Los bajos también son conservacionistas natos, lo cual es más crucial que nunca en este mundo habitado por 8000 millones de personas. Thomas Samaras, quien lleva 40 años estudiando la altura y es conocido en los pequeños círculos como el padrino del pensamiento en pequeño, una filosofía apenas conocida que considera que lo pequeño es superior, calculó que, si mantuviésemos nuestras mismas proporciones, pero fuésemos el 10 por ciento más bajos solo en Estados Unidos, ahorraríamos 87 millones de toneladas de comida al año (por no hablar de los billones de litros de agua, los miles de billones de unidades térmicas y millones de toneladas de basura).
“No quiero que la gente se sienta mal por ser alta, pero es el momento perfecto para ser bajos”, dijo, con franqueza, Samaras.
Los padres presumen de lo mucho que comen sus hijos, y de que los zapatos nuevos les quedan pequeños muy pronto, como si fuese una insignia de honor. Mis hijos comen como un pajarito —no pasa nada, están sanos—, y, debido a sus bajos percentiles, ahorramos dinero y comida y les sirven los mismos zapatos todo el año. ¿Crecer como la maleza? No, gracias: prefiero el crecimiento de un cactus.
Las personas bajas no solo ahorran recursos, sino que, a medida que escasean los recursos a causa del aumento de la población de la Tierra y el calentamiento global, quizá sean los más aptos para sobrevivir a largo plazo (y no solo porque podamos caber más en las naves espaciales cuando nos obliguen a salir de este planeta que hemos destrozado). En su libro Sapiens, Yuval Noah Harari escribió sobre una población humana primitiva que habitó una isla llamada Flores. A causa de la subida del nivel del mar, quedó aislada de otras masas continentales.
“Las personas grandes, que necesitan mucha comida, fueron las primeras en morir”, escribió Harari.
Al cabo de varias generaciones, los isleños evolucionaron para alcanzar árboles de un metro de alto. Podían hacer todo lo que hacían los humanos de mayor tamaño —fabricar herramientas, cazar—, pero también mantenerse con vida cuando venían tiempos difíciles.
Cuando te emparejas con personas más bajas, estás salvando potencialmente el planeta al reducir las necesidades de las siguientes generaciones. Reducir la altura mínima de tu pareja ideal en tus perfiles de las aplicaciones de citas es un paso más hacia un planeta más verde.
Nancy Blaker, investigadora afincada en Países Bajos que estudió el estatus social, afirmó que los hombres bajos, contrariamente a los estereotipos dominantes, podrían “compensar” su menor estatura al desarrollar cualidades positivas. “No se trata de ser agresivos y crueles: los hombres bajos se comportan de maneras estratégicamente inteligentes que también pueden consistir en ser más prosociales”, dijo.