Después de la sorprendente retirada de Rusia del noreste de Ucrania, a principios de este mes, los funcionarios occidentales se preguntaron qué podría hacer el presidente Vladimir Putin, quien parecía estar en aprietos.
Pero en un periodo de 36 horas, entre el lunes y el martes, el Kremlin respondió con una estrategia cuidadosamente coreografiada en los medios de comunicación estatales: cuatro regiones ucranianas que están ocupadas, casi totalmente, por Rusia celebrarán referéndums para unirse a ese país. Esa decisión ha sido vista como un preludio a la anexión de esos territorios por parte del gobierno de Putin y una posible escalada de la guerra.
Durante meses, las autoridades de ocupación rusas en el este y sur de Ucrania han dicho que estaban haciendo planes para celebrar un referéndum que le pediría a Moscú que anexara esas regiones y las declarara como territorio ruso. Sin embargo, el Kremlin no había definido si se llevarían a cabo esas consultas, lo que se ha considerado como una estrategia para mantener activas todas sus opciones, mientras las fuerzas rusas luchan para lograr grandes avances en el frente.
Pero el sorpresivo éxito de Ucrania en el campo de batalla este mes forzaron a Putin, según dijeron los analistas. La anexión de algunas regiones de Ucrania por parte de Rusia, aunque no sea reconocida por la comunidad internacional, enviaría una señal de que el gobierno está preparado para defenderlas como si fueran territorio ruso, lo que podría implicar el uso de su arsenal de ojivas nucleares.
Dmitri Medvedev, expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad de Putin, publicó en Telegram que los referéndums tenían una “gran importancia” porque el Kremlin consideraría cualquier ataque contra ellos como un ataque al territorio ruso.
“Invadir el territorio de Rusia es un delito, cuya comisión permite usar todas las fuerzas de autodefensa”, escribió Medvedev.
Estas decisiones se produjeron mientras Putin lucha por recuperarse de los contratiempos que ha sufrido, no solo en el campo de batalla, sino también en el escenario internacional. En una cumbre regional celebrada en Uzbekistán la semana pasada, Putin reconoció por primera vez que tanto China como India, grandes partidarios de la economía rusa en medio de las sanciones occidentales, tenían “preocupaciones” sobre la guerra.
La anexión de territorio es un precedente que Putin estableció con Crimea en 2014, y se produjo después de un referéndum que fue ampliamente calificado como una farsa en Occidente, pero que el presidente ruso ha utilizado para justificar su amenaza de que estaba listo para una guerra total si Ucrania intenta retomar la península por la fuerza.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se refirió el martes a las votaciones “falsas” como un intento del Kremlin para involucrar más al público ruso en la guerra. “Estados Unidos nunca reconocerá los reclamos de Rusia” sobre cualquier región supuestamente anexada de Ucrania, le dijo Sullivan a los periodistas.
El lunes, el aparato de propaganda ruso lanzó lo que parecía ser una campaña destinada a mostrar que los próximos referéndums surgen del deseo de los residentes de cuatro regiones en el este y sur de Ucrania de unirse a Rusia. Putin ha calificado las regiones del este y sur de Ucrania como parte legítima de Rusia.
La campaña comenzó cuando los medios de comunicación estatales informaron que un organismo cívico asesor del gobierno de la “República Popular de Luhansk” había presentado “una iniciativa para celebrar inmediatamente un referéndum” y reconocer a la región “como una entidad constituyente de la Federación de Rusia”. Luhansk es una de las dos regiones separatistas respaldadas por Rusia en el este de Ucrania que Putin declaró independientes en febrero.
Más tarde, el mismo órgano asesor de la “República Popular de Donetsk” —la otra provincia disidente— también convocó a un referéndum. Luego, el líder de la república respaldada por Rusia publicó en las redes sociales un video en el que supuestamente hablaba por teléfono con su homólogo de Luhansk para discutir las convocatorias de los referéndums.
“Esto no es más que el reflejo de la opinión de nuestra gente, es algo que ha estado en el aire durante mucho tiempo”, dice en el video Denis Pushilin, el líder de Donetsk.
El martes, las autoridades de ocupación de otras dos regiones ucranianas, Jersón y Zaporizka, también anunciaron sus planes para celebrar consultas.
La medida se produjo mientras Rusia se preparaba para intensificar el contrataque y después de la vergonzosa retirada de sus tropas en la región de Járkov, en el noreste de Ucrania, este mes. La región de Zaporizka permanece parcialmente controlada por Ucrania, incluida su ciudad principal, Zaporiyia. En la región sureña de Jersón, que Rusia capturó rápidamente después de invadirla en febrero, Ucrania ha estado montando una contraofensiva, aunque su progreso ha sido lento y costoso en términos de bajas.
“Tienen miedo de que Rusia se vaya”, dijo Kirill Stremousov, un funcionario impuesto por el gobierno ruso en la región de Jersón, sobre los residentes de la región el martes, según RIA Novosti. “La gente quiere tener la certeza de que no se quedará atrás”.
El martes por la tarde, las autoridades de ocupación de las cuatro regiones habían anunciado que los referéndums comenzarán el viernes y durarán cinco días. En las redes sociales, muchos de los simpatizantes rusos de la guerra, que han estado criticando al Kremlin por no ser lo suficientemente agresivo en Ucrania, celebraron los acontecimientos como un posible punto de inflexión.
Jim Tankersley colaboró en este reportaje.