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El núcleo de la Tierra se paró y cambió, pero no hay que preocuparse

Una explicación es que el núcleo interno está girando, y desvía estas ondas. A mediados de la década de 1990, Song fue uno de los primeros científicos en sugerir que el núcleo interno podría estar girando a una velocidad diferente a la de la superficie de la Tierra. Desde entonces, los sismólogos han encontrado pruebas que implican que el giro del núcleo interno puede acelerarse y ralentizarse.

¿Por qué sucede eso? Una idea es que dos fuerzas titánicas están luchando por el control del corazón del mundo. El campo magnético de la Tierra, generado por corrientes de hierro arremolinadas en el núcleo externo líquido, está tirando del núcleo interno, lo que hace que gire. Ese impulso es contrarrestado por el manto, la capa mucilaginosa ubicada encima del núcleo externo y debajo de la corteza terrestre, cuyo inmenso campo gravitatorio atrapa el núcleo interno y frena su giro.

Al estudiar las ondas sísmicas de inmersión en el núcleo registradas desde la década de 1960 hasta la actualidad, Song y Yi Yang, otro sismólogo de la Universidad de Pekín y coautor del estudio, postulan que este tremendo tira y afloja hace que el núcleo interno gire hacia atrás y hacia adelante en un ciclo de aproximadamente 70 años.

A principios de la década de 1970, en comparación con alguien parado en la superficie de la Tierra, el núcleo interno no giraba. Desde entonces, el núcleo interno ha girado gradualmente más rápido hacia el este, superando la velocidad de rotación de la superficie de la Tierra. Posteriormente, el giro del núcleo interno se desaceleró hasta que pareció detenerse en algún momento entre 2009 y 2011.

El núcleo interno ahora está comenzando a girar gradualmente hacia el oeste en relación con la superficie de la Tierra. Es probable que acelere y que luego vuelva a desacelerarse, llegando a otro punto muerto en la década de 2040 y completando su último ciclo de giro hacia el este y el oeste.

Este ritmo de 70 años, si existe, podría tener un efecto tangible en algunas de las zonas más profundas de la Tierra. Pero es posible que solo sea capaz de provocar una turbulencia comparativamente menor más cerca de la superficie, tal vez causando cambios sutiles en el campo magnético del planeta, o incluso modificando muy ligeramente la duración de un día, que se sabe que aumenta y disminuye en un fracción de milisegundo cada seis años.

Este es solo uno de varios modelos que buscan explicar los viajes erráticos de las ondas que llegan al núcleo. También es posible que la capa más interna de la Tierra se tambalee. O, por el contrario, el núcleo ferroso podría tener una superficie metamórfica, retorciendo cualquier onda sísmica que lo atraviese. “No importa qué modelo te guste, hay datos que no concuerdan”, dijo Vidale.

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