Un grupo de combatientes alineados con Ucrania, que a principios de la semana pasada participaron en los combates más intensos al interior de las fronteras rusas desde que inició la invasión, convocaron el miércoles a la prensa extranjera y local en un lugar no revelado para celebrar, burlarse del Kremlin y mostrar lo que denominaron “trofeos militares” de la incursión en su país de origen: Rusia.
Su líder, Denis Kapustin, dijo que estaba orgulloso de que su milicia de rusos en contra de Putin hubiera controlado en un momento 42 kilómetros cuadrados de territorio ruso.
“Quiero demostrar que es posible luchar contra un tirano”, declaró. “Que el poder de Putin no es ilimitado, que los servicios de seguridad pueden golpear, controlar y torturar a los desarmados, pero que en cuanto se encuentran con una resistencia armada, huyen”, afirmó.
Era la retórica de un luchador por la libertad disidente, pero había una nota discordante que emergió con tanta claridad como el parche del sol negro neonazi en el uniforme de uno de los soldados: Kapustin y prominentes miembros del grupo armado que dirige, el Cuerpo de Voluntarios Rusos, comulgan de manera abierta con las opiniones de extrema derecha. De hecho, funcionarios alemanes y grupos humanitarios, incluida la Liga Antidifamación, han identificado a Kapustin como neonazi.
Kapustin, quien durante mucho tiempo ha utilizado el alias de Denis Nikitin, pero que suele utilizar su indicativo militar, White Rex, es un ciudadano ruso que se trasladó a Alemania a principios de la década de 2000. Se relacionó con un grupo de hinchas violentos de fútbol y más tarde se convirtió en “uno de los activistas más influyentes” de un grupo disidente neonazi en la escena de las artes marciales mixtas, según han declarado las autoridades del estado alemán de Renania del Norte-Westfalia.
Al parecer, a Kapustin se le prohibió entrar en la zona europea Schengen, exenta de visa para trasladarse por 27 países, pero él solo ha dicho que Alemania le canceló el permiso de residencia.
El hecho de que el grupo haya acaparado la atención por su forma de operar y haya reavivado la cobertura de los vínculos del grupo con los neonazis es un acontecimiento incómodo para el gobierno de Ucrania, sobre todo porque el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha justificado su invasión con la falsa afirmación de luchar contra los neonazis y ha convertido esto en un tema habitual de la propaganda del Kremlin.
La mayoría de los grupos antirrusos tienen ambiciones políticas a largo plazo de regresar a su país y derrocar a los gobiernos ruso y bielorruso.
“El Cuerpo de Voluntarios Rusos llegará y destruirá el gobierno actual: es la única manera”, declaró Kapustin a principios de año. “No se puede convencer a un tirano para que se vaya y cualquier otra fuerza sería vista como invasora”, aseveró.
En realidad, los grupos de extrema derecha en Ucrania son una pequeña minoría y Ucrania ha negado cualquier implicación en el Cuerpo de Voluntarios Rusos o participación en los combates del lado ruso de la frontera. Pero Kapustin afirmó que su grupo “en definitiva recibió mucho apoyo” de las autoridades ucranianas.
Algunos en la extrema derecha en Rusia hace mucho tiempo se enfadaron con Putin, particularmente por encarcelar a tantos nacionalistas, pero también por sus políticas sobre inmigración y por lo que perciben como otorgar demasiado poder a minorías como la etnia chechena. Desde la revolución de Maidán de 2014 y el inicio de la guerra entre Ucrania y los separatistas respaldados por Rusia en la región oriental de Donbás, muchos de ellos se han establecido en Ucrania y ahora luchan del lado de su país adoptivo.
El Cuerpo de Voluntarios Rusos, también conocido por sus iniciales en ruso, RDK, fue uno de los dos grupos de combatientes antirrusos que llevaron a cabo un ataque transfronterizo en la región de Bélgorod, en el sur de Rusia, el lunes de la semana pasada, y se enfrentaron a fuerzas enemigas durante dos días de refriegas.
Según los grupos, el objetivo de las incursiones era obligar a Moscú a replegar soldados de las zonas ocupadas de Ucrania para defender sus propias fronteras, a fin de extender sus defensas antes de una contraofensiva ucraniana prevista, una meta que coincide con los objetivos generales del ejército ucraniano.
El Cuerpo de Voluntarios Rusos también se adjudicó dos incidentes en la región fronteriza rusa de Briansk en marzo y abril.
El segundo grupo fue la Legión de la Rusia Libre, que opera bajo el amparo de la Legión Internacional de Ucrania, una fuerza que incluye voluntarios estadounidenses y británicos, así como bielorrusos, georgianos y de otros países. La supervisan las fuerzas armadas ucranianas y la comandan oficiales ucranianos.
En la conferencia de prensa del miércoles, Kapustin afirmó que su grupo no es controlado por el ejército ucraniano, pero aseveró que los militares les habían deseado “buena suerte” a los combatientes. Ucrania no ha hecho “nada más que darnos ánimos”, aseguró.
“Todo lo que hacemos y todas las decisiones que tomamos más allá de la frontera estatal son nuestra propia decisión. Por supuesto, podemos pedir ayuda a nuestros camaradas y amigos para la planificación”, continuó. “Ellos dicen ‘sí’ o ‘no’, y ese es el tipo de aliento y ayuda del que hablaba”. Esta afirmación no ha podido ser verificada de forma independiente.
Andriy Chernyak, representante del servicio de inteligencia militar de Ucrania, defendió la disposición de Kiev a permitir que el grupo luche en su nombre.
“En definitiva, Ucrania apoya a todos aquellos que estén listos para luchar contra el régimen de Putin”, dijo, y agregó: “La gente vino a Ucrania y dijo que quería ayudarnos a luchar contra el régimen de Putin, así que por supuesto se lo permitimos, al igual que a muchas otras personas de países extranjeros”.
Ucrania ha calificado estas incursiones como una “crisis rusa interna” dado que los miembros del grupo son rusos.
Algunos analistas descartaron la importancia del Cuerpo de Voluntarios Rusos como una fuerza de combate, incluso cuando advierten de los peligros que representan. Michael Colborne, un investigador de Bellingcat que informa sobre la extrema derecha internacional, dijo que dudaba incluso en llamar a este cuerpo una unidad militar.
“Son en gran parte un grupo de extrema derecha de exiliados neonazis que están realizando estas incursiones en territorio controlado por Rusia y que parecen mucho más preocupados por crear contenido para las redes sociales que cualquier otra cosa”, dijo Colborne.
Algunos otros miembros del Cuerpo de Voluntarios Rusos fotografiados durante la redada fronteriza también han abrazado públicamente las opiniones neonazis. Un hombre, Aleksandr Skachkov, fue arrestado por los servicios de seguridad de Ucrania en 2020 por vender una traducción al ruso del manifiesto supremacista blanco del pistolero en Christchurch, Nueva Zelanda, que mató a 51 fieles de la mezquita en 2019. Skachkov fue puesto en libertad bajo fianza después de pasar un mes en la cárcel.
Otro miembro, Aleksei Levkin, quien filmó un video selfi usando la insignia del Cuerpo de Voluntarios Rusos, es uno de los fundadores de un grupo llamado Wotanjugend que comenzó en Rusia, pero luego se mudó a Ucrania. Levkin también organiza un “Festival Nacional Socialista de Black Metal”, que comenzó en Moscú en 2012, pero se llevó a cabo en Kiev desde 2014 hasta 2019.
Las imágenes publicadas en línea por los combatientes a principios de esta semana los mostraban posando frente al equipamiento ruso capturado, y algunos llevaban parches y equipo de estilo nazi. Un parche mostraba a un miembro encapuchado del Ku Klux Klan.
Colborne dijo que las imágenes de Kapustin y sus combatientes podrían dañar la defensa de Ucrania al hacer que los aliados desconfíen de que podrían estar apoyando a grupos armados de extrema derecha.
“Me preocupa que algo como esto pueda resultar contraproducente para Ucrania porque no son personas ambiguas”, dijo. “Estas no son personas desconocidas y no están ayudando a Ucrania en ningún sentido práctico”.
Kapustin, quien además de hablar ruso habla inglés y alemán con fluidez, dijo a los periodistas que no creía que ser llamado “extrema derecha” fuera una “acusación”.
“Nunca hemos ocultado nuestras opiniones”, dijo. “Somos una organización de derecha, conservadora, militar, semipolítica”, dijo.
Thomas Gibbons-Neff, Andrew E. Kramer y Oleg Matsnev contribuyeron con este reportaje.
Valerie Hopkins es corresponsal internacional de The New York Times y cubre la guerra en Ucrania, así como Rusia y los países de la antigua Unión Soviética. @VALERIEinNYT