En la decisión de la Corte Suprema que prohibió las preferencias raciales y étnicas en las admisiones a la universidad, el presidente del tribunal, John Roberts, incluyó duras críticas a la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, cuyo proceso de admisiones describió con adjetivos como “vago”, “opaco” e “imponderable”.
Pero el fallo emitido por la corte el jueves en contra de estas dos universidades podría favorecer un sistema de admisiones todavía más subjetivo y misterioso, en tanto que las universidades intenten cumplir la ley sin dejar de admitir a una generación diversa de estudiantes.
Funcionarios de algunas universidades predijeron que habría menos énfasis en parámetros estandarizados, como los resultados de exámenes y la clasificación por calificaciones, y más en las cualidades personales, comunicadas a través de recomendaciones y del ensayo que forma parte del trámite de solicitud del estudiante, todo lo contrario a lo que esperaban muchas personas que se oponen a la discriminación positiva o acción afirmativa.
“¿Se hará más opaco? Sí, así tendrá que ser”, opinó Danielle Ren Holley, quien pronto asumirá el cargo de rectora en Mount Holyoke College. “El proceso es de por sí complejo, y este fallo lo hará todavía más complejo”.
En una entrevista, Edward Blum, fundador y presidente de Students for Fair Admissions, el grupo demandante que defiende los llamados “parámetros estándar” de las capacidades académicas, citó estudios que demuestran que la puntuación de los exámenes, las calificaciones y el trabajo realizado a lo largo del curso ayudan a determinar cuáles son los estudiantes que lograrán un buen desarrollo en las instituciones competitivas.
Se comprometió a hacer respetar la decisión y señaló que Students for Fair Admissions y sus asesores “han estado monitoreando con detenimiento los posibles cambios en los procedimientos de admisión”.
“No dejaremos de vigilar y nuestra intención es promover acciones legales contra las universidades que decidan ignorar esta resolución clara”, escribió en un comunicado el jueves.
No obstante, sería casi imposible eliminar toda mención o alusión a la raza en el proceso de admisiones (empezando por el nombre del solicitante). Además, en su decisión, Roberts dejó abierta la posibilidad de considerar el origen racial o étnico en la experiencia de vida de cada persona.
“De ninguna manera se debe interpretar que la presente opinión les prohíbe a las universidades considerar alguna solicitud en la que el solicitante describa cómo ha influido la raza en su vida, ya sea por haber sufrido discriminación, como inspiración o de cualquier otra manera”, escribió.
De cualquier manera, advirtió que el ensayo personal no puede aprovecharse veladamente para revelar la raza. “En otras palabras, debe tratarse al estudiante con base en sus experiencias como individuo, no con base en la raza”, escribió. “Muchas universidades llevan mucho tiempo haciendo lo contrario”.
Varias universidades, entre ellas las de Harvard y Carolina del Norte, declararon el jueves que acatarán el fallo. Sin embargo, los escépticos de fuera consideran que será difícil saber cuáles son las intenciones de cada universidad. ¿Cómo se puede saber si una decisión del proceso de admisiones se basó en un ensayo sobre la determinación personal o en los aspectos raciales que el solicitante dejó entrever?
“Creo que una consecuencia muy posible de esta decisión es que las escuelas sencillamente harán trampa y esperarán a ver a quién demanda”, opinó Richard Sander, profesor de Derecho en la Universidad de California, campus Los Ángeles, un crítico de la acción afirmativa. “Las probabilidades de que demanden a una escuela en particular son reducidas, y el costo de demandar es muy elevado”.
Algunos funcionarios escolares ya han discutido opciones para aprovechar el ensayo personal. En una presentación reciente patrocinada por el American Council on Education, Shannon Gundy, directora de admisiones de pregrado en la Universidad de Maryland, señaló que los estudiantes deben adaptar el ensayo de su proceso de admisión de tal modo que describa la forma en que la raza ha afectado su vida.
“En este momento, los estudiantes escriben sobre sus prácticas de fútbol o sobre la muerte de su abuela”, explicó, y añadió: “No escriben sobre las dificultades y retos que han enfrentado. No escriben sobre los problemas que han tenido que superar”.
Las universidades también podrían solicitar otros ensayos más específicos, algo así como las declaraciones de “diversidad, equidad e inclusión” que se han convertido en un elemento del proceso de contratación del cuerpo docente.
Holley imaginó una pregunta que podría ser así: “Uno de los valores centrales de Mount Holyoke College es la diversidad de todo tipo. Explica por qué valoras esta cualidad y qué crees que aportas a la comunidad de Mount Holyoke en términos de diversidad”.
Los funcionarios de varias universidades predicen que el fallo judicial provocará una baja inmediata en el número de estudiantes negros e hispanos en universidades exigentes, como sucedió en California y Míchigan después de que esos estados adoptaron normas para prohibir la acción afirmativa en sus universidades públicas hace años. En la Universidad de California, campus Berkeley, solo el 3,4 por ciento de los estudiantes de nuevo ingreso en otoño pasado eran negros, un cuarto de siglo después de que esa prohibición entró en vigor.
Pero muchas de las aproximadamente 100 escuelas, o más, que practican la acción afirmativa se han estado preparando para este momento desde hace meses, si no es que años. Y ya han tomado medidas para pasar a una era de admisiones “neutrales en cuanto a la raza”, en las que se intente seguir la ley al pie de la letra, pero que también hayan opciones para mantener los valores de la acción afirmativa.
El rigor académico no deja de ser importante, pero… ¿pruebas estandarizadas? No son necesarias y, en algunos casos, nadie las lee.
Las instituciones cada vez les dan más preferencia a estudiantes destacados de familias de bajos recursos o a solicitantes de “primera generación”, que son los primeros de su familia en asistir a la universidad. Destinan fondos para apoyar a los estudiantes y ofrecer más ayuda financiera con base en las necesidades.
También es muy probable que algunas universidades exigentes desempeñen un papel mucho más directo para alentar a posibles solicitantes.
La Universidad de Virginia, por ejemplo, anunció este mes un plan de atención enfocado en 40 preparatorias de ocho regiones del estado de las que han recibido muy pocos solicitantes. La Universidad de Duke hace poco prometió becas por el total de la colegiatura para estudiantes de Carolina del Norte y Carolina del Sur con ingresos familiares de 150.000 dólares como máximo.
“En realidad, lo más difícil es identificar y atraer a los estudiantes”, lo que ayudaría a tener una colaboración más amplia con organizaciones de la comunidad, comentó Alison Byerly, rectora de Carleton College.
Los estudiantes están ahí, señaló L. Song Richardson, rectora de Colorado College. “Si estamos convencidos de que hay una distribución equitativa del talento” en todos los grupos demográficos, indicó, “entonces podemos esperar que un proceso de admisión sin sesgos produzca generaciones escolares diversas”.
Algunos docentes consideran que la experiencia de California luego de que prohibió la acción afirmativa o discriminación positiva en 1996 es muestra de que programas así pueden funcionar. El sistema de UC en general recibió a su generación más diversa en 2021. Pero el reclutamiento fue costoso, ascendiendo a cientos de millones de dólares y el principal campus, el de Berkeley, aún tiene dificultades para ponerse al corriente.
Los riesgos son distintos para algunas universidades públicas, como la Universidad de Carolina del Norte o la Universidad de Virginia, que ya han tenido encontronazos con políticos conservadores por sus lineamientos de “diversidad, equidad e inclusión”. Seguramente serán muy cuidadosas en lo que se refiere a cualquier política turbia de neutralidad racial.
“Una de las estrategias de las universidades públicas es ser lo más apolíticas que se pueda en estados rojos como azules”, indicó Gordon Gee, presidente de la Universidad de Virginia Occidental. “Es como el momento Bud Light”, dijo refiriéndose a la malograda contratación de una vocera transgénero por parte de la cervecera, medida que fue boicoteada.
También podría haber presión para dinamitar todo el proceso y que se eliminen las preferencias que favorecen a los hijos de exalumnos y donantes, que tienden a ser blancos y adinerados.
Hasta ahora, la mayoría de las escuelas se han resistido a esos intentos, indicando que estas preferencias ayudan a recaudar fondos y crear comunidad. Pero el cinismo en torno al tema de las admisiones universitarias es elevado y muchos creen que el sistema suele favorecer a los más ricos y con más contactos, por lo que la decisión del tribunal podría obligar a que se implementen cambios.
“Este es un gran revés para la justicia racial, pero también se trata de una oportunidad”, dijo Jerome Karabel, sociólogo de Berkeley que ha estudiado las admisiones universitarias. “Ahora es el momento de regresar a los pizarrones y ver qué podemos hacer. Hay un millón de ideas ahí afuera”.
Stephanie Saul colaboró con reportería.
Anemona Hartocollis es corresponsal de la sección Nacional y se enfoca en la educación superior. También es autora del libro Seven Days of Possibilities: One Teacher, 24 Kids, and the Music That Changed Their Lives Forever. @anemonanyc