El monitoreo atmosférico, el cual es un requisito del protocolo, detectó el problema, comentó Zaelke, y se informó a la dirección del tratado. “Sin admitir su culpabilidad, las partes infractoras empezaron a comportarse como es debido”, dijo. “Y las mediciones vuelven a estar donde deberían”.
Según el protocolo, las evaluaciones como la publicada el lunes deben realizarse al menos cada cuatro años. Además de científicos de la NOAA, contribuyeron investigadores de la NASA, la Organización Meteorológica Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente y la Comisión Europea.
La nueva evaluación también consideró, por primera vez, los efectos de un tipo potencial de intervención climática o geoingeniería sobre el ozono. El método, conocido como inyección de aerosoles estratosféricos, busca enfriar la atmósfera utilizando aviones u otros medios para distribuir aerosoles de azufre que reflejen parte de los rayos solares antes de que lleguen a la superficie.
La idea ha provocado una oposición feroz. Entre otras objeciones, los opositores afirman que intervenir en el clima de este modo podría tener graves consecuencias involuntarias, las cuales podrían alterar los patrones climáticos en todo el mundo. Sin embargo, según muchos científicos y otras personas, como mínimo, se necesita la investigación, porque el calentamiento puede llegar a un punto en el que el mundo esté desesperado por probar una técnica de intervención de este tipo, tal vez de manera temporal para ganar tiempo antes de que las reducciones de los gases de efecto invernadero puedan tener un efecto significativo.
Fahey, de la NOAA, dijo que algunos estudios habían demostrado el impacto de los aerosoles de azufre sobre el ozono, por lo que se le encargó al equipo de evaluación que lo investigara.
El protocolo “existe para proteger la capa de ozono y lo hemos hecho bastante bien al hacerles frente a las sustancias que agotan la capa de ozono”, dijo. El estudio de la inyección de aerosoles estratosféricos “está dentro de nuestras capacidades”, agregó.
En sus hallazgos hay mucha incertidumbre, dijo Fahey, pero el mensaje clave es que intentar enfriar el planeta en 0,5 grados Celsius (o 0,9 grados Fahrenheit), por ejemplo con el uso de aerosoles de azufre, tendría algún impacto en el ozono. Pero “no va a destruir nuestra capa de ozono y tener consecuencias catastróficas”, dijo.