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Luis Rubiales se rehúsa a renunciar por el beso a Jennifer Hermoso

El dirigente de la federación española de fútbol ha estado en la mira luego de que sujetó y besó en los labios a una integrante del equipo ganador en la ceremonia de entrega de medallas de la Copa Mundial Femenina el fin de semana pasado en Australia. El viernes, insistió en que no renunciaría al decir que era una víctima y que querían “asesinarme públicamente”

Los reportes noticiosos habían indicado que el jefe de la federación, Luis Rubiales, entregaría su renuncia como presidente de la Real Federación Española de Fútbol a mediodía hora local luego de cinco años en el cargo, pero en lugar de ello adoptó una postura desafiante.

“No voy a dimitir”, dijo en una asamblea extraordinaria de la federación, tras lo cual recibió el aplauso de algunos asistentes y el silencio de otros. Y añadió que va “a luchar hasta el final” y acusó a sus críticos de “falso feminismo”.

El Gobierno tiene una capacidad limitada para castigar a los miembros de la federación de fútbol, pero el viernes, después de que Rubiales hiciera sus declaraciones, el Gobierno dijo que estaba tomando medidas para suspenderlo. Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes y secretario de Estado para el Deporte, declaró a la Cadena SER: “Vamos a actuar, hemos activado todos los mecanismos para tomar las medidas oportunas”.

La controversia fue un recordatorio de que, a pesar de la difícil jornada de la selección española hacia las más altas esferas del fútbol femenino —el equipo clasificó para un Mundial femenino por primera vez en 2015—, el programa se ha visto salpicado por el sexismo y otros escándalos.

Más recientemente, el año pasado, 15 jugadoras destacadas se rebelaron contra el seleccionador, Jorge Vilda, y la federación dirigida por Rubiales. Las futbolistas se quejaron de malos tratos y se negaron a jugar con el equipo nacional.

Las jugadoras de la selección femenina también han dicho que los altos ejecutivos del fútbol masculino les han faltado al respeto, y afirmaron que el equipo masculino recibía equipamiento y trato superiores.

Las quejas persisten desde hace décadas. Antes del ascenso del equipo español, la selección femenina estuvo dirigida durante 27 años por Ignacio Quereda, que llamaba a algunas jugadoras “chavalitas”. Finalmente fue destituido cuando las jugadoras protestaron.

Rubiales fue captado en video besando a la delantera española Jennifer Hermoso, quien se cree que apoyó la rebelión, luego de la final de la Copa del Mundo en Sídney el domingo. En un video posterior al partido se le ve a ella al parecer expresando su disgusto por el incidente del beso, al decir: “No me ha gustado, eh”

Rubiales, que había ofrecido una disculpa poco entusiasta el lunes cuando empezó a crecer la indignación, dio una versión radicalmente distinta el viernes. Hermoso, dijo, lo alzó en brazos y “me acercó a su cuerpo”.

Hermoso no respondió inmediatamente a los comentarios de Rubiales. Iker Casillas, guardameta retirado que jugó para la selección masculina, escribió “Vergüenza ajena” en una publicación en las redes sociales inmediatamente después de las declaraciones de Rubiales.

Según Rubiales ha sido un beso “libre, que es mutuo, que es consentido”, y añadió que llevaría a tribunales a Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del gobierno de España, y a otros políticos españoles destacados después de que pidieron su renuncia por lo que llamaron “acoso”. Díaz respondió que “Rubiales sigue sin saber dónde está ni lo que ha hecho”.

Inicialmente, al propagarse las imágenes en video del encuentro en las redes sociales, muchos españoles reaccionaron con disgusto y lo acusaron de perpetuar una larga tradición de sexismo en el deporte. Rubiales intentó distintos enfoques para sofocar la controversia.

Su primera respuesta, antes de irse de Australia, fue insistir en que no había hecho nada inadecuado. “No hagamos caso de los idiotas y de los estúpidos”, dijo refiriéndose a sus críticos.

Lo anterior contribuyó a avivar el rechazo en España; el ministro de Cultura y Deporte le exigió una explicación e indicó que era inaceptable felicitar a las jugadoras de fútbol besándolas en los labios.

Otros políticos destacados exigieron la renuncia de Rubiales y la ministra de Igualdad lo acusó de violencia sexual.

A su regreso a España, parecía claro que Rubiales estaba en problemas.

Luego, en un video emitido por la federación la tarde del lunes, Rubiales dijo que tenía que disculparse. “Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer”.

Pero Pedro Sánchez, el presidente del gobierno, dijo que el comportamiento de Rubiales era “inaceptable” y que sus disculpas “no son suficientes”. Siguieron las especulaciones de que el dirigente del fútbol estaba en la cuerda floja.

También se ha cuestionado un comunicado emitido por la federación de fútbol a nombre de Hermoso. En él, se citaba a la futbolista diciendo: “Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial”.

Pero el miércoles Hermoso exigió a través de su sindicato que se tomaran “medidas” contra Rubiales. Y el jueves, luego de recibir cuatro denuncias, el Consejo Superior de Deportes amenazó con descalificarlo de ocupar un cargo público por violar la ley nacional deportiva en materia de violencia sexual si la federación no lo despedía primero.

La FIFA, el organismo rector del deporte mundial, también ha emprendido proceso disciplinario contra Rubiales.

El apoyo de los presidentes de las federaciones regionales de España, que había ido disminuyendo, se desplomó.

“No ha sido un comportamiento del presidente de una federación”, dijo el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti.


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