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Catar regaló viajes gratis al Mundial, pero impuso ciertas condiciones

Es un ofrecimiento tan bueno que llamaría la atención de cualquier aficionado al fútbol. Vuelos gratis a la Copa del Mundo. Boletos gratis a los partidos. Alojamiento gratis durante el torneo e incluso un poco de dinero para gastar.

Sin embargo, la oferta tiene maña.

Los seguidores elegidos a dedo que aceptan este viaje irrepetible —financiado por Catar, la nación sede del Mundial de este año— estarán forzados a cumplir contratos que los obligarán a bailar al son que les digan, a tener cuidado con lo que expresen y, lo más controvertido, reportar las críticas en contra de Catar que publiquen otros aficionados en redes sociales.

A pesar de esas reglas, cientos de fanáticos se han inscrito.

Las invitaciones se enviaron a finales de septiembre y tenían como remitentes a algunos de los líderes de aficiones mejor conectados y más conocidos de los 32 equipos que participarán en la Copa del Mundo. Un aficionado neerlandés le comentó a la cadena NOS que había accedido a revisar a otros simpatizantes de los Países Bajos. Un miembro de la directiva de American Outlaws, el grupo de aficionados más grande de Estados Unidos, aceptó participar y luego ayudó a que otros miembros y otras personas se inscribieran.

La primera semana de noviembre, el referido miembro de los Outlaws, que aceptó un viaje anterior a Catar que era parte del programa, comentó que hacía semanas había decidido no aceptar el viaje ni el alojamiento gratuitos de Catar en la Copa del Mundo.

Mientras tanto, aficionados de todas las confederaciones de la FIFA han aceptado la oferta; decenas ya han viajado a Catar al menos una vez para realizar lujosas visitas previas al Mundial, que también fueron pagadas por los organizadores del torneo.

No obstante, otros hinchas se han rehusado. Un aficionado francés le comentó a Le Parisien que las condiciones del ofrecimiento se sentían un tanto exageradas. “A pesar de los beneficios de la propuesta, preferí serle fiel a mis valores”, declaró Joseph Delage, miembro de un destacado grupo de aficionados franceses.

La oferta de Catar, la cual surgió de un programa de participación para aficionados que comenzó en 2020, es la primera vez que un país anfitrión paga para que asistan al Mundial grupos de aficionados de todas las naciones que compiten. Sin embargo, no es la primera vez que Catar ha trabajado para llenar estadios con voces amigables. En 2019, se reclutaron trabajadores migrantes y colegiales para llenar asientos vacíos en los campeonatos mundiales de atletismo en Doha.

A cambio de los beneficios en la Copa del Mundo, los aficionados de este año —hasta 50 de cada país— tendrán que actuar en una ceremonia antes de que la selección de Catar inaugure el torneo en contra de la escuadra de Ecuador el 20 de noviembre. Los organizadores han dedicado cinco minutos de esa celebración a un segmento cuya temática son los aficionados y en el cual se les exigirá a los beneficiarios de la generosidad de Catar que entonen un cántico o una canción propia de su país, seleccionada por los organizadores del torneo.

A inicios de este mes, representantes del comité organizador de la Copa del Mundo de Catar, el Comité Supremo para la Organización y el Legado, intentaron restar importancia a los requisitos explícitos, e implícitos, de la oferta. “No hay ninguna obligación de promover ni hacer nada”, comentó en una entrevista Ahsan Mansoor, director de enlace con los aficionados para el Mundial de 2022.

Sin embargo, al observar más de cerca los términos de la relación, se reveló que los aficionados elegidos son alentados a hacer justo eso y también a amplificar los mensajes de los organizadores para apoyar la Copa del Mundo “dándole ‘me gusta’ y volviendo a compartir publicaciones de terceros”. Al mismo tiempo, según documentos y contratos que revisó The New York Times y que confirmaron varios aficionados, los participantes están advertidos de que, aunque no les piden ser un “portavoz” de Catar, “es evidente que no sería apropiado que usted denigre” al país ni al torneo.

Los líderes de las aficiones también han accedido a estar atentos a ese tipo de negatividad en los comentarios de sus publicaciones; una cláusula en el código de conducta les pide “reportar cualquier comentario ofensivo, degradante o abusivo” hacia los organizadores. El código afirma que, cuando sea posible, deben proporcionar capturas de pantalla de las publicaciones ofensivas.

Quienes violen las regulaciones están advertidos que podrían ser expulsados del programa.

“En el mejor de los casos, son voluntarios de la Copa del Mundo y, en el peor de los casos, son voceros del Comité Supremo”, comentó Ronan Evain, director ejecutivo de Football Supporters Europe, una organización que agrupa a organizaciones de aficionados y es reconocida por el órgano rector del fútbol europeo, la UEFA. En los doce años que han transcurrido desde que a Catar le fue otorgada la organización de la Copa del Mundo, el país se ha esforzado por modelar y defender su imagen nacional en medio de acusaciones de corrupción, inquietudes ambientales y problemas de derechos humanos.

Parece que el programa para reclutar aficionados como embajadores de facto empezó en 2020, cuando el Comité Supremo se acercó a las federaciones nacionales de todo el mundo para pedirles que lo pusieran en contacto con los principales grupos de hinchas a fin de comprender mejor las necesidades de los visitantes. Catar, país que casi no tiene una tradición de albergar eventos deportivos de gran envergadura ni algo parecido a una cultura local de aficionados, tenía dificultades para realizar una tarea compleja: crear la experiencia de un torneo que los aficionados visitantes sintieran auténtica, pero también una que encajara con las normas culturales de Catar, una nación musulmana conservadora.

La mayoría de las federaciones cumplió bajo ese entendido. Un vocero de US Soccer comentó que la federación había recibido una solicitud de autoridades de la Copa del Mundo para conectar con aficionados y la habían usado para abrir un diálogo con sus grupos de hinchas, pero que no tenía ninguna participación en la selección de aficionados individuales para los viajes a la Copa del Mundo. Otras federaciones proporcionaron contactos de grupos de animación de alto perfil o, en el caso de Inglaterra, participaron colocando un formato de inscripción en nombre del comité del Mundial de Catar en el sitio web de su club de fans oficial.

La federación inglesa mencionó que se enteró del programa que ofrece viajes con gastos pagados al torneo para los aficionados gracias a las noticias en los medios de comunicación.

“Nos dijeron que era una oportunidad para conectar con los aficionados de las naciones que compiten y así garantizar que la opinión de los hinchas se tomara en cuenta a la hora de planificar la Copa del Mundo y que se habían acercado a muchas asociaciones internacionales de fútbol”, mencionó en un comunicado la Asociación de Fútbol de Inglaterra. La asociación inglesa señaló que, desde que publicó un enlace para conectar a los aficionados con los organizadores cataríes, “no nos hemos involucrado más con la estrategia y no hemos visto el ‘código de conducta’ ni ninguno de los términos y condiciones del involucramiento”.

Sin embargo, durante los últimos dos años, el programa se expandió con sigilo. Catar llevó a los dirigentes de las aficiones en avión hasta el país para que asistieran a reuniones con organizadores del Mundial ansiosos por escuchar qué esperaban los aficionados de sus países en el torneo y luego los enviaron a casa armados con información sobre lo que podían esperar en Catar. Los trataron con una hospitalidad de primera clase, según miembros que participaron en los viajes, y muchos publicaron contenido en redes sociales y posaron para fotos con el fin de promover el programa.

Los viajes previos a la Copa del Mundo, de una semana de duración cada uno, se centraron en tres hitos clave: la Copa Árabe, una especie de prueba para la Copa del Mundo; el sorteo oficial del torneo en abril; y, más recientemente, la inauguración del Estadio Lusail, el más grande de Catar y sede de la final de la Copa del Mundo en diciembre. Durante sus visitas, los líderes de las hinchadas pudieron disfrutar de experiencias como hacer kayak en las cálidas aguas del mar Arábigo y el dune bashing, un pasatiempo popular en el Golfo en el que los vehículos deportivos suben y bajan por las dunas de arena.

En uno de los viajes, los líderes de los aficionados fueron invitados a la casa palaciega de un representante de los aficionados cataríes. Ahí se les ofreció una visita a la impresionante flota de vehículos de alto rendimiento del catarí y a su colección de camisetas firmadas, entre ellas las de Diego Maradona, Pelé y Lionel Messi.

Algunos aficionados pudieron incluso conocer a David Beckham, uno de los muchos presentadores corporativos que Catar ha contratado para promocionar el Mundial de este año. (Una empresa de relaciones públicas, Portland Communications, se encargó inicialmente de identificar y contactar a los grupos de aficionados en Europa). Muchos de los dirigentes de los aficionados —y algunos periodistas que han aceptado viajes similares— se deshicieron en halagos sobre sus experiencias en Catar en las redes sociales.

“Si eres un influente que recibe apoyo o te paga una marca, debes divulgarlo”, comentó Evain, el representante del grupo de aficionados europeos. “En la Copa Árabe del año pasado, vimos a líderes de hinchadas europeas que no divulgaron estos lazos con el Comité Supremo”.

Los organizadores del Mundial defendieron la invitación a los aficionados simplemente como el reconocimiento por el tiempo que brindaron para ayudar a Catar a entender y prepararse para una llegada de extranjeros sin precedente en su historia.

“No tienen ninguna asociación formal ni contractual con la Copa del Mundo ni son sus embajadores”, mencionó Mansoor, el director del programa para los aficionados. Mansoor dijo que lo único que se le exige es ocupar su lugar en la ceremonia de inauguración.

​​Tariq Panja cubre algunos de los rincones más sombríos de la industria del deporte mundial. También es coautor de Football’s Secret Trade, una revelación sobre la industria multimillonaria de comercio de jugadores de fútbol. @tariqpanja


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