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La satisfacción de renunciar y volverse viral

El lado amable es una serie sobre cómo funciona el optimismo en nuestra mente y el modo en que impacta en el mundo que nos rodea.


Samantha Rae Garcia mantuvo su empleo en un restaurante en Midland, Texas, durante cuatro años antes de decidir el año pasado que ya no podía tolerar las críticas de su jefa. Garcia, quien estudió psicología en la Universidad de Texas Permian Basin, les pidió consejo a sus papás. Grabó su decisión momentos antes de renunciar. Y luego hizo un video de TikTok al respecto.

En el video, el cual grabó de manera espontánea, Garcia, que entonces tenía 26 años, pestañea rápido, sonríe y muestra el pulgar hacia arriba de forma satírica. Su jefa, fuera de cámara, dice que está harta de tratar a Garcia como a un bebé. El texto del video dice: “Mi jefa no sabía que estaba aquí mientras hablaba de mí”.

Garcia, susurrando una palabra que no se puede reproducir, le responde a su jefa, y la llama “mala gerente”.

Desde que publicó el video en febrero de 2022, este ha acumulado 3,7 millones de vistas.

Los usuarios respondieron a la reacción de Garcia: junto con las vistas, llegaron miles de comentarios de apoyo en TikTok. Uno de ellos decía: “No sé cómo lograste mantener la compostura, pero qué orgullo siento de ti por no haber enloquecido”.

“Me sentí validada”, afirmó Garcia en una entrevista reciente.

Mientras que a su madre le preocupaba que el video pudiera perjudicarle futuras oportunidades laborales, Garcia, tras repartir currículos en varios restaurantes, consiguió otro empleo al día siguiente (la persona que la contrató no sabía sobre el video. Cuando se lo contó a sus nuevos jefes, contó Garcia, “se rieron y dijeron: ‘Dios mío, nunca te trataremos así’”).

TikTok está lleno de consejos sobre qué hacer tras renunciar a un trabajo. Garcia forma parte de otra tendencia, anterior a TikTok, en la que los jóvenes publican minidramas que atraen a millones de espectadores. Y, en algunos casos, estos videos tan públicos pueden traducirse en nuevas oportunidades profesionales, ya que ayudan a quienes los publican a forjar su personalidad en internet.

Los videos de renuncia —o QuitToks, como se les llama a veces— reflejan “una ruptura del contrato social según el cual si trabajas duro y cumples las reglas, el sueño americano estará ahí para ti”, explicó Ann Swidler, profesora de sociología de la Universidad de California en Berkeley, cuyos cursos incluyen sociología de la cultura. La lealtad a la empresa ya no es como antes, sostuvo Swidler. Hay “una desilusión cultural con las promesas que subyacen en el mundo del trabajo”.

Los trabajadores de servicios con empleos mal remunerados proclaman públicamente que la compensación implícita de trabajar por dinero ya no es un trato justo. Y con 1,9 ofertas de empleo por cada persona que busca trabajo, pueden darse el lujo de quejarse en público.

El tema común de los videos son las “expectativas frustradas”, indicó Joseph Fuller, profesor de Práctica de la Gestión en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. “Nadie acepta un trabajo pensando: ‘Esto va a ser terrible; no puedo creer que tenga que hacer esto’”, dijo.

“En general, las personas no dejan el trabajo”, añadió. “Dejan a sus jefes”.

Antes de que aparecieran los videos de renuncias en TikTok, los usuarios compartían este tipo de historias en YouTube y Facebook.

En 2011, Joey La Neve DeFrancesco, quien en ese entonces tenía 23 años, publicó un video en YouTube en el que renunciaba a su trabajo en un hotel con el apoyo de su banda musical. En una entrevista reciente, dijo que se había sentido frustrado por las largas horas, el bajo salario, el hecho de que los superiores se robaran las propinas y la oposición a unirse a un sindicato. “Quise enviarles a los directivos un último mensaje y hacer algo que le hiciera gracia a los compañeros y que tal vez inspirara la lucha contra los directivos que se oponen al sindicalismo”, afirmó.

En el video, un sonriente DeFrancesco y los miembros de su banda se enfrentan a uno de sus gerentes que, al ver a los músicos, intenta ordenarles que se vayan. “¡Vengo a decirte que renuncio!”, responde DeFrancesco. Intenta entregar su carta de renuncia al gerente, pero esta cae al suelo. Luego levanta los brazos en señal de triunfo y la banda toca una melodía de celebración. El video tiene 8,5 millones de vistas.

El video de tres minutos le valió a DeFrancesco apariciones en Good Morning America, Access Hollywood y Anderson Cooper 360. Me “cambió la vida”, admitió, aunque no cambió sus valores: DeFrancesco trabaja principalmente como organizador sindical.

Muchos de los últimos videos de renuncias son fruto del impulso del momento. Al igual que el video de DeFrancesco, el de Marina Shifrin fue planeado. En septiembre de 2013, tenía 25 años y trabajaba en Taiwán escribiendo los textos de “videos sin importancia sobre celebridades”, como los solía llamar. Tras sufrir “un acoso constante por parte de mi jefe”, relató, “me estaba desmoronando”.

Shifrin se sentía atrapada en un sistema que abusaba de las mujeres jóvenes, afirmó. “Sentí que no tenía recursos para salir de la situación, así que recurrí a internet porque era donde pasaba la mayor parte del tiempo”.

Shifrin adoptó una actitud metódica. “Probablemente sea la única persona que ha publicado un video viral que ha escrito una lista de pros y contras”, dijo. Sus contras incluían “no tendré seguro médico” y “nunca me contratarán en el mundo empresarial”. Al final, Shifrin decidió que los pros superaban a los contras.

En el video, titulado “An Interpretive Dance for My Boss Set to Kanye West’s ‘Gone’” (“Un baile interpretativo para mi jefe al ritmo de Gone de Kanye West”), Shifrin escribe que está en el trabajo a las 4:30 a. m. Es la única persona en una sala llena de cubículos. Con un saco verde y su tarjeta de empleada, baila la danza interpretativa del título, en un baño, en un estudio de grabación, en un escritorio y en los pasillos, mientras un texto superpuesto enumera sus motivos para marcharse. Cuando sale súbitamente de un cubículo, el texto dice: “¡RENUNCIO!”. Cuando sale de la oficina, apaga las luces. El texto dice: “Me fui”.

El trabajo que dejaba se enfocaba en conseguir el mayor número posible de vistas; su video de respuesta tuvo éxito, piensa, porque se centró “en el contenido en lugar de preocuparse por las vistas”. Que su video se hiciera viral, dijo, fue una “dulce justicia”.

En menos de 24 horas, mientras Shifrin volaba de Taiwán a Los Ángeles para aparecer en el programa The Queen Latifah Show, ganó unos 2,6 millones de vistas adicionales. Los agentes de Hollywood la llamaron. Latifah le ofreció un trabajo en vivo durante el programa. Durante siete años trabajó en televisión y publicó un libro titulado 30 Before 30: How I Made a Mess of My 20s, and You Can Too.

El video de Shifrin ha recibido casi 20 millones de vistas. Tras la publicación del video, la canción “Gone”, que había sido lanzada ocho años antes, llegó al puesto 18 de la lista Billboard Hot 100 de Estados Unidos.

Shifrin entiende por qué las personas se sienten atraídas por los videos de renuncias. “Una de las experiencias con las que uno más se identifica es sentirse maltratado en un ambiente laboral”, afirmó. Una vez publicados, los videos “equilibran un poco el poder”.

Los videos de DeFrancesco y Shifrin fueron una especie de performance. Los actuales videos de renuncias tienen menos que ver con la presentación y más con quejas concretas. Muchos están protagonizados por trabajadores con salario mínimo, a menudo mujeres jóvenes.

En febrero de 2020, Maria Kukulak registró su decisión de dejar su trabajo en Wendy’s porque dijo que sus nuevos gerentes la estaban tratando “muy mal”. Kukulak informa que renunciará después de terminar su turno: “Voy a barrer y luego saltaré por la ventana”. A mitad del video de TikTok, se entera de que un gerente la ha calificado como “una causa perdida”. Acto seguido, salta por la ventana como había prometido. “No soy una causa perdida, y renuncio”, le dijo a su jefe. “Adiós”.

Su video tiene más de 15 millones de vistas. Kukulak trabaja ahora como entrenadora personal y no se gana la vida con TikTok, pero le gustaría hacerlo. “Me encanta grabarme a mí misma”, comentó en una entrevista reciente. Con 227.000 seguidores, sueña con convertirse en creadora de contenidos a tiempo completo. “Creo que tengo talento”, afirmó.

Al igual que el TikTok de Kukulak, los videos más populares tienden a ser dramáticos y cortos; los espectadores vienen por el impacto emocional, no por los detalles.

El 5 de febrero de 2020, una gerente de McDonald’s llamada Nelly (quien no revela su apellido en el video ni en su cuenta) hizo que un compañero de trabajo la grabara presionando con alegría la palanca del dispensador de helado. “¡Veamos qué tan alto podemos hacer este cono! ¡Desafío del cono gratis!”, anuncia. Luego le entrega el helado a través de la ventanilla a un conductor encantado mientras sentencia: “¡Estoy a punto de renunciar! ¡Helados gratis! ¡Helados gratis!”.

Su video fue visto 6,5 millones de veces.

Poco después, Nelly publicó un reflexivo video de 18 minutos en YouTube en el que afirma que no está de acuerdo con las empresas que se aprovechan de sus trabajadores. Hasta el momento de la publicación de este artículo, su detallada explicación llevaba 66 vistas.

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