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Elecciones en Ecuador: lo que hay que saber

El domingo se celebran elecciones presidenciales en Ecuador durante un momento tumultuoso para el país. En mayo, el presidente Guillermo Lasso convocó elecciones anticipadas en medio de un proceso de destitución contra él por acusaciones de malversación de fondos. La semana pasada, el candidato presidencial Fernando Villavicencio fue asesinado durante la campaña electoral.

Todo esto ha sucedido mientras las mafias de la droga extranjeras han unido sus fuerzas a las de las prisiones locales y las bandas callejeras para desatar una ola de violencia sin precedentes en la historia ecuatoriana reciente, elevando las tasas de homicidio a niveles récord y convirtiendo la seguridad en el principal problema para la mayoría de los votantes.

Esto es lo que debes saber sobre las próximas elecciones.

En mayo, Lasso disolvió la Asamblea Nacional, liderada por la oposición, haciendo uso, por primera vez, de una medida constitucional que permite al presidente gobernar por decreto hasta que puedan celebrarse nuevas elecciones presidenciales y legislativas. El proceso de destitución se detuvo definitivamente cuando Lasso disolvió el ente legislativo.

La medida se adoptó en un momento de extraordinaria turbulencia política en este país de 18 millones de habitantes situado en el extremo occidental de Sudamérica. Pero proporcionó una estabilidad temporal al permitir que el presidente eludiera el estancamiento de la legislatura y apaciguara a los votantes que buscan un nuevo liderazgo y medidas contra el aumento de la delincuencia en las calles y la violencia de las drogas y las bandas.

Los candidatos pueden ganar directamente si obtienen el 50 por ciento del total de los votos o el 40 por ciento junto con una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre el segundo. En caso contrario, los dos candidatos más votados competirán en una segunda vuelta el 15 de octubre.

El nuevo presidente ocupará el cargo hasta mayo de 2025.

Los votos serán emitidos y contabilizados utilizando tecnología blockchain para evitar el fraude electoral, según el Consejo Nacional Electoral ecuatoriano, una novedad en América Latina.

La campaña para las elecciones del domingo se vio convulsionada el 9 de agosto, cuando Villavicencio recibió disparos en un acto de campaña. Se ha detenido a seis colombianos en relación con el impactante asesinato, pero sigue sin estar claro quién los contrató, si es que alguien lo hizo.

Villavicencio era asambleísta, experiodista de investigación y activista contra la corrupción. Aunque no era uno de los principales contendientes, porque se encontraba en la parte media de las preferencias en una contienda de ocho aspirantes, tenía una larga trayectoria en los asuntos públicos ecuatorianos, en gran parte como antagonista de los que estaban en el poder.

Desempeñó un papel crucial en la denuncia de un escándalo de sobornos que derivó en la condena del expresidente Rafael Correa. Algunos de sus trabajos le valieron amenazas de muerte.

Su denuncia de los vínculos entre el crimen organizado y la clase política le granjeó enemigos. El atentado fue un acontecimiento traumático en unas elecciones que han estado dominadas por la preocupación por la violencia relacionada con el narcotráfico.

La candidata que lidera las encuestas es Luisa González, respaldada por el poderoso partido del expresidente Correa, quien gobernó de 2007 a 2017. Durante su presidencia, un auge de las materias primas ayudó a sacar a millones de personas de la pobreza, pero el estilo autoritario de Correa y las acusaciones de corrupción dividieron profundamente al país.

“Estamos viendo mucha nostalgia de los votantes por la situación de seguridad y la situación económica mientras él estaba en el poder, lo que parece estar impulsando su candidatura”, dijo Risa Grais-Targow, directora para América Latina de Eurasia Group. “El resto de los candidatos está en una batalla muy reñida por el segundo puesto”.

Eso incluiría a Otto Sonnenholzner, exvicepresidente, y a un activista indígena, Yaku Pérez, quien ha estado haciendo campaña en temas ambientales.

“Otto intenta posicionarse como una especie de centrista recién llegado”, dijo Grais-Targow, pero para muchos votantes representa “la continuidad política de Lasso”.

En cuanto a Pérez, su enfoque en el medioambiente y la corrupción no son las principales preocupaciones de los votantes, dijo.

Christian Zurita, colega de investigación y amigo cercano de Villavicencio desde hace mucho tiempo, lo ha sustituido como candidato de su partido, pero es visto como una posibilidad remota.

Aunque la seguridad siempre iba a ser un tema prioritario, “esta elección tendrá mucho que ver con el tema de la seguridad”, dijo Paolo Moncagatta, analista político radicado en Quito.

Los expertos predicen que esto podría mejorar las posibilidades de Jan Topic, un candidato hasta ahora poco conocido que es un empresario de 40 años y exsoldado de la Legión Extranjera francesa que se centra en implementar una postura dura contra la delincuencia.

Se ha hecho eco de las promesas del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuya línea dura con las bandas ha reducido significativamente los índices de violencia, aunque sus tácticas agresivas han suscitado la preocupación de los organismos que monitorean los derechos humanos.

Las encuestas en Ecuador suelen ser poco fiables, pero las últimas cifras sugieren que la ventaja de González se está reduciendo, y un reciente repunte de Topic lo ha puesto a competir con Sonnenholzner por el segundo lugar.

Germán Martínez, forense que trabaja en la morgue donde yacía el cuerpo de Villavicencio la semana pasada, dijo que tras el asesinato había decidido cambiar su voto para apoyar a Topic.

“Esto no puede seguir sucediendo aquí en el país”, dijo. “Buscamos alguien que enfrente todo esto con mano dura”.

Muchos de los partidarios de Villavicencio culpan de su asesinato a su enemigo político, Correa. No hay pruebas de que Correa o su partido, el Movimiento Revolución Ciudadana, estuvieran implicados en el asesinato, pero los expertos afirman que las consecuencias podrían perjudicar a González en las elecciones.

Los analistas advierten que, en vez de impulsar a los votantes a acudir a las urnas, el aumento de la preocupación por la seguridad podría convencerlos de quedarse en casa, a pesar de la ley de voto obligatorio que impone multas por absentismo.

“Las votaciones dan miedo”, dijo Ana Vera, de 44 años, ama de casa en Quito, la capital.

Las preocupaciones sobre la seguridad se intensificaron esta semana cuando se informó de disparos cerca de donde estaban unos candidatos. El jueves, ocurrió un tiroteo en Durán, cerca de donde Daniel Noboa, candidato presidencial, realizaba un evento. Las autoridades dijeron que no era un objetivo.

Y el sábado ocurrió una balacera afuera de un restaurante en Guayaquil, donde Sonnenholzner estaba comiendo, aunque las autoridades afirmaron que el candidato tampoco era un objetivo.

Ecuador fue un remanso de tranquilidad en comparación con Colombia, el país vecino que durante décadas sufrió la violencia de grupos armados guerrilleros, paramilitares y carteles de la droga. Todo eso cambió en los últimos años, cuando Colombia forjó un acuerdo de paz y Ecuador se ha visto dominado por una industria del narcotráfico cada vez más poderosa.

Debido a las noticias recurrentes de decapitaciones, coches bomba, asesinatos de policías, jóvenes colgados de puentes y niños que reciben disparos en las puertas de sus casas o escuelas, los ecuatorianos esperan un nuevo liderazgo que les devuelva esa existencia pacífica a la que estaban acostumbrados.

Jenny Goya, de 29 años, viajaba hace poco en un taxi por el centro de Guayaquil, la ciudad más grande del país, cuando el conductor se desvió de repente. Dos hombres armados subieron al vehículo, le robaron sus pertenencias y vaciaron sus cuentas bancarias. Tras retenerla durante dos horas, la dejaron en la calle.

“Siempre me había sentido bastante segura en la calle a pesar de la delincuencia, pero ahora evito salir lo más que puedo”, dijo Goya, administradora universitaria. “También empecé a sentirme insegura en espacios cerrados”.

“Los siguientes meses empecé a sentir que ningún espacio era seguro”, añadió.

Thalíe Ponce colaboró con información.


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