YAHIDNE, Ucrania — Volvieron a ponerse las gafas de sol rosadas, naranjas y verdes. De los armarios salieron zapatos de plataforma alta, minifaldas negras, leggings de cuero y joyas metálicas.
Iban a la moda, eran jóvenes y guapos, y estaban dispuestos a divertirse en una reciente y cálida noche de verano en un escenario dramático: las ruinas bombardeadas de un edificio dañado por la guerra y lleno de escombros.
Los había convocado el grupo Repair Together, que espera revivir el famoso ambiente rave ucraniano que existía antes de la invasión, pero con un toque de los tiempos de guerra que corren: hacer el bien mientras te diviertes.
Andriy Diachenko, cuyo nombre artístico es DJ Recid, estuvo a cargo de los discos. Y la multitud de veinteañeros —vestidos con sus mejores galas de discoteca— empujó carretillas, paleó escombros y barrió el polvo, todo ello mientras movían la cabeza y se balanceaban al ritmo de la música.
“En este momento, no me parece apropiado ir a la discoteca”, dijo Tetyana Burianova, de 26 años, una de las organizadoras del rave y asidua de la vida nocturna de Kiev antes de la guerra. “Quiero volver a mi vida anterior, pero solamente después de la guerra. Mientras haya guerra, mi vida, como la de todo el mundo, es solo el voluntariado”.
Los activistas de Repair Together, que son de Kiev, no tenían en mente salir de fiesta cuando empezaron a solicitar voluntarios locales para reparar edificios destruidos en los poblados de las afueras de la capital, en zonas liberadas de la ocupación rusa esta primavera. Los voluntarios retiraban los escombros y hacían pequeñas reparaciones. El grupo publicaba su trabajo en Instagram para tratar de animar a más personas a ayudar.
Después de cada limpieza, los activistas organizaban un concierto u otro tipo de entretenimiento, a menudo para niños. Los lugareños, agotados por cinco meses de incesantes bombardeos y ataques con misiles, estaban entusiasmados. Así que Repair Together decidió combinar la música con el trabajo de reparación.
Así nació la idea de un nuevo tipo de fiesta.
Burianova dijo que el grupo esperaba limpiar 25 edificios con estos eventos antes de que llegara el invierno. La fiesta reciente, en Yahidne, un pueblo al norte de Kiev, fue la primera.
Desafortunadamente, hay muchos lugares por limpiar, y su número aumenta cada día. Hasta el 8 de agosto, unos 131.000 edificios de Ucrania habían sido destruidos por los bombardeos y ataques de misiles rusos, según la Escuela de Economía de Kiev. El Ministerio de Cultura calcula que unos 65 clubes culturales de pueblo han sido destruidos. Son similares a los centros comunitarios, y en muchas localidades ahí solían celebrarse fiestas en discotecas todos los viernes por la noche antes de la guerra.
Para muchos de los cerca de 200 asistentes que acudieron al rave en la destruida Casa de la Cultura de Yahidne, era la primera vez en meses que se ponían ropa de fiesta.
“Llevo cinco meses sin tocar”, dijo DJ Recid, que en su momento tocaba en el popular club No Name de la capital. “Es el mejor rave que puedo imaginar ahora”, dijo.
“Bailamos juntos y reparamos juntos”, añadió.
Yahidne, un pueblo de la región de Chernihiv, fue ocupado por las fuerzas rusas el 3 de marzo, y liberado por el ejército ucraniano el 31 de marzo. Muchas casas del pueblo quedaron en ruinas, pero la ocupación también es conocida por un episodio especialmente sombrío.
Mientras los rusos controlaban el pueblo, más de 300 personas, entre ellas 77 niños, fueron encarceladas en un sótano húmedo de la escuela del pueblo. Se les utilizó como escudo humano para las tropas rusas que tenían allí su base. Diez de los cautivos murieron.
Muchos de los habitantes de Yahidne se mostraron agradecidos al ver a los activistas organizar la fiesta reciente.
“Sentimos que el pueblo no está vacío cuando ellos están aquí”, dijo Viktoria Hatsura, de 29 años, cuyo hijo también estaba ayudando a limpiar los escombros. Hutsura, junto con sus tres hijos, pasó casi un mes de cautiverio en el sótano durante la ocupación rusa.
Dijo que se alegraba de ver a tantos jóvenes dispuestos a aportar emociones positivas y ayuda a su pueblo.
Otros residentes de Yahidne alabaron el esfuerzo, pero no la música tecno.
“No puedo decir que me guste la música, pero estoy agradecida a estos chicos por su trabajo”, dijo Oksana Yatsenko, de 42 años, que vive cerca de la Casa de la Cultura.
Antes de la guerra, las fiestas de Kiev eran conocidas más allá de las fronteras de Ucrania. Regularmente se llevaban a cabo raves en instalaciones industriales, edificios semiabandonados, clubes y al aire libre en las márgenes de los ríos. Ahora, los pueblos destruidos son el telón de fondo.
En el lugar de la fiesta de Yahidne, las cicatrices negras de las quemaduras marcaban las paredes de ladrillo rojo de la Casa de la Cultura, que actualmente no tiene techo. En medio de la pista de baile había un montón de escombros.
La multitud, que sostenía palas y baldes, asentía y zapateaba enérgicamente al ritmo, mientras llenaba los baldes y las bolsas. El DJ tocaba en un escenario decorado con una cortina de cintas de colores, que revoloteaba y brillaba a la luz del sol. Los altavoces estaban colocados en trípodes entre los escombros. Alrededor había mucho ladrillo expuesto. Algunos niños de la zona acudieron a ayudar.
“Antes de la guerra siempre estaba en las discotecas”, dijo Solomiya Yaskiv, de 23 años, responsable de publicidad en una empresa tecnológica de Kiev. “Ahora mismo casi no hay fiestas en Kiev y, de todos modos, no estoy mentalmente preparada para ellas. Aquí es diferente, puedo volver a disfrutar de música fresca y mirar a gente elegante y guapa, mientras hago algo útil”..