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Escuelas británicas han decidido combatir las posturas de Andrew Tate

EPPING, Inglaterra — Los chicos del séptimo grado se sentaron en una sala de conferencias en una escuela cerca de Londres. El tema no tenía nada que ver con derechos humanos, sucesos históricos o distintas religiones. “Andrew Tate”, dijo un profesor, señalando hacia una fotografía proyectada en la pared. “¿Qué saben acerca de esta persona?”.

Algunos chicos rieron al oír el nombre de Tate, un influente de las redes sociales conocido por sus comentarios misóginos. Un niño comentó que le gustaba porque “tiene una gran masculinidad”, autos rápidos y un cuerpo en forma. El profesor proyectó diapositivas con algunas de las afirmaciones de Tate, por ejemplo, que las mujeres víctimas de violación deberían aceptar cierta responsabilidad. Unos cuantos niños dijeron estar de acuerdo.

“Está equivocado”, dijo el maestro, Jake White. “Es una bola de tonterías”.

En escuelas por todo el Reino Unido, los docentes —que tardaron mucho en percatarse de la enorme influencia que Tate tiene entre sus estudiantes— han decidido tomar medidas para combatir los mensajes de este influente. Tate, un británico-estadounidense que compitió en kickboxing profesional, amasó millones de seguidores gracias a varios videos dedicados a glorificar las riquezas y promover una postura particularmente virulenta de machismo. El verano pasado, muchos sitios de las principales redes sociales suspendieron sus cuentas.

Tate, de 36 años, fue arrestado en diciembre en Rumania junto con su hermano y socio, Tristan Tate, por cargos de violación y tráfico de personas. Hasta el momento, permanecen en custodia de las autoridades. El abogado que los representa en ese país, Eugen Vidineac, defendió su inocencia en una entrevista con la televisora turca TRT.

Ni los arrestos ni la suspensión de las redes sociales han impedido que los mensajes de Andrew Tate se sigan difundiendo entre los jóvenes y sus videos todavía están disponibles en línea. Tate ha dicho que las mujeres “pertenecen” a los hombres, que deben quedarse en casa y que necesitan la dirección masculina. Ha retratado a los varones como víctimas del feminismo y tachado de falsas las acusaciones de violación, ha denigrado a los hombres que no están de acuerdo con su postura y ha promocionado esquemas sospechosos para hacerse rico.

El salto de las cápsulas de video y audio de Tate en TikTok a los pasillos escolares hizo que los adultos se percataran de su existencia y de su enorme popularidad.

Convencidos de que la escuela representa un microcosmos de la sociedad —y una muestra anticipada de su futuro—, varios educadores llegaron a la conclusión de que es crucial analizar la influencia de Tate pronto. Desde el otoño, algunos directores les han enviado cartas a los padres de familia para ponerlos al tanto del alcance de esta figura de las redes sociales e incluso la secretaria de Educación del Reino Unido advirtió que influentes como Tate podrían revertir los logros alcanzados en el combate contra el sexismo.

Las escuelas del Reino Unido ya lidiaban con una situación que los funcionarios ya han reconocido: una cultura estudiantil endémica de acoso sexual, de la que tanto chicas como chicos se sienten víctimas y, que en general, los deja con dudas sobre las normas aplicables a la interacción. Ahora, los educadores se encuentran con frecuencia en situaciones inesperadas, pues deben dedicar tiempo de clase a hablar sobre Tate en vez de cubrir los temas del plan de estudios.

“Me entristece haber dedicado tiempo que era importante para las materias del plan de estudios a hablar sobre Andrew Tate”, dijo Chloe Stanton, maestra de lengua y literatura inglesa en el este de Londres. “Pero las mujeres ya lidian con suficientes problemas en la sociedad para que además deban enfrentar este tipo de actitudes”.

En meses recientes, comentó Stanton, los estudiantes han empezado a sacar a colación a Tate en clase. Celebran su riqueza y sus bólidos. Y por primera vez en sus 20 años de docencia, sus estudiantes de entre 11 y 16 años la han cuestionado por trabajar y le han preguntado si tenía el permiso de su marido para hacerlo.

Ha escuchado que sus estudiantes hablan de la violación de forma casual. “Como la única mujer en el aula, me he sentido incómoda”, dijo. Una vez, un estudiante le preguntó si iba a llorar. Incluso en casa, sus tres hijos parecían defender a Tate.

“Está lavando el cerebro a una generación de chicos y da mucho miedo”, dijo. “Parecen creer que tiene razón. Que tiene razón porque es rico”.

En la región de las Tierras Medias, Nathan Robertson, especialista en estudiantes que requieren apoyo adicional, explicó que en el transcurso de un año ha escuchado con regularidad material de Tate en los celulares de sus estudiantes. Muchos chicos de entre 14 y 15 años en un grupo con el que trabaja citaron a Tate entre sus modelos a seguir. Cuando abordaron el tema del aborto en clase, los chicos comenzaron a reír, dijo, y comentaron que el feminismo es ponzoñoso. Algunos afirmaron que las mujeres no tenían derechos y que los hombres debían tomar decisiones por ellas.

En una escuela de Belfast, Irlanda del Norte, se propagó una frase popularizada por Tate para burlarse de las personas que no tienen automóviles de lujo —“¿De qué color es tu Bugatti?”—, dijo Charlotte Carson, maestra de historia y civismo.

En un primer momento, los educadores intentaron evitar una postura de confrontación directa con las opiniones de Tate, por temor a darles una plataforma. Pero en cuanto se percataron de las dimensiones de su popularidad, decidieron que ofrecer un contrapeso a su influencia era prioritario.

Aunque no se cuenta con cifras oficiales, maestros y administradores de todo el país afirmaron que este tipo de acciones ahora son muy comunes en las escuelas.

Durante la tercera hora de clase una mañana de enero en Londres, en la escuela para varones Merchant Taylors’ School, dos expertas en sexualidad y relaciones humanas les pidieron a jóvenes de entre 16 y 18 años, inquietos en sus asientos de un auditorio de la institución, explicar por qué les interesaba Tate. Prometieron que nadie se metería en problemas.

“Es la sensación de que a los hombres todavía se les admira”, respondió un chico del frente.

“Entonces, ¿empoderó a los jóvenes que sentían que los trataban injustamente?”, preguntó Allison Havey, una de las fundadoras de RAP Project, organismo encargado de impartir el taller. “Sí”, dijo el chico.

Un estudiante quería saber por qué estaba mal decir que era responsabilidad de la mujer protegerse si caminaba sola por la calle en la noche. Otro preguntó cuál era la diferencia entre coerción y seducción. Otro más quería debatir acerca de las acusaciones falsas de agresión sexual.

Aunque para las escuelas británicas es obligatorio impartir educación sexual y de relaciones humanas, el interés por Tate ha obligado a RAP Project y otros grupos, que organizan estos talleres desde hace tiempo, a ahondar más en las definiciones de misoginia y masculinidad.

La escuela en la que trabaja White, la Epping St. John’s Church of England School, al noreste de Londres, organizó una serie de asambleas a lo largo de una semana en respuesta a la detención de Tate y su obvio atractivo para la gente joven. Tres profesores varones dirigieron las sesiones (“Los chicos admiran a estos tipos”, dijo Mike Yerosimou, el director), y si bien su especialidad no era la misoginia, investigaron y se prepararon junto con colegas mujeres.

Pidieron a los estudiantes discutir algunas frases de Tate con un compañero. Un chico, que dijo que veía más de 10 videos de Tate al día, estaba preocupado de que una mujer pudiera arruinarle la vida a un hombre al acusarlo falsamente de violación.

Los profesores presentaron videos sobre acoso sexual y masculinidad tóxica e intentaron desacreditar las posturas de Tate. Dijeron que ser hombre en realidad involucraba cualidades como respeto, “lealtad” y “consuelo discreto”.

Después de que se fueron los alumnos, los docentes se preguntaron si la clase tendría efecto.

Muchos educadores afirman que la influencia de Tate es particularmente difícil de vencer debido a que a los muchachos les atrae su fastuoso estilo de vida, ingenio ágil y éxito. Como ya se los ganó, aceptan sus puntos de vista misóginos.

“En esta sociedad, el éxito material comunica hasta cierto punto que tu postura es acertada”, dijo Michael Conroy, fundador de Men At Work, grupo dedicado a capacitar a maestros y trabajadores sociales especializados en jóvenes para que puedan apoyar a los varones jóvenes. “El problema es que combina eso con mensajes muy peligrosos”.

Dichos mensajes, dijeron los docentes, han hallado terreno fértil entre los muchachos que intentan lidiar con las cuestiones de cómo ser hombre en un momento en que se están desafiando los roles de género tradicionales. Los chicos, sensibles a frases y términos como “masculinidad tóxica”, que para algunos pueden sentirse como un ataque personal, encuentran en Tate una validación de dicha ansiedad, a través de una cosmovisión que presenta a los hombres como víctimas. Que lo hayan detenido, dijeron, reforzaba ese relato de victimización.

“Está dándole a estos chicos un guion para responder a su insatisfacción”, dijo Carson, la maestra de historia en Belfast.

Entre los docentes no hay consenso sobre si Tate está empeorando la misoginia de la sociedad o simplemente la refleja.

“Esas ideas y esos pensamientos existían antes de Andrew Tate”, dijo Robertson, el experto en concientización en las Tierras Medias. “Pero algunos patrones de misoginia se han incrementado como resultado de que él ganara popularidad”.

Los maestros consideran que es su trabajo, en parte, ayudar a que los estudiantes comprendan que, si bien Tate es popular, sus posturas no están dentro de lo convencional.

“Tenemos que ayudar a educarlos porque el mundo ha cambiado”, dijo Deana Puccio, fundadora del RAP Project. “Lo bueno de Andrew Tate es que al fin estamos teniendo esta conversación”.

Emma Bubola es una reportera residenciada en Londres. @EmmaBubola

Isabella Kwai es reportera de noticias de último momento en la corresponsalía en Londres. Se integró al Times en 2017 como parte de la corresponsalía en Australia. @bellakwai


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