En 1938, unos investigadores de Harvard quisieron aprender qué es lo que hace que una persona prospere.
Reclutaron a 724 participantes, una combinación de estudiantes de Harvard College y adolescentes de bajos ingresos en Boston. Todos estaban dispuestos a dejar que los investigadores hicieran un seguimiento de sus vidas, desde los problemas de la infancia hasta los primeros amores y los últimos días.
Cada cinco años, los investigadores recopilaron los registros de salud de los participantes. Hicieron preguntas detalladas sobre sus vidas en intervalos de dos años y, en años posteriores, tomaron muestras de ADN y realizaron escáneres cerebrales. Veinticinco de los participantes incluso donaron sus cerebros para que fueran estudiados después de su muerte.
Ahora, 85 años después, el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard se ha expandido a tres generaciones y más de 1300 descendientes de los sujetos originales. Según los investigadores, es el estudio sobre la felicidad humana más profundo y de mayor duración en el mundo.
De todos los datos, ha surgido un hallazgo muy claro: las relaciones sólidas contribuyen a que tengamos una vida feliz. Más que riqueza, coeficiente intelectual o clase social, la solidez de nuestros lazos es lo que determina si nos sentimos realizados.
Cómo puedes construir lazos sociales para ser más alegre
En un nuevo libro, The Good Life: Lessons From the World’s Longest Scientific Study of Happiness, Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y uno de los directores del estudio, y Marc Schulz, director asociado de la investigación y profesor de psicología en Bryn Mawr College, han analizado las ideas del estudio.
Si este año quieres hacer algo para asegurar tu propia salud y felicidad, afirman los autores, dedícale tiempo a nutrir y desarrollar relaciones. Para ayudarte a comenzar, Waldinger y yo hemos creado este desafío: siete ejercicios simples que comienzan con el cuestionario de hoy.
Waldinger y Schulz han acuñado el término “aptitud social” para designar el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones. Es tan crucial como la buena forma física, dijo Waldinger, quien agregó que las relaciones descuidadas pueden atrofiarse, como los músculos. “Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio”, dijo. “Es una elección que haces para invertir, semana a semana, año tras año, y tiene enormes beneficios”.
Por qué es importante la ‘aptitud social’
El estudio de Harvard está lejos de ser el único que ha encontrado un vínculo entre nuestras relaciones y la felicidad. Una amplia investigación muestra que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están mejor protegidas contra el estrés, la depresión y la disminución de la memoria y el lenguaje.
La soledad, en cambio, afecta nuestra salud física. “Creo que la soledad es una de las principales preocupaciones de salud pública de nuestro tiempo”, me dijo el cirujano general Vivek Murthy en un correo electrónico. Si bien la pandemia exacerbó la soledad, agregó, “también ayudó a que muchas personas hicieran un balance de sus vidas y reflexionaran más profundamente sobre la importancia de sus relaciones. Eso significa dar pasos en nuestro día a día para invertir en ellos”.
No solo son tus lazos con amigos y familiares los que son cruciales para la felicidad. También son las relaciones con parejas románticas y grupos comunitarios. Se trata de las conversaciones amables que tienes con el cartero o con el vecino que te encuentras cuando paseas al perro.
Haz el cuestionario
Hoy identificarás las áreas de tu vida en las que te gustaría estar más conectado. “Tal vez tengas muchas personas con las que puedes divertirte, pero no tienes a nadie en quien confiar sobre las cosas realmente personales y privadas”, dijo Waldinger. “O tal vez tienes muchas personas en las que confiar, pero no tienes a nadie con quien divertirte”.
Algunas cosas que debes tomar en cuenta:
No hay un número correcto de amigos. No te obsesiones con los números, dijo Waldinger. Se trata de la calidad de tus relaciones, no de la cantidad, así que trata de discernir qué es lo que más te satisface (nuestro cuestionario te ayudará a tener cierta perspectiva).
No necesitas ser extrovertido para mejorar tu aptitud social. Aunque las amistades adultas requieren esfuerzo, la felicidad no está fuera de tu alcance si eres tímido o introvertido, dijo Waldinger. Puedes relacionarte con otros en entornos más tranquilos en torno a las cosas que te importan. Prueba hacer actividades pequeñas y controladas, como un grupo de tejido, una clase de programación de computadoras, caminatas o trabajar en un huerto comunitario.
Nunca es demasiado tarde. A menudo, las personas asumen que es demasiado tarde para forjar relaciones, dijo Waldinger, pero ese nunca es el caso. En The Good Life cuenta muchas historias sobre personas que hicieron conexiones más adelante en la vida, como un hombre solitario de 68 años que se unió a un gimnasio después de jubilarse. Tres meses después tenía más amigos de los que había tenido en toda su vida.
De los archivos de la amistad: Amy y Al
Cada día del desafío, compartiremos historias de amistades significativas recopiladas de lectores de todo el país. Nos encantaría escuchar la tuya: cuéntanos tu propia historia de amistad aquí.
En 2018, Amy Pechukas conoció a su amigo Al cuando alquiló un departamento en Northampton, Massachusetts. Al vivía en el departamento de arriba. No conectaron de inmediato. Amy, ahora de 42 años, tenía cuatro trabajos y pensó que Al, de 76 años, era un cascarrabias con límites cuestionables. Ayudaba a cuidar su casa de dos familias y con frecuencia entraba a su apartamento para ver cómo estaban sus dos gatos y dos perros.
Pero la peculiar forma de bondad que Al mostraba le fue gustando. “A menudo aparece para conversar espontáneamente, en momentos en que necesito que me lleve, y terminamos hablando durante horas”, dijo. “Salimos a caminar por la noche y discutimos sobre la ruta”.
La covid los acercó aún más. Durante el encierro, se reunían en la entrada para hablar sobre el virus o la política. Amy preparó una comida de Acción de Gracias, que comieron afuera en su porche con mantas eléctricas en sus regazos. Desde entonces han celebrado esa fiesta juntos.
Al todavía puede ser autoritario. Tiene ideas firmes sobre cómo se deben hacer las cosas en el hogar, y acerca de la forma “correcta” de rastrillar las hojas. Cada verano, le preocupa que el gato anciano de Amy, que se vuelve perezoso con el calor, esté al borde de la muerte.
Pero Amy siente una profunda gratitud por su amistad inesperada y por el cuidado constante y desinteresado que Al le ha mostrado a ella y a sus mascotas. “Cuando mi perra se enfermó gravemente hace un año y necesitaba que la cuidara las 24 horas, de vez en cuando volvía a casa y encontraba a Al en mi cocina lavando mis platos”, recordó. “‘No puedes hacerlo todo, Amy’, me decía. ‘Estás haciendo un gran trabajo’”.
Aunque Al no lo dice abiertamente, Amy sabe que a él le preocupa que ella se mude. Hace poco se entrevistó para un puesto fuera del estado y Al le dijo varias veces que sonaba terrible, recordándole que había otros trabajos más cerca.
“Nos divertimos mucho”, dijo. “Nos gusta citar diálogos de películas sin cesar, podemos hacerlo durante dos horas seguidas. El invierno pasado fuimos a patinar sobre hielo en el cementerio porque estaba inundado. Al es simplemente una buena persona”. —Catherine Pearson