La ley también será difícil de derogar, incluso si los republicanos tienen la oportunidad en el futuro, porque está creando puestos de trabajo bien remunerados en Estados Unidos. Las empresas privadas han invertido más de 100.000 millones de dólares en vehículos eléctricos, infraestructura de recarga y energía solar. Muchos de los nuevos puestos de trabajo se crearán en estados y distritos republicanos. En un evento de BMW en octubre, el senador Lindsey Graham dijo que su estado, Carolina del Sur, “se convertirá en el Detroit de las baterías”.
Las nuevas leyes energéticas de Estados Unidos distan mucho de ser perfectas. Incluyen inversiones en infraestructura de combustibles fósiles, como autobuses de motores de gas. Y hasta ahora, muchas compañías eléctricas se han resistido a actualizar sus planes para desarrollar energía limpia con más rapidez. El Congreso había propuesto incentivos para que lo hicieran como parte del paquete climático, pero el senador Joe Manchin, de Virginia Occidental, se negó a que esa disposición siguiera adelante.
Con todo, en conjunto, estas nuevas leyes pondrán a Estados Unidos en un camino permanente para alejarse de los combustibles fósiles, aunque el viaje tenga altibajos.
Este año quizá también sea un punto de inflexión para Europa. La crisis energética, causada por la invasión no provocada de Ucrania a manos de Vladimir Putin, ha dejado a Europa prácticamente sin su mayor fuente de gas fósil. Como respuesta, los precios se han disparado: en agosto, el gas costaba en la Unión Europea (UE) doce veces más que a principios de 2021, un aumento exorbitante.
La explosión de los gasoductos Nord Stream en septiembre —un acto de sabotaje, según se cree—, que dañó un enlace clave entre Rusia y Europa, no hará sino acelerar esas tendencias, y no está claro que los gasoductos puedan repararse. Lo más probable es que los daños reduzcan de manera permanente el acceso de Europa a los combustibles fósiles.
Ante esas interrupciones, Europa ha acelerado sus planes para avanzar hacia las energías limpias. En noviembre, la UE decidió apresurar la concesión de permisos y la instalación de proyectos de energías renovables al establecer plazos máximos para todo tipo de proyectos, desde paneles solares hasta bombas de calor. Los negociadores de la UE también llegaron hace poco a un acuerdo con el fin de reducir más rápidamente la contaminación por carbono en esta década.
En octubre y noviembre, el consumo de gas en Europa fue aproximadamente una cuarta parte inferior a la media quinquenal del mismo periodo. Parte de esta reducción se debe a que la gente ha cambiado su comportamiento para ahorrar energía, una tendencia que podría ser temporal. Pero en el primer semestre de 2022, Polonia, los Países Bajos, Italia y Austria registraron un crecimiento masivo de las ventas de bombas de calor. Es poco probable que los edificios que ahora tienen bombas de calor vuelvan a quemar gas, aunque cambie la situación geopolítica.