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¿Por qué quiere Ucrania aviones F-16?

Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania hace más de un año, las autoridades ucranianas han pedido a sus aliados occidentales que le suministren aviones de guerra avanzados, como el F-16, a la fuerza aérea. Sin embargo, Estados Unidos, el fabricante de ese avión de combate, durante mucho tiempo estuvo reacio a suministrarlo o permitir que otros países con modelos F-16 los reexportaran a Ucrania.

A las autoridades estadounidenses les preocupaba que los aviones pudieran utilizarse para atacar objetivos dentro de Rusia, lo que podría agravar el conflicto, y afirmaron que era más prioritario enviar otro tipo de armas a Ucrania. No obstante, el presidente Joe Biden cambió de opinión el viernes cuando les informó a los aliados que iba a permitir que los pilotos ucranianos entrenaran para volar los F-16 y que Estados Unidos trabajará con otros países para suministrar los aviones a Ucrania.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, recibió con los brazos abiertos lo que calificó como una “decisión histórica de Estados Unidos” y afirmó que “reforzarán de manera inmensa a nuestro ejército en el cielo”.

Esto es lo que sabemos sobre cómo podría afectar la medida de Biden a la fuerza aérea de Ucrania.

Ucrania heredó una flota considerable, pero antigua, de aviones de combate y helicópteros con diseño soviético, un legado de su historia como parte de la Unión Soviética. El contingente de la fuerza aérea ucraniana incluye cazas como el MiG-29, bombarderos y aviones de transporte y entrenamiento, según declaró el sábado en una entrevista el coronel Yuriy Ihnat, un vocero de la fuerza.

Los analistas militares de EE. UU. y Europa estiman que, desde que comenzó la invasión rusa, se ha mermado más de una tercera parte de la flota combinada ucraniana, perteneciente a las fuerzas aéreas y terrestres. Ucrania ha perdido al menos 60 de sus 145 aviones de ala fija y 32 de 139 helicópteros, según información militar estadounidense que estaba entre el material clasificado que en meses recientes se filtró en Discord, la plataforma de redes sociales. El documento no tenía fecha.

La fuerza aérea ucraniana rara vez revela cifras relativas a su flota u otros detalles, incluidos los incidentes de aviones derribados o destruidos de otro modo. No obstante, las autoridades han reconocido algunas bajas en el transcurso de la guerra, así como dificultades con la reparación y la reposición de aviones dañados.

“El avión más nuevo es de 1991”, comentó Ihnat. “Y a todos hay que darles servicio, repararlos y conseguirles repuestos”.

Obtener refacciones se ha vuelto un problema, pues Rusia es el único productor de muchas de esas piezas. Incluso antes de la invasión a gran escala, el comercio de estos artículos había cesado en gran medida después de 2014, cuando las fuerzas respaldadas por el Kremlin tomaron el control de sectores del este de Ucrania y la península de Crimea.

En general, las fuerzas aéreas ucranianas están “superadas a nivel tecnológico y tienen una gran desventaja numérica” en comparación con las rusas, según un informe publicado en noviembre por el Real Instituto de Servicios Unidos para Estudios de Defensa y Seguridad de Londres.

Cuando las fuerzas rusas bloquearon los sistemas de defensa antiaérea ucranianos en los primeros días de la guerra, los cazas ucranianos Mikoyan MiG-29 y Sukhoi Su-27 proporcionaron defensa antiaérea en la mayor parte del país, participando en enfrentamientos aire-aire para frustrar los bombardeos rusos, según el informe del instituto británico.

Los cazas ucranianos infligieron algunas bajas a los aviones rusos, pero “también sufrieron graves pérdidas”, según el reporte. Los ucranianos sufrieron bajas en algunos incidentes de fuego amigo en los días siguientes, mientras se apresuraban a introducir nuevos sistemas de defensa antiaérea.

Sin embargo, a pesar de contar con una flota superior, Rusia no ha logrado alcanzar la supremacía aérea en toda Ucrania, gracias a las sólidas defensas aéreas del país. Esas defensas se han hecho cada vez más sólidas a medida que las naciones occidentales aportaban algunas de sus armas más sofisticadas.

La fuerza aérea ucraniana sigue ejecutando misiones de combate, y a menudo se ven aviones y helicópteros ucranianos volando cerca del frente oriental. En las últimas semanas, Polonia y Eslovaquia han suministrado a Ucrania cazas MiG-29 de repuesto, las primeras transferencias que recibe el país para reforzar su mermada flota. Según el coronel Ihnat, algunos no son utilizables y se destinarán a piezas de recambio.

Sin embargo, los jets y helicópteros ucranianos son vulnerables a los sistemas rusos de defensa antiaérea y limitan sus acciones para no adentrarse en territorio controlado por Rusia. Los aviones y helicópteros de ataque ucranianos han desarrollado la táctica de volar bajo, lanzar cohetes no guiados desde territorio ucraniano y retroceder inmediatamente para evitar el fuego antiaéreo. Los aviones rusos utilizan tácticas similares, pero cuentan con la ventaja de una potencia de fuego superior que les permite disparar cohetes y bombas planeadoras desde una distancia mayor.

“Los pilotos rusos se han mostrado cautelosos durante toda la guerra”, afirma el informe del instituto británico, “por lo que incluso un pequeño número de cazas occidentales podría tener un importante efecto disuasorio”.

Los ucranianos no solo quieren utilizar las aeronaves como una medida disuasoria.

Un grupo de miembros del Parlamento ucraniano que habló el mes pasado en el Fondo Marshall Alemán en Washington señaló que querían los F-16 porque su radar puede localizar objetivos en tierra a cientos de kilómetros de distancia, lo que permite que los pilotos estén a salvo al volar sobre territorios bajo el control de Ucrania mientras lanzan armas contra las zonas que ocupa Rusia.

Ihnat mencionó que, además de usarse para la defensa aérea —es decir, para derribar misiles y drones rusos—, los aviones podrían brindarles cobertura a las tropas ucranianas que intentan avanzar en cualquier contraofensiva. Ihnat señaló que también podrían utilizarse para mantener a raya a los aviones rusos que han empezado a lanzar bombas guiadas desde al menos 48 kilómetros de distancia del frente de batalla ucraniano; para defender la ruta marítima que permite la salida del grano ucraniano del país; y para obtener la supremacía aérea sobre los territorios de Ucrania ocupados por Rusia.

Ninguno de esos objetivos puede lograrse con la actual flota ucraniana de aviones de diseño soviético, afirmó.

“La flota es muy vieja”, admitió Ihnat. “Tenemos entre cuatro y cinco veces menos aviones que los rusos y la autonomía de los aviones es entre cuatro y cinco veces menor que la de los rusos”.

Durante mucho tiempo el pequeño cazabombardero monomotor, y de alta maniobrabilidad, ha sido un pilar de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, un arma que le dio un amplio uso en combate durante la guerra del golfo Pérsico en 1991, en los Balcanes y en las guerras de Afganistán e Irak.

Según una descripción del avión de guerra que ofreció la Fuerza Aérea, el F-16 puede volar al doble de la velocidad del sonido y es capaz de atacar objetivos en tierra a más de 800 kilómetros de distancia mientras se defiende con misiles aire-aire.

Analistas militares de Occidente y Ucrania han señalado que la fuerza aérea ucraniana necesita estos cazas y misiles modernos para contrarrestar de manera sostenible a los aviones rusos, los cuales tienen una mayor penetración de potencia de fuego, y para defender su posición frente al gigante ruso que de manera incesante ha utilizado bombarderos para destruir grandes ciudades, como Mariúpol y Bajmut, y así poder capturarlas.

Aunque Biden no cree que los aviones de combate pronto vayan a tener un papel importante en la estrategia del bando ucraniano, proporcionarlos forma parte del razonamiento respecto a la defensa de Ucrania, incluso después de que termine la fase actual de la guerra.

Desde hace tiempo, las autoridades ucranianas han afirmado que Ucrania necesita un ejército equipado y entrenado según los estándares de la OTAN, con aviones modernos para poder proteger a largo plazo sus fronteras con Rusia. La decisión de proporcionar los F-16 a Ucrania sugiere que el gobierno de Biden y sus aliados también lo creen y que, aunque se negociara el fin de los combates —quizá un armisticio similar al de Corea—, a largo plazo Ucrania necesitará armamento para disuadir a una Rusia enojada y sancionada.

Oleksandr Chubko colaboró desde Odesa, Ucrania; John Ismay desde Washington y David E. Sanger desde Hiroshima, Japón.

Carlotta Gall es corresponsal internacional sénior y cubre la guerra en Ucrania. Previamente fue la jefa del buró del Times en Estambul y cubrió Turquía. Antes reportó sobre las consecuencias de la Primavera árabe en Túnez, informó desde los Balcanes durante la guerra en Kosovo y Serbia y cubrió Afganistán y Paquistán. Formó parte de un equipo que ganó el Pulitzer en 2009 por su trabajo en Afganistán y Pakistán. @carlottagall • Facebook


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