No todos los empleados de este sector ven estos cambios como señales. Hace poco, hablé con una directora de comercialización de producto de Meta que fue despedida. Supuse que estaría preocupada por sus perspectivas laborales, pero con tres meses de indemnización y ahorros decentes, se mantiene optimista. Dado que casi el 79 por ciento de los ingenieros de software y casi el 76 por ciento de los mercadólogos que fueron despedidos de empresas de tecnología encontraron trabajo en un plazo de tres meses, su optimismo no es necesariamente infundado.
Sin embargo, existen algunos elementos que indican que el cambio en la cultura laboral en el sector tecnológico no es solo momentáneo, sino una redefinición de cómo se gestionarán las empresas tecnológicas.
Meta y Salesforce juntas perdieron más de 700.000 millones de dólares de capitalización bursátil el año pasado. Ambas empresas ahora se enfrentan a accionistas activistas que han tomado posiciones destacadas en sus acciones. Los accionistas activistas han pedido a las empresas que recorten gastos, reduzcan inversiones no estratégicas y, en específico en el caso de Meta, reduzcan su fuerza laboral. Los directivos tienen menos capacidades para contratar a más gente e invertir en iniciativas para los empleados que no estén vinculadas directamente con la ejecución del negocio.
En el caso de las empresas tecnológicas emergentes y sus fundadores, los últimos diez años fueron una época de bonanza. Las tasas de interés eran bajas, el capital de riesgo parecía ilimitado y las valoraciones se dispararon. Como el dinero era casi gratis, los directores ejecutivos fundadores se lanzaron a la búsqueda de ingresos, aumentaron sus bases de clientes e invirtieron en un sinfín de personas y proyectos.
Sin embargo, dado que las tasas de interés son las más elevadas que se han visto desde fines de 2007 y en vista de la persistente incertidumbre del mercado, los inversionistas están considerando más inversiones en empresas con cimientos y flujos de caja sólidos. Para los directores ejecutivos fundadores, esto significa que será más difícil obtener financiamiento, y que las expectativas de retorno de la inversión serán aún mayores. Para las empresas de tecnología grandes y las emergentes por igual, el efectivo ya no es gratis y las inversiones en empleados deben rendir frutos.
Estamos entrando en una era de presión de los inversionistas externos, mayores obstáculos de financiamiento y volatilidad general del mercado. Este entorno exige que los directivos realicen cambios estructurales en la forma en que se vive la cultura laboral, tanto en lo que respecta a los empleados como a los inversionistas.
Los actuales trabajadores del sector tecnológico están acostumbrados a tener voz y voto y ahora tendrán que ceder ante un nuevo mundo con mayores expectativas y una inversión disciplinada. No tener en cuenta los vientos de cambio pondrá en peligro las carreras de muchos trabajadores empoderados.
Nadia Rawlinson fue directora de personal de Slack.