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El uso de símbolos nazis genera polémica en la guerra en Ucrania

KIEV, Ucrania — Desde que Rusia comenzó su invasión de Ucrania en febrero de 2022, el gobierno ucraniano y los aliados de la OTAN han publicado, y luego borrado de manera discreta, tres fotografías al parecer inofensivas de sus redes sociales: un soldado de pie entre un grupo, otro descansando en una trinchera y un trabajador de emergencias posando frente a un camión.

En cada fotografía, los ucranianos de uniforme usaban parches con símbolos que se hicieron famosos en la Alemania nazi y que desde entonces han formado parte de la iconografía de los grupos de odio de la extrema derecha.

Las fotografías, y su eliminación, recalcan la complicada relación del ejército ucraniano con los símbolos nazis, una relación forjada bajo la ocupación soviética y alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

Esa relación se ha convertido en un tema especialmente delicado porque el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha declarado falsamente que Ucrania es un Estado nazi, una afirmación que ha utilizado para justificar su invasión ilegal.

Durante años, Ucrania ha llevado a cabo iniciativas mediante la legislación y la restructuración militar con el fin de contener un movimiento marginal de extrema derecha cuyos miembros lucen con orgullo símbolos impregnados de la historia nazi y defienden opiniones hostiles hacia los izquierdistas, los movimientos LGBTQ y las minorías étnicas. Sin embargo, algunos miembros de estos grupos han luchado contra Rusia desde 2014, cuando el Kremlin se anexionó de manera ilegal parte de la región ucraniana de Crimea y ahora forman parte de la estructura militar más amplia. Algunos son considerados héroes nacionales, aunque la extrema derecha sigue marginada políticamente.

La iconografía de estos grupos, incluyendo un parche con la calavera y las huesos cruzados que usaban los guardias de los campos de concentración, además de un símbolo conocido como el Sol Negro, ahora se ve con cierta regularidad en los uniformes de los efectivos que luchan en el frente, incluyendo a soldados que afirman que esos símbolos representan la soberanía y el orgullo ucranianos, no el nazismo.

A corto plazo, esto amenaza con reforzar la propaganda de Putin e impulsar sus falsas afirmaciones de que Ucrania debe ser “desnazificada”, una postura que ignora el hecho de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es judío. En términos más generales, la ambivalencia de Ucrania respecto a estos símbolos, y su aceptación en algunos casos, hace que se corra el riesgo de revivir iconos que Occidente lleva más de medio siglo tratando de eliminar.

“Lo que me preocupa, en el contexto ucraniano, es que la gente que está en posiciones de liderazgo en Ucrania, o no reconocen y entienden cómo estos símbolos son vistos fuera de Ucrania o no están dispuestos a hacerlo”, dijo Michael Colborne, un analista en el grupo de investigación Bellingcat que estudia a la extrema derecha internacional. “Creo que los ucranianos tienen que darse cuenta cada vez más de que esas imágenes socavan el apoyo al país”.

En un comunicado, el Ministerio de Defensa ucraniano afirmó que, como país que sufrió mucho bajo la ocupación alemana, “subrayamos que Ucrania condena categóricamente cualquier manifestación de nazismo”.

Hasta ahora, las imágenes no han erosionado el apoyo internacional a la guerra. Sin embargo, ha dejado a diplomáticos, periodistas occidentales y grupos de defensa en una posición difícil: llamar la atención sobre la iconografía puede ratificar la propaganda rusa. Pero no decir nada permite que se divulgue.

Incluso los grupos judíos y las organizaciones contra el odio que tradicionalmente han denunciado los símbolos de odio han permanecido en silencio. En privado, a algunos líderes les preocupa que se considere que respaldan los argumentos de la propaganda rusa.

Las dudas sobre cómo interpretar estos símbolos son tan divisivas como persistentes, y no solo en Ucrania. En el sur de Estados Unidos, algunos han insistido en que hoy la bandera confederada simboliza el orgullo, no su historia de racismo y secesión. La esvástica era un importante símbolo hindú antes de que fuera cooptada por los nazis.

En abril, el Ministerio de Defensa de Ucrania publicó en su cuenta de Twitter una fotografía de un soldado que llevaba un parche con una calavera y dos huesos cruzados, conocido como “Totenkopf” o Cabeza de la Muerte. El símbolo concreto de la foto se hizo famoso por una unidad nazi que cometió crímenes de guerra y vigiló campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

El parche de la fotografía muestra la Totenkopf sobre una bandera ucraniana con un pequeño número seis debajo. Ese parche es la mercancía oficial de Death in June, una banda neofolk británica de la que el Southern Poverty Law Center ha dicho que produce “discursos de odio” que “explotan temas e imágenes del fascismo y el nazismo”.

La Liga Antidifamación considera el Totenkopf como “un símbolo común de odio”. Pero Jake Hyman, portavoz del grupo, aseguró que era imposible “hacer una inferencia sobre el portador o el ejército ucraniano” basándose en el parche.

“La imagen, aunque ofensiva, es la de una banda musical”, señaló Hyman.

Ahora la banda utiliza la fotografía publicada por el ejército ucraniano para comercializar el parche Totenkopf.

El 27 de abril, The New York Times preguntó al Ministerio de Defensa ucraniano por el tuit. Varias horas después, borraron el mensaje. “Tras estudiar este caso, llegamos a la conclusión de que este logotipo puede interpretarse de manera ambigua”, explicó el ministerio mediante un comunicado.

El soldado de la fotografía formaba parte de una unidad de voluntarios llamada Lobos Da Vinci, que comenzó como parte del ala paramilitar del “sector derecho” de Ucrania, una coalición de organizaciones y partidos políticos de derechas que se militarizó tras la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia.

Al menos otras cinco fotografías en las páginas de Instagram y Facebook de los Lobos muestran a sus soldados con parches de estilo nazi, incluido el Totenkopf.

Los ejércitos de la OTAN, alianza a la que Ucrania espera unirse, no toleran este tipo de parches. Cuando han aparecido símbolos de este tipo, grupos como la Liga Antidifamación se han pronunciado y los líderes militares han reaccionado con rapidez.

El mes pasado, la agencia estatal de servicios de emergencia de Ucrania publicó en Instagram una fotografía de una persona que lucía el Sol Negro, también conocido como Sonnenrad, un símbolo que aparecía en el castillo de Heinrich Himmler, el general nazi y director de las SS. El Sol Negro es popular entre los neonazis y los supremacistas blancos.

En marzo de 2022, la cuenta de Twitter de la OTAN publicó una fotografía de un soldado ucraniano con un parche similar.

Ambas fotografías fueron eliminadas rápidamente.

En noviembre, durante un encuentro con reporteros del Times cerca de la línea del frente, un oficial de prensa ucraniano llevaba una variante de Totenkopf fabricada por una empresa llamada R3ICH (que se pronuncia “Reich”). Dijo que no creía que el parche estuviera relacionado con los nazis. Otro funcionario de prensa dijo que otros periodistas les habían pedido a los soldados que se quitaran esos parches antes de tomar fotografías.

Ihor Kozlovskyi, historiador y erudito religioso ucraniano, afirmó que esos símbolos tenían significados propios de Ucrania y debían interpretarse desde el punto de vista de los ucranianos, y no imponiendo el uso que hayan tenido en otros lugares.

“El símbolo puede vivir en cualquier comunidad o en cualquier historia independientemente de cómo se utilice en otras partes de la Tierra”, afirmó Kozlovskyi.

También se ha visto a soldados rusos en Ucrania llevando parches de estilo nazi, lo que subraya lo complicada que puede ser la interpretación de estos símbolos en una región impregnada de historia soviética y alemana.

La Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con Alemania en 1939, por lo que fue sorprendida dos años después cuando los nazis invadieron Ucrania, que entonces formaba parte de la Unión Soviética. Ucrania había sufrido mucho bajo un gobierno soviético que provocó una hambruna que mató a millones de personas. Al principio, muchos ucranianos consideraron a los nazis como libertadores.

Facciones de la Organización de Nacionalistas Ucranianos y su ejército insurgente pelearon junto a los nazis en lo que consideraban como una lucha por la soberanía ucraniana. Los miembros de esos grupos también participaron en atrocidades contra civiles judíos y polacos. Sin embargo, más adelante en la guerra, algunos de los grupos lucharon contra los nazis.

Algunos ucranianos se alistaron en unidades militares nazis como la Waffen-SS Galizien. El emblema del grupo, dirigido por oficiales alemanes, era un parche azul celeste con un león y tres coronas. La unidad participó en una masacre de cientos de civiles polacos en 1944. En diciembre, tras años de batallas legales, el tribunal supremo de Ucrania dictaminó que un instituto de investigación financiado por el gobierno podía seguir incluyendo la insignia de la unidad entre los símbolos nazis prohibidos por una ley de 2015.

Hoy, mientras una nueva generación lucha contra la ocupación rusa, muchos ucranianos ven la guerra como una continuación de la lucha por la independencia durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Símbolos como la bandera asociada al Ejército Insurgente Ucraniano y el parche de Galizien se han convertido en emblemas de la resistencia antirrusa y el orgullo nacional.

Eso hace que sea difícil separar, basándose solo en los símbolos, a los ucranianos enfurecidos por la invasión rusa de los que apoyan a los grupos de extrema derecha del país.

Unidades como los Lobos Da Vinci, el más conocido regimiento Azov y otras agrupaciones que comenzaron con miembros de extrema derecha se han plegado al ejército ucraniano, y han sido fundamentales para defender al país de los soldados rusos.

El regimiento Azov fue celebrado tras resistir durante el asedio de la ciudad meridional de Mariúpol el año pasado. Después de que el comandante de los Lobos Da Vinci fue asesinado en marzo, recibió un funeral de héroe, al que asistió Zelenski.

“Creo que algunas de estas unidades de extrema derecha mezclan bastante de su propia mitificación en el discurso público sobre ellas”, afirmó Colborne. “Pero creo que lo mínimo que se puede y se debe hacer en todas partes, no solo en Ucrania, es no permitir que los símbolos, la retórica y las ideas de la extrema derecha se filtren en el discurso público”.

Kitty Bennett y Susan C. Beachy colaboraron en la investigación.

Thomas Gibbons-Neff es el jefe de la corresponsalía en Kabul y previamente fue infante de marina. @tmgneff


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