloqueadas en los resultados de búsqueda de Twitter, los tuits de 30 cuentas de disidentes chinos no aparecían en los resultados de búsqueda. (El sitio web tiene en cuenta cómo cambian los resultados de las búsquedas en función de la ubicación de los usuarios).
Algunos activistas chinos señalaron que sus cuentas de Twitter habían sido suspendidas en las últimas semanas sin ninguna explicación.
“No entendía qué estaba pasando”, dijo Wang Qingpeng, una abogada de derechos humanos de Seattle cuya cuenta de Twitter fue suspendida el 15 de diciembre. “Mi cuenta no es liberal ni conservadora, nunca escribo en inglés y solo me concentro en temas de derechos humanos chinos”.
Wang, cuyos tuits suelen enfocarse en campañas de sensibilización sobre los presos políticos chinos, dijo que había apelado la suspensión ante Twitter, pero no recibió respuesta. Al cabo de diez días, el enlace de apelación dejó de funcionar. Su cuenta fue restablecida el 10 de enero, cuando Twitter le envió un correo electrónico diciendo que su cuenta fue “marcada por error como una cuenta que publicaba contenido no deseado”.
Muchas de las 30 cuentas de activistas chinos que tuvieron problemas de visibilidad han vuelto a aparecer en los resultados de búsqueda después de que The New York Times se puso en contacto con Twitter.
Los cambios de Musk en Twitter también permitieron que posibles campañas de influencia respaldadas por el Estado permanezcan en la plataforma, dijo Darren Linvill, profesor de la Universidad de Clemson que estudia la desinformación en las redes sociales.
En enero, Linvill identificó una serie de tuits sobre un video que negaba la existencia de puestos de avanzada policiales chinos en Estados Unidos y Europa. Los tuits fueron compartidos por un conjunto de cuentas parecidas a bots que publicaron de manera coordinada usando una etiqueta absurdamente larga —#EspuracalumniaesodequeChinahaestablecidoundepartamentodelapolicíasecretaenInglaterra— era como si se estuvieran burlando del colapso de los sistemas de moderación de Twitter, dijo Linvill.
Según el académico, antes de que Musk tomara el control de Twitter, era poco probable que una campaña tan descuidada centrada en China durara unos días antes de ser señalada. Este caso persistió durante semanas.
“Estoy muy preocupado”, dijo. “Los chinos no envían mensajes a solo algunas. Los envían a decenas de miles. Eso requiere vigilancia para poder detenerlo y requiere que alguien esté al mando para lidiar con eso”.
Shen Liangqing, de 60 años, escritor de la provincia china de Anhui que ha pasado más de seis años en la cárcel por su activismo político, opinó que le encantaba decir lo que pensaba en Twitter. Pero cuando su cuenta fue suspendida de manera abrupta en enero, le recordó a la censura de China, afirmó.
“Si esta plataforma bloquea nuestras cuentas, perderemos un vehículo para que se escuche nuestra voz”, afirmó.
Kate Conger colaboró en este reportaje desde San Francisco.
Chang Che es el corresponsal del Times para temas de tecnología en Asia. Antes trabajó en The China Project y como periodista independiente cubriendo asuntos de tecnología y la sociedad en China. @changxche
Paul Mozur es corresponsal en Asia con énfasis en la tecnología y la geopolítica. Fue parte de un equipo que ganó el Premio Pulitzer de 2021 en la categoría de servicio público por la pandemia de coronavirus. @paulmozur