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La pandemia solo va a terminar si aumenta la vacunación

A otras personas les preocupan los efectos secundarios. Esto es comprensible en el caso de los estadounidenses con ingresos bajos que no se pueden permitir una baja no remunerada para recuperarse. Aunque en un principio el Plan de Rescate del gobierno de Biden incluía la desgravación fiscal para las empresas que concedieran a sus empleados permisos remunerados para vacunarse, la medida terminó hace un año. En su lugar, el gobierno les está pidiendo a los empleados que lo hagan voluntariamente, pero sabemos que los trabajadores con bajos ingresos ya son quienes tienen menos probabilidad a obtener la baja médica remunerada en sus trabajos.

“Todo esto es un problema que tiene solución”, dijo Boyd.

En primer lugar, el gobierno tiene que difundir las grandes ventajas de las dosis de refuerzo bivalentes, aunque te hayas contagiado ya, aunque seas joven y goces de buena salud. “Resulta que muy poca gente sabe siquiera que ya están disponibles”, señaló Boyd. Sin embargo, hay poco dinero para darlas a conocer. Peor aún, el presidente Biden mandó el mensaje contrario hace poco al afirmar que “la pandemia ha terminado”. Lo que podría habernos dicho es que, si todo el mundo se pone las nuevas dosis de refuerzo bivalentes, conseguiremos lo que todos queremos: una vuelta completa a la vida normal.

Si los legisladores están dispuestos a ser creativos y a abordar las necesidades de la población, podrían llevar a cabo una campaña de vacunación exitosa que llegue a muchas más personas. Podrían designar un día festivo a nivel nacional para la vacunación, con puntos de fácil acceso para que todos se pongan la primera vacuna o la dosis de refuerzo. Podrían llevar las vacunas a los lugares de trabajo, sobre todo para los trabajadores esenciales. Podrían financiar departamentos de salud a nivel local para administrar dosis de refuerzo bivalente puerta por puerta, como hicieron con la primera ronda de vacunaciones. Podrían publicitarlas con campañas en las que colaboren estrellas del cine, la música y el deporte. En los anuncios podrían aparecer personas que hayan experimentado las consecuencias negativas de no haberse vacunado, en especial las que representan a grupos con tasas de vacunación bajas, como los agentes de policía o los profesionales de los cuidados de larga duración. Este es “el momento de revitalizarlo”, dijo Raifman.

Todos estos pasos pueden ayudar a que las vacunas contra la COVID-19 lleguen a un grupo más amplio de personas. Sin embargo, también son medidas que pueden contribuir a muchos otros objetivos de la salud pública, tan rutinarios como la vacuna anual contra la gripe, la cual tampoco se puede calificar de caso de éxito. El año pasado se vacunó alrededor de la mitad de los adultos. Las vacunas antigripales, como otras inmunizaciones, se consideran cuidados preventivos que las aseguradoras médicas deben cubrir sin costo dentro de la red. Sin embargo, muchas personas han afirmado este año que, a pesar de estar aseguradas, tuvieron que abonar un copago alto para vacunarse.

Se debería recuperar y reproducir el modelo de distribución de vacunas contra la COVID-19 anterior, y hacer que las vacunas y el asesoramiento sobre cómo obtenerlas sean gratuitos. Esa es una solución “al alcance de nuestra mano”, dijo Boyd. Después se integra en el sistema, y en la cultura, para cuando haya que desplegar otras vacunas para futuros brotes o pandemias, como, por ejemplo, la viruela del mono o la polio.

También necesitamos un mejor sistema para dar mayor salida a las vacunas. “Los repartos sistematizados requieren una inversión en infraestructura y departamentos de salud pública”, dijo Raifman. Buena parte de los fondos para las vacunas fueron destinados a los contratistas, no a las instituciones locales de salud pública. El dinero, en todo caso, debe ir a esas organizaciones con experiencia. El gobierno debería financiar campañas de vacunación móviles a largo plazo y dotarlas de personal, no solo para las vacunas contra la COVID-19, sino también para otras, sean rutinarias o de urgencia. “Disponer de una respuesta rápida en la salud pública significa asegurarse de que la gente obtenga ahora mismo sus vacunas contra la COVID-19 y la gripe”, dijo Raifman. Cuando surja otra variante, o se produzca otro brote, “es una muy buena base para poder actuar con rapidez”.

A veces hay intervenciones eficaces que no son tan complicadas. El evento “B Healthy Back to School Vaccination” (Vacunación para una vuelta sana al colegio) se celebró en un centro deportivo de Boston un sábado de mediados de septiembre. Las personas que se vacunaron recibieron tarjetas de regalo Visa por valor de 75 dólares y material escolar para el nuevo curso. La familia de Dorothy Stringer destinó ese dinero a la compra de alimentos en estos momentos de alta inflación. “Estoy muy orgullosa. Ya tengo a toda la familia vacunada”, declaró a CBS News en Boston. Ese día se vacunaron más de 600 personas. Cuando la ciudad celebró un segundo evento en octubre, se vacunaron 780 personas.

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