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Donald Trump se entrega a la justicia

El expresidente Donald Trump ingresó a la sala del tribunal para su lectura de cargos a las 2:30 p. m., hora del Este, el martes, dando así los primeros pasos en su vida como acusado penal al enfrentar decenas de cargos de delitos graves por su papel en el pago de dinero a cambio de silencio a una estrella porno días antes de las elecciones presidenciales de 2016.

En un notable espectáculo que se desarrollaba frente a un país dividido, la caravana de 11 vehículos de Trump había llegado a la oficina de la fiscalía de distrito poco antes de la 1:30 p. m., en el imponente complejo del edificio de Cortes Penales de Manhattan. Al estar en custodia se le tomaron las huellas pero se hizo una cortesía: solo pasó un breve lapso en la oficina antes de comparecer ante la corte y lo más probable es que no haya estado esposado ni se le haya tomado una fotografía de identificación policial.

Trump, quien fue acusado formalmente la semana pasada, es el primer presidente estadounidense en enfrentar cargos penales. Pero es posible que esos cargos, presentados por el fiscal de distrito, Alvin L. Bragg, permanezcan en secreto hasta más tarde el martes, cuando Trump comparezca ante el tribunal para su lectura de cargos.

En la lectura de cargos, se espera que el propio Trump, como un acto de desafío que coincide con su estrategia actual, se declare inocente en lugar de que lo haga a través de sus abogados, según personas con conocimiento de su manera de pensar. También está considerando la posibilidad de dirigirse a las cámaras antes de la lectura de cargos, dijo otra persona familiarizada con las discusiones.

Esta comparecencia sucede durante su tercera contienda por llegar a la Casa Blanca. La acusación contra Trump lleva a la carrera por la nominación del Partido Republicano, que el expresidente lidera en la mayoría de las encuestas, a un territorio desconocido.

El caso, presentado en la ciudad que hizo famoso a Trump como un hombre de negocios y figura de la prensa sensacionalista convertida en estrella de la telerrealidad, se refiere a un pago de 130.000 dólares en efectivo que su solucionador de problemas, Michael D. Cohen, hizo en los últimos días de la campaña de 2016 a la estrella porno Stormy Daniels. El pago, que Cohen afirmó haber hecho por orden de Trump, aseguró que Daniels no hiciera pública su historia de una relación sexual con Trump.

Lograr una condena no es algo seguro para Bragg. El caso parece depender de una aplicación novedosa de la ley y el testimonio de Cohen, quien se declaró culpable de cargos federales relacionados con el dinero del silenciamiento.

Trump ha negado todas las acusaciones, así como cualquier encuentro sexual con Daniels. Y ha arremetido contra Bragg, un demócrata que es negro, con expresiones amenazantes y, en ocasiones, racistas. También ha llamado a sus seguidores a “PROTESTAR” por su arresto, un lenguaje que recuerda su retórica en el período previo al ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021.

La entrega de Trump es la culminación de un drama de meses que primero se centró en la cuestión de si sería acusado, y pronto se amplió para incluir predicciones sobre cómo respondería el exmandatario.

De manera alternativa, Trump se ha preocupado e indignado ante la perspectiva de un arresto, mientras que sus ayudantes han aprovechado la acusación para aumentar la recaudación de fondos y empujar a sus principales rivales a un baile incómodo entre criticar a los fiscales y respaldar a Trump.

Esto es lo que necesitas saber:

  • En el trayecto de Trump Tower a la oficina de la fiscalía de distrito, Trump viajó solo en un auto con agentes del Servicio Secreto, comentó una persona enterada del asunto. Sus abogados y dos ayudantes políticos se hallaban en un segundo automóvil.

  • Bragg es el primer fiscal en acusar a Trump, aunque es posible que no sea el último. Ya está al centro de la atención política, una posición incómoda para un fiscal de distrito que nunca antes ha ocupado un cargo de elección popular.

  • Algunos de los asesores de Trump creían que lo iban a acusar tanto de delitos menores como de delitos graves, y se asombraron por los informes recientes que aseguran que, más bien, enfrentaría decenas de cargos por delitos graves. Se espera que Trump sea acusado en parte por falsificar registros comerciales relacionados con el dinero por el silencio de la estrella porno, según varias personas familiarizadas con el asunto, un delito grave que contempla una pena máxima de cuatro años de prisión.

  • Trump enfrenta varias otras investigaciones que pueden derivar en acusaciones. Sus acciones relacionadas con su derrota electoral y su manejo de documentos confidenciales son objeto de investigaciones federales. Y un fiscal de Georgia está en las etapas finales de una investigación sobre los intentos de Trump de revertir los resultados electorales en ese estado.

  • Cohen, quien rompió lazos con Trump en 2018 después de que salió a la luz el acuerdo secreto de dinero, es el testigo más importante de la fiscalía. Se declaró culpable de delitos federales relacionados con el pago del silenciamiento y estuvo más de un año en prisión, lo que los abogados de Trump probablemente usarán para cuestionar su credibilidad.

  • Trump ha pasado casi medio siglo defendiéndose de cargos penales. A fines de la década de 1970 fue investigado por primera vez en Nueva York, un episodio que estableció el modo en el que durante décadas se relacionó con los fiscales.

  • Los aliados de Trump han prestado mucha atención a la idea de que podría enfrentar una orden mordaza, algo que sus asesores consideran como una posibilidad tras sus arremetidas contra Bragg, quien impulsó la acusación, y el juez Juan Merchan, quien preside el caso. Hasta el momento no hay indicios de que el juez considere hacerlo.

  • La representante Marjorie Taylor Greene, republicana por Georgia y agitadora estrechamente alineada con Trump, organizó un mitin en el parque frente al juzgado. Hablaba con un megáfono para denunciar al Partido Demócrata, aunque a menudo sus palabras no se escuchaban por los manifestantes —y los contramanifestantes—, que usaban silbatos y coreaban cánticos. Después de hablar durante unos cinco minutos, la policía la sacó del parque.

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