Desde que salió de la Casa Blanca, el mundo de Melania Trump se ha hecho más pequeño.
Tal como a ella le gusta.
Resguardada tras las puertas cerradas de sus tres casas, su mundo se limita a un pequeño círculo: su hijo, sus padres ya mayores y un puñado de viejos amigos. Visita a sus peluqueros, consulta a Hervé Pierre, su estilista de toda la vida, y a veces se reúne con su marido para cenar los viernes por la noche en sus clubes. Pero su objetivo máximo es una campaña personal: ayudar a su hijo Barron, de 17 años, en su búsqueda de universidad.
Lo que no ha hecho, a pesar de las invitaciones de su marido, es aparecer en la campaña electoral. Tampoco ha estado a su lado en ninguna de sus comparecencias ante los tribunales.
Así pasa los días Melania Trump, ex primera dama, actual cónyuge de un candidato en campaña y esposa de una de las figuras más divisorias de la vida pública estadounidense. A diferencia de sus predecesoras, no hay planes para una gira de conferencias, un libro o una gran expansión de sus actividades de beneficencia, la mayoría de las cuales, dicen personas cercanas a los Trump, no son del todo visibles para el público. En su vida después de ser primera dama, quiere lo que no pudo conseguir en la Casa Blanca: una sensación de privacidad.
Esos intentos de retirarse de la vida pública se han visto obstaculizados por su marido, que la ha convertido de nuevo en la esposa de un candidato. Mientras Donald Trump se enfrenta a una posible tercera acusación formal, ella ha guardado un silencio inquebrantable sobre su creciente riesgo judicial.
Aunque apoya su candidatura presidencial, Melania Trump no se ha dejado ver en público desde que Trump anunció su campaña en noviembre y no fue sino hasta mayo que habló de eso, cuando manifestó su apoyo en una entrevista con Fox News Digital.
“Tiene mi apoyo y esperamos devolver la esperanza por el futuro y gobernar Estados Unidos con amor y fortaleza”, declaró.
Su ausencia marca una notable diferencia con el inicio de la primera campaña de Trump, cuando Melania Trump, con un vestido blanco sin tirantes, descendió por la escalera mecánica dorada delante de su marido en el arranque de su campaña en la Torre Trump.
Melania Trump mantiene el contacto y la amistad con un reducido grupo de personas de su época en la Casa Blanca, entre ellas la diseñadora Rachel Roy y Hilary Geary Ross, la destacada relacionista de Palm Beach y esposa de Wilbur L. Ross, ex secretario de Comercio de Trump. Sigue muy unida a sus padres, que tienen un apartamento en la Torre Trump de Manhattan y han sido vistos en eventos de Trump en Mar-a-Lago, el club privado y residencia de los Trump.
“Desde su punto de vista y el de sus amigos, ha pasado por muchas cosas, que la han convertido en una mujer fuerte e independiente”, dijo R. Couri Hay, publicista que conoció a Melania Trump en Nueva York antes de que se fuera a Washington. “Ha aprendido a cerrar puertas y persianas y a permanecer en privado. No vemos mucho, no oímos mucho”.
Melania Trump declinó una solicitud de entrevista. Este relato se basa en una decena de entrevistas con asociados, ayudantes de campaña y amigos, la mayoría de los cuales hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir los detalles privados de su vida.
Personas cercanas a la familia afirman que la falta de apoyo público de Melania Trump no debe confundirse con desaprobación o indiferencia. Ella sigue defendiendo a su marido y comparte su creencia de que su familia está siendo atacada injustamente. Desconfía mucho de los principales medios de comunicación y es una ávida lectora del Daily Mail en internet, en el que sigue la cobertura de Trump que hace el tabloide conservador británico.
Melania Trump muestra un particular escepticismo ante el caso de E. Jean Carroll, quien obtuvo 5 millones de dólares por daños y perjuicios en un juicio en el que acusó a Trump de abusos sexuales en la década de 1990 y de difamación después de que dejara la Casa Blanca, según dos personas familiarizadas con sus declaraciones. Cuando Melania Trump vio la cobertura de la declaración de su marido en el caso, se enfureció con su equipo legal por no haber hecho más para plantear objeciones. También ha cuestionado en privado por qué Carroll no podía recordar la fecha exacta de la supuesta agresión.
A pesar de ello, Melania Trump cree que, a pesar de los riesgos judiciales, Trump podría regresar a la Casa Blanca el año próximo. En privado, ha mostrado curiosidad por Casey DeSantis, la esposa de Ron DeSantis, el gobernador de Florida y principal rival de Trump. Casey DeSantis es una asesora cercana de su marido, una presencia habitual en sus eventos y ha empezado a aparecer por su cuenta en actos de campaña a favor de él. En una de sus escasas entrevistas, Melania Trump reflexionó en Fox News sobre la posibilidad de volver a ser primera dama y afirmó que, de tener una segunda oportunidad en el cargo, “priorizaría el bienestar y el desarrollo de los niños”.
Pero aún no le ha dado prioridad a la campaña. Aunque se ha mostrado dispuesta a participar en eventos para su marido el año que viene, hasta ahora ha rechazado sus invitaciones a los actos de campaña.
“No creo que vaya a ser nada parecido a lo que hemos visto con Casey DeSantis”, dijo Stephanie Grisham, una exasistente de Trump que renunció el 6 de enero. “No va a dejarse ver en jeans ni a caminar en desfiles”.
Kellyanne Conway, asesora de Trump desde hace años y cercana a Melania Trump, dijo que la ex primera dama apoya “por completo” la candidatura de su marido y seguía siendo su “consejera de mayor confianza y más transparente”. Comentó que el matrimonio ha discutido en privado las “prioridades” de un segundo mandato.
“Conozco pocas personas tan seguras de sí mismas como Melania Trump”, dijo Conway, quien no trabaja para la campaña. “Ella sabe quién es y mantiene sus prioridades bajo control. Melania los mantiene a la expectativa y siguen interpretándola mal”.
Ese aire de misterio se extiende a las comunidades cerradas de los clubes de su esposo. En Palm Beach, Melania Trump no forma parte del circuito social, afirmó Lore Smith, una agente de bienes raíces de Palm Beach desde hace mucho tiempo, la cual visita con frecuencia el club.
A diferencia de sus predecesoras modernas, que asistían a clases de gimnasia o de spinning, a Melania Trump no se le ve en el gimnasio y no se tiene información de que tenga un entrenador, según otros asiduos del club y exayudantes. Durante mucho tiempo ha sido fanática de los días que pasa en el spa, pero casi nunca se le ve afuera en la piscina en Mar-a-Lago o Bedminster, el campo de golf y resort de Trump en Nueva Jersey. De vez en cuando, hace breves apariciones en eventos de caridad en Mar-a-Lago junto a su esposo.
“Son muy reservados detrás de los confines de Mar-a-Lago”, dijo Smith.
Melania Trump sigue muy involucrada con la educación de Barron. Su hijo está inscrito en una escuela privada en West Palm Beach y está empezando a buscar universidades en Nueva York.
Se dice que Melania Trump prefiere la ciudad a Mar-a-Lago o Bedminster. Se le ha visto yendo a su peluquero y entrando y saliendo de la Torre Trump, lo cual hace a través de una entrada lateral especial y un ascensor privado.
Fuera de las residencias familiares, la agenda pública de Melania Trump ha sido limitada. Ha participado en un puñado de eventos, incluida la recaudación de 500.000 dólares en tarifas el año pasado de Log Cabin Republicans, un grupo conservador que apoya los derechos de la comunidad LGBT, y Fix California, una organización electoral fundada por Richard Grenell, ex alto funcionario del gobierno de Trump. Grenell se negó a comentar sobre la aparición de la ex primera dama en los eventos.
En febrero de 2022, Melania Trump inició “Fostering the Future”, un programa de becas para niños de acogida que ya están a punto de cumplir la edad máxima para pertenecer al sistema. Una persona familiarizada con el programa, que habló bajo condición de anonimato, no ofreció detalles ni reveló cuántas becas se otorgaron, y solo afirmó que fueron “más de dos”. No existe ninguna organización benéfica con el nombre “Fostering the Future” o “Be Best” registrada en Florida o Nueva York.
Michael Weitzman, el primer beneficiario de una de las becas, dijo que recibió financiación durante cuatro años en la Universidad Oral Roberts a través de un mentor, que conocía a un amigo relacionado con los Trump. “Me preguntó si ir a la universidad todavía era un sueño para mí”, contó Weitzman, quien pasó su infancia viviendo en 12 hogares de acogida. “Dijo que podría conocer a alguien realmente rico que podría querer pagar para que yo fuera”.
Weitzman no llenó ningún tipo de solicitud, pero un día después de que el mentor le planteó la idea, recibió un correo electrónico del equipo de relaciones públicas de Melania Trump, preguntándole si estaba dispuesto a participar en una entrevista de Fox News con la ex primera dama, la primera desde que dejó la Casa Blanca. La beca se anunció durante la entrevista de mayo de 2022, con la participación de Weitzman a través de Zoom. Weitzman, de 26 años, dijo que no había tenido ninguna interacción con Melania Trump desde entonces.
“No la he conocido en persona. A menudo me preguntaba si lo haría y me encantaría”, dijo. “Estoy más que agradecido. No hay ninguna razón por la que alguien tendría que haber hecho esto por mí”.
Los asistentes de Melania Trump se negaron a discutir los detalles de sus planes de campaña, sus emprendimientos benéficos y comerciales y sus puntos de vista sobre los problemas legales de su esposo. Los voceros de la campaña de Donald Trump se negaron a comentar.
En muchos sentidos, la vida de Melania Trump posterior a la Casa Blanca es una extensión de su estilo como primera dama.
Desde el comienzo del mandato de su esposo, cuando no se mudó de inmediato a la Casa Blanca, Melania Trump constantemente vaciló entre dos extremos: aceptar de lleno su papel o desafiar todas las expectativas asociadas con él.
Uno de sus momentos más memorables se realizó a través de una declaración de moda. Cuando regresaba de una visita a un pueblo fronterizo de Texas para encontrarse con niños migrantes detenidos, vistió una chaqueta estampada con la frase: “Realmente no me importa. ¿Y a ti?
Gran parte de su experiencia en la Casa Blanca estuvo marcada por lo que personas cercanas a ella describieron como decepción y traición por parte de amigos, ayudantes e incluso miembros de la familia Trump. En ocasiones, su relación con Ivanka Trump y Jared Kushner, la hija y el yerno de Trump, fue tensa, según exasesores. Desde entonces, su exsecretaria de prensa, Grisham, y una exayudante y amiga, Stephanie Winston Wolkoff, han escrito libros reveladores que la describen como fría y desconectada de su cargo.
Esas experiencias empujaron a Melania Trump a ocultarse aún más del ojo público, aseguraron personas vinculadas con la familia.
Pero esa privacidad puede ser difícil de mantener bajo el escrutinio de unas contenciosas primarias presidenciales y las investigaciones legales.
Recientemente, Chris Christie criticó a ambos Trump por un pago de 155.000 dólares a Melania Trump de parte de un comité de acción política alineado con la campaña de su esposo. Un representante del comité dijo que Melania Trump fue contratada en 2021 para “consultoría de diseño”, incluida la elección de vajillas, distribución de asientos y arreglos florales.
“Existe la estafa y luego existe la estafa al estilo de los Trump”, escribió Christie, el exgobernador de Nueva Jersey y el crítico más abierto de Trump en el campo de las primarias republicanas de 2024, en Twitter. “Son los campeones indiscutibles”.
La mayor parte de su perfil público, realizado casi siempre a través de sus cuentas de redes sociales, se centra en la venta de una variedad de cromos virtuales. Sus NFT, o tokens no fungibles, incluyen dibujos digitales de sus ojos, un sombrero de ala ancha que usó durante una visita de estado, adornos navideños de la Casa Blanca y una rosa azul destinada a conmemorar el Mes Nacional del Programa de Acogida.
La mayoría de sus tuits y publicaciones de Instagram promocionan directamente los NFT o una empresa llamada USA Memorabilia, que los vende. Un día después de que su esposo anunciara en su red social, Truth Social, que había recibido una notificación de la investigación federal sobre sus esfuerzos para frustrar la transferencia de poder en 2020, el único comentario público de Melania Trump fue el anuncio de una nueva colección de NFT: “Hombre en la Luna”.
Una parte de sus ganancias se destina a donaciones, aunque sus asistentes no proporcionaron detalles sobre la cantidad ni especificaron a qué organización benéfica.
Si bien las primeras damas a menudo sacan provecho de la fama que viene con el cargo, la empresa lucrativa de Trump es diferente de la de sus predecesores, dijo Kate Andersen Brower, autora del libro First Women: The Grace and Power of America’s Modern First Ladies.
Según los informes, a Michelle Obama se le pagó más de 60 millones de dólares en un acuerdo de libro conjunto con su esposo, además de recibir cientos de miles de dólares por discursos y firmar un lucrativo acuerdo de producción con Netflix. Laura Bush y Hillary Clinton también vendieron sus memorias por millones. Sus memorias y discursos pagados requerían que las ex primeras damas compartieran algunos detalles sobre sí mismas, sus puntos de vista y sus vidas en la Casa Blanca.
Simplemente vendiendo imágenes, Melania Trump no tiene que revelar nada.
Eso es exactamente lo que prefiere, dijo Brower.
“Ella es la primera dama más francamente desconocida”, dijo sobre la personalidad pública de Melania Trump. “Hay algo radical al respecto. Se espera que las primeras damas quieran complacer a la gente y no estoy seguro de que eso a ella realmente le importe”.
Maggie Haberman y Susan Beachy colaboraron con este reportaje.
Lisa Lerer es una corresponsal de política nacional estadounidense, cubre campañas electorales, votaciones y poder político.
Katie Rogers es una corresponsal de la Casa Blanca, cubre el gobierno de Joe Biden, la cultura de Washington y la política interna. Se unió al Times in 2014.