“Para mí el objetivo nunca ha sido dejar la mente en blanco”, dijo May. “Sino de emprender un tipo de esfuerzo más lento para procesar todas esas cosas que te inquietan en un rincón del cerebro”.
Hazlo porque te hace sentir bien
La gente suele creer que buscar el placer por el puro placer de alguna forma es ingenuo, dijo May. En otras palabras, somos más propensos a darle valor a las cosas que se consideran prácticas y eficientes.
Pero no necesitas más datos ni otra razón de peso para hacer algo que te da alegría.
Por ejemplo, uno de los pasatiempos de May es nadar en agua fría. No lo hace para quemar calorías. Más bien, es por “el simple placer de estar en ese espacio increíble”, por no decir “lo sensual que es y las increíbles hormonas de la felicidad que genera”.
Y si bien en un principio May tomó una clase de apicultura para aprender a hacer miel en casa, esta meta perdió urgencia cuando como estudiante se llenó de asombro.
“Técnicamente aún podía hacer eso, pero ahora me doy cuenta de que esto nunca fue lo que de verdad quise”, escribió May en Enchantment.
El disfrute de todo ello —conectar con sus maestros y compañeros, los deleites sensoriales— superaban cualquier ambición práctica.
“Quiero tomarlo despacio, absorber mis clases por la piel y los oídos, que a veces me piquen”, escribió de la experiencia. Y describió así el asombro que halló en la clase: “Son tan bulliciosas cuando cantan juntas, y el olor de la miel y el propóleo, el humo, la forma en que la caja entera vibra en tus manos, es bastante rotunda, esta interacción entre humano y abeja”.
Christina Caron es reportera de la sección Well y cubre salud mental y la intersección entre la cultura y la atención médica. Anteriormente, fue reportera de crianza, reportera de asignaciones generales y editora de estilo en el Times. @cdcaron