Cuando la demanda de medicamentos antipiréticos cuadruplicó con creces el precio del ibuprofeno, una ciudad del este de China comenzó a racionar las ventas y empezó a vender las pastillas por separado.
Cuando una popular farmacia en línea china puso a la venta el antiviral Paxlovid, este se agotó en cuestión de horas.
Y cuando se corrió la voz en Hong Kong y Taiwán de la escasez de medicamentos en China, familiares y amigos se apresuraron a comprar grandes cantidades de fármacos a vendedores locales para enviarlos a la China continental.
Mientras el virus de la COVID-19 arrasa con diversas zonas de China, millones de sus habitantes luchan por encontrar tratamientos, desde los remedios caseros más básicos para el resfriado hasta antivirales más potentes para los pacientes hospitalizados. La escasez de suministros pone en evidencia cuán rápida (y anárquica) fue la marcha atrás de China al abandonar su estricta política “cero covid” hace unas dos semanas.
El cambio agarró desprevenidos a hospitales, clínicas y boticas del país. En farmacias de muchas ciudades se agotaron los medicamentos más comunes para la fiebre y el resfriado. Muchos centros de salud no estaban preparados para la avalancha de demanda de los pacientes, ya que se les avisó de la necesidad de hacer acopio de medicamentos con muy poca anticipación. La escasez está alimentando el enojo y la preocupación entre los chinos, a quienes hasta hace poco el gobierno les había advertido que una propagación incontrolada de la COVID-19 sería devastadora.
“El doctor me dijo que no había medicamentos para la fiebre”, afirmó Diane Ye, de 28 años, una paciente de COVID-19 en Pekín que hizo fila afuera de un hospital durante horas cuando tenía fiebre solo para que la enviaran a casa con un frasco de medicamentos para el dolor de garganta.
Durante casi tres años, el país mantuvo algunos de los controles pandémicos más estrictos del mundo: ordenó pruebas masivas y cerró ciudades como Shanghái durante meses. Luego, casi sin previo aviso, el 7 de diciembre el gobierno anunció una amplia suspensión de las restricciones, al parecer para ceder a la presión económica y al creciente descontento social tras las protestas generalizadas de finales de noviembre.
Han aparecido indicios de brotes en muchas ciudades. China solo informó de siete fallecimientos por COVID-19 en gran parte de la tercera semana de diciembre, pero los reportes sobre crematorios y funerarias abarrotados han suscitado dudas sobre la exactitud de los datos del gobierno. Se han formado filas en los hospitales y los medicamentos han volado de los anaqueles de las farmacias.
“La apertura es estupenda, pero ocurrió demasiado rápido y sin preparación. Las personas no tienen abasto de estos medicamentos comunes en casa”, señaló un farmacéutico que trabaja en un hospital público de Pekín y que solo proporcionó su apellido, Zhang, dada la sensibilidad política del asunto.
Incluso antes del cambio de política, ya escaseaban los medicamentos para la fiebre, comentó Zhang, porque el gobierno controló estrictamente la venta de medicamentos para el resfriado y la gripe bajo la política “covid cero”. Esta les exigía a los compradores que registraran sus nombres, una norma que tenía el propósito de impedir que los habitantes utilizaran medicamentos sin receta para reducir la fiebre a fin de evitar que los detectara el omnipresente sistema de seguimiento sanitario del país.
“Si primero se hubieran suavizado estas restricciones, por ejemplo, durante dos meses, y se hubieran suspendido una vez que la gente estuviera preparada, entonces no se habría producido esta avalancha”, afirmó Zhang.
Ahora muchos chinos se enfrentan a la perspectiva sombría de un brote masivo de COVID-19 que podría extenderse durante todo el invierno y se han visto obligados a improvisar para cubrir lo que falta. Algunos recurren a remedios caseros, como duraznos en conserva, con la creencia de que pueden prevenir la enfermedad. Un grupo de voluntarios organizó una campaña en las redes sociales para hacer llegar ayuda a los ancianos de las zonas rurales. El grupo recibió muchas donaciones en efectivo, pero pocos medicamentos debido a la escasez.
En los últimos días, algunos chinos se han aventurado a cruzar la frontera con Macao para recibir lo único que tienen menos posibilidades de encontrar que el ibuprofeno: una vacuna de ARNm fabricada en el extranjero. China no ha aprobado este tipo de vacunas a pesar de su disponibilidad, en un aparente esfuerzo por proteger la industria nacional. (Este mes, Pekín dijo que China permitiría la aplicación de las vacunas alemanas, pero solo para los ciudadanos alemanes en el país).
Una analista de datos en el sur de Shenzhen, que pidió que solo se le identifique por su apellido, Fan, viajó al destino de apuestas la semana pasada para ponerse un refuerzo de ARNm. Consideraba que la mezcla del refuerzo con las dos dosis de la vacuna china Sinovac que le pusieron en su país podría ayudar a su inmunidad.
Comentó que empezó a reunir medicina para el resfriado, spray salino para la nariz y mascarillas desde mediados de noviembre, cuando los casos empezaron a aumentar en Cantón, una ciudad cercana. Este mes, cuando las regiones de toda China experimentaron escasez, ella envió por correo suministros a decenas de parientes en Shanghái, la ciudad de Xi’an al norte, y la provincia de Fujian, al este.
Los usuarios de las redes sociales han recurrido al humor negro para manejar la crisis, reformulando el eslogan de “covid cero” que le recuerda a la población que “Cualquiera que tenga que ser transferido a cuarentena será trasladado a cuarentena”. ¿La nueva versión? “Cualquiera que pueda tener covid tendrá covid”.
El gobierno ha tratado de tranquilizar a la población, diciéndole que le está dando prioridad a las acciones para aumentar las reservas de medicamentos del país.
Los medios de comunicación estatales dijeron que la escasez es temporal y resaltaron el impulso reciente de los fabricantes chinos de medicamentos, bajo la dirección del gobierno central, para aumentar los suministros. China es uno de los mayores productores mundiales de productos farmacéuticos, pues fabrica aproximadamente una tercera parte del suministro mundial de ibuprofeno, un analgésico y antipirético.
Los gobiernos locales también se han comprometido a adquirir más medicamentos y a distribuirlos a las farmacias. En la ciudad oriental de Nankín, las autoridades anunciaron que, a partir del 18 de diciembre, pondrían en el mercado dos millones de comprimidos diarios de medicamentos antipiréticos. Para hacer que el suministro rinda más, se les ordenó a las farmacias que retiraran el sello de los envases para vender las pastillas por separado y que limitaran las compras a seis pastillas por persona.
En la ciudad central de Wuhan, el gobierno provincial de Hubei declaró que suministraría tres millones de comprimidos de ibuprofeno a la semana, principalmente a centros médicos, y en la ciudad nororiental de Jinan, se distribuyeron más de un millón de comprimidos de ibuprofeno a clínicas y farmacias, según informaron los medios estatales.
La prisa de China por enfrentar la escasez de medicamentos refleja la oleada de acuerdos de última hora para introducir en el mercado más vacunas y tratamientos de fabricación extranjera.
Las autoridades aprobaron cuatro vacunas nacionales solo en las últimas dos semanas y la empresa farmacéutica estatal China Meheco Group anunció la semana pasada que había llegado a un acuerdo para importar y distribuir Paxlovid de Pfizer, un tratamiento oral que reduce en gran medida el riesgo de hospitalización y muerte. (En abril, Pfizer también había firmado otro acuerdo con otra empresa farmacéutica china, Zhejiang Huahai, para producir Paxlovid para el mercado chino).
La aprobación del Paxlovid contrasta con el trato dado por China a las vacunas extranjeras contra la COVID-19. La diferencia en este caso es que China dispone de varias alternativas de producción nacional para las vacunas contra la COVID-19, pero ningún sustituto antiviral tan eficaz como el Paxlovid.
“El Paxlovid llena un gran vacío para que China trate a los pacientes de COVID-19 con afecciones graves”, afirmó Xi Chen, economista sanitario de la Escuela de Salud Pública de Yale. “No hay ningún competidor claro entre los productores nacionales de medicamentos antivirales de China”.
Un síntoma de la alta demanda de Paxlovid en China ha sido que el primer día que el país permitió vender el tratamiento antiviral en línea, las cajas disponibles del fármaco fueron acaparadas por una empresa de salud basada en Shanghái llamada 111, Inc. Desde entonces no se han reportado ventas en línea de la medicina, que sigue estando escasa.
El clamor por el medicamento incluso se ha propagado fuera de la China continental. En Taiwán, que tiene un régimen autónomo, el gobierno ha instado a la gente a moderar las compras que hacen para China. En la ciudad china de Hong Kong, ahora las farmacias están poniendo límites a las compras, mientras que otras están ayudando a enviar por correo la medicina al otro lado de la frontera.
En la isla Hong Kong, la Wonderful Dispensary le cobra a los clientes unos 15 dólares para que su personal envíe un paquete de pastillas a la China continental. Tony Ng, un dependiente que ha trabajado en el establecimiento durante más de 20 años, dijo que la farmacia se ha quedado hace poco sin una marca popular de acetaminofén.
“Los clientes me dijeron que la estaban comprando para sus familias y amigos”, dijo Ng, de 50 años. “La gente no puede comprar medicina para la fiebre en el continente ahora. De verdad la necesitan”.
En el hospital Xiehe en la ciudad de Wuhán, un anestesista que accedió a hablar con la condición de anonimato porque no tenía permiso para hablar con los medios internacionales, dijo que su hospital estaba racionando los antipiréticos y los analgésicos a los pacientes para que no se agotaran estos medicamentos.
La escasez podría haberse evitado con un planeamiento adecuado si el gobierno hubiera tomado un abordaje más gradual al salir de su fase “covid cero”, dijo el médico.
“Nunca pensé que fuera posible un cambio de 180 grados en la política. Pensé que al menos tomaría medio año para relajar los controles de covid gradualmente”, dijo. “Estamos totalmente sin preparación”.
Los esfuerzos cada vez mayores que la gente debe hacer para conseguir una caja de medicina están causando molestia entre quienes culpan al gobierno por no asegurar una transición sin contratiempos,
“Cuando veo que las noticias piden a la gente ayudarse unos a otros, me siento tonto”, dijo Simon Zhang, un habitante de Pekín de 24 años cuya novia se está recuperando de covid. “Nos piden no acaparar y sugieren que nos dividamos una caja de ibuprofeno en varias partes para vender… ¿Por qué los chinos siempre nos rescatamos a nosotros mismos?”
Zixu Wangy Amy Chang Chien colaboraron con investigación.
David Pierson es corresponsal para China de The New York Times. Cubre la política exterior china y la interacción económica y cultural de China con el mundo. @dhpierson
Isabelle Qian es una videorreportera que cubre China para el Times. @QianIsabelle
Tiffany May cubre noticias de Asia para The New York Times. Se unió al Times en 2017. @nytmay