Esa simplicidad también se refleja en sus valores de producción de bajo presupuesto y su actitud seria. En sus videos, doña Ángela cuenta un comal grande, una licuadora, ollas y la luz del día que da a su cocina un tono amarillo pálido que recuerda al caldo de pollo.
Doña Ángela es cálida, pero reservada. Ella quiere que sepas, como quizás lo hizo tu abuela alguna vez, que preparó esta comida para ti y espera que te guste. “Muy sabroso”, promete al final de cada video.
“Hay personas preparadas para estar frente a una cámara”, dijo Steven Alvarez, profesor de inglés en la Universidad St. John en Nueva York, quien imparte clases sobre comida mexicana. “Y hay personas como doña Ángela, cuyo encanto es simplemente magnético”.
En el 2019, doña Ángela acumuló un millón de suscriptores luego de subir solo 15 videos. Desde entonces ha subido más de 300. En 2020, Forbes México la nombró una de las 100 mujeres más poderosas del país. Pero ella no parece interesada en ese tipo de fama.
Doña Ángela no respondió a las solicitudes de entrevista para este artículo. Incluso YouTube ha tenido problemas para comunicarse con ella. Una vocera de la empresa, Verónica Navarrete, dijo que había estado “tratando de contactarla desde hace un tiempo” y no había podido.
Cuando un equipo de YouTube trató de enviarle sus premios, contó Navarrete, se dieron cuenta de que doña Ángela, “que no es muy experta en tecnología”, no tenía señal celular ni wifi en su rancho, donde vive con su esposo y algunos de sus hijos.
La información sobre sus antecedentes es escasa, aunque han salido a la luz algunos datos. Tiene poco más de 70 años y en 2020 le dijo a Notivideo, una organización de noticias en Michoacán, que tenía tres hijas, cinco hijos y 20 nietos, y que su madre le había enseñado a cocinar.