A lo largo de los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump, las familias mexicanas y centroamericanas constituían la mayoría de quienes cruzaban la frontera para buscar protección en Estados Unidos. Pero la gestión Biden se ha esforzado por encontrar formas de disuadir a poblaciones adicionales que hasta ahora no cruzaban históricamente en números récord, incluidos los venezolanos. A lo largo del mandato de Biden, altos funcionarios de la Casa Blanca se han mostrado preocupados por las críticas, tanto de republicanos como de demócratas, de que el gobierno carece de una forma ordenada tanto de procesar como de rechazar a los migrantes que no cumplen los requisitos para el asilo.
En los últimos meses, miles de venezolanos han emprendido el peligroso viaje a través del Tapón del Darién, entre Sudamérica y Centroamérica, para llegar a Estados Unidos. La mayoría de los que han sido autorizados a permanecer temporalmente se enfrentarán finalmente a procedimientos de expulsión que probablemente tardarán años en avanzar. Las Naciones Unidas calcula que más de 6,8 millones de venezolanos han huido de su país.
Aun así, los venezolanos solo representan alrededor del siete por ciento del total de cruces en el suroeste entre el pasado octubre y finales de agosto, según los datos más recientes del gobierno de Estados Unidos.
“Los venezolanos son solo un grupo. También están llegando cubanos y nicaragüenses en cantidades significativas”, dijo Cris Ramón, un consultor de inmigración que ha escrito para el Instituto de Política Migratoria y el Instituto George W. Bush. “Esta política no va a abordar a estos grupos que están llegando a la frontera ahora mismo”.
Un plan que la Casa Blanca analizaba la semana pasada incluía ofrecer el mismo permiso humanitario a cubanos, haitianos y nicaragüenses, según funcionarios informados de las discusiones. No estaba claro por qué estas nacionalidades fueron finalmente excluidas. Los cubanos, nicaragüenses y venezolanos constituyen alrededor de una cuarta parte del total de migrantes que han cruzado la frontera suroeste entre el pasado mes de octubre y finales de agosto, según los últimos datos gubernamentales disponibles.
Biden dijo el mes pasado: “Lo que está en mi mira ahora es Venezuela, Cuba y Nicaragua, y la capacidad de enviarlos de vuelta a esos Estados no es racional”.
Estados Unidos no ha repatriado a la mayoría de los inmigrantes de Cuba y Nicaragua debido a la actual inestabilidad política en esos países y probablemente seguirá liberándolos temporalmente hasta que se enfrenten a una audiencia en el tribunal de inmigración en la que puedan intentar argumentar que no deben ser deportados.