Donald Trump se ha convertido en el primer expresidente de EE. UU. en enfrentar cargos penales federales. El caso está relacionado con un conjunto de documentos confidenciales que Trump se llevó consigo al terminar su mandato presidencial.
El viernes se dio a conocer la acusación, en la que se le imputan 37 delitos por la retención de información de defensa nacional, por ocultar que poseía documentos clasificados y por declaraciones falsas. Walt Nauta, uno de sus colaboradores, también figura en la acusación.
Los fiscales aseguran tener pruebas de que Trump hizo caso omiso —a propósito— de un requerimiento de las autoridades realizado en mayo de 2022 en el que se le exigía que devolviera a los Archivos Nacionales todo lo que era propiedad de la institución.
Pero Trump instruyó a sus colaboradores para obstruir los esfuerzos del FBI.
“No quiero que nadie vea mis cajas, de verdad que no”, dijo Trump a uno de sus abogados, según el documento de la acusación, que incluye otros detalles sobre el contenido de la información que retuvo (un mapa secreto, planes de ataque, programas nucleares) y la torpeza con que fueron almacenados en un baño, un salón de baile y otros espacios de Mar-a-Lago, la residencia y club de Trump en Florida. También se ha detallado que el expresidente mostró los documentos altamente clasificados a personas que no poseen la autorización de seguridad requerida.
La denuncia, la segunda este año, “en muchos aspectos eclipsa a la primera, tanto en gravedad jurídica como en peligro político”, escribió Peter Baker, corresponsal del Times en la Casa Blanca. Y añadió: “Es bastante sorprendente que el asunto que ayudó a impulsar a Trump a la Casa Blanca sea lo que amenace con arruinar sus posibilidades de regresar a ella”.
Y es que hace siete años, el entonces candidato Trump convirtió en un lema de su campaña la acusación contra Hillary Clinton de que había conservado información sensible en su servidor personal de correo.
(La diferencia básica entre ambas situaciones, según los entendidos, es que Clinton devolvió la información sin oponer resistencia y que los documentos que retuvo Trump contenían información más sensible).
Si el caso llega a los tribunales, será en el sur de la Florida, una zona diversa y muy poblada, en la que un jurado deberá determinar su culpabilidad o inocencia. Según reportaron nuestros colegas en Florida, los jurados podrían provenir del condado Miami-Dade o del de Palm Beach:
Todo esto debería ofrecer cierto consuelo a los miembros del equipo de defensa de Trump, quienes saben que solo se necesita un voto para que el resultado sea un jurado dividido. Además, muchos habitantes del sur de Florida, al igual que estadounidenses en otras partes del país, creen que Trump es víctima de un trato injusto por parte de fuerzas poderosas en la izquierda política.
Se espera que el exmandatario comparezca el martes en una corte de Florida.
A pesar de todos los detalles que se han conocido en los últimos días, hay algo que aún no está claro: ¿qué motivos tuvo para llevárselos y por qué se resistió tanto a entregarlos?
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