Calor para el corazón
Aunque varias investigaciones señalan los posibles beneficios de los saunas, algunos de los estudios más destacados se centran en datos procedentes de hombres en el este de Finlandia, como parte de una investigación en curso sobre los factores de riesgo para cardiopatías. Ciertos estudios observacionales han hallado vínculos interesantes entre los saunas regulares estilo finlandés y el riesgo reducido de padecer problemas cardiovasculares y miocarditis, aunque no pueden demostrar de manera definitiva la relación causal y se enfocan en una porción específica de la población (hombres finlandeses de mediana edad y mayores).
Sin embargo, los hallazgos sugieren que los saunas podrían ayudar a mejorar la función cardiovascular, dijo Setor Kunutsor, profesor asociado de la Universidad de Leicester en Inglaterra que ha participado en algunos de estos estudios. Eso quizá se deba a que, en general, los periodos cortos de calor intenso estresan a nuestro corazón de maneras benéficas y, con el tiempo, fortalecen el sistema cardiovascular, agregó Kunutsor.
Cuando nos exponemos al calor extremo, nuestros corazones bombean más rápido, lo que hace circular más sangre por nuestro cuerpo con la finalidad de enfriarnos, como sucedería al hacer ejercicio, explicó Daniel Gagnon, investigador del Instituto del Corazón de Montreal, quien también ha estudiado el posible impacto cardiovascular de la terapia con calor. Esto podría explicar por qué el sauna regular se ha asociado con tasas menores de problemas cardiovasculares, añadió Gagnon, pero los científicos no han comprobado de manera definitiva que los saunas puedan servir de protección.
“Hasta el momento, nos hace falta el vínculo necesario para decir con toda certeza que es benéfico”, comentó. Pero la respuesta del corazón al calor podría ser similar a la que ocurre con el ejercicio leve, afirmó Gagnon, como una sesión ligera en una bicicleta estática.
“Sabemos que, cuanto más trabajas un músculo, este se vuelve más fuerte y rinde más”, indicó Rita Redberg, cardióloga de la Universidad de California, campus San Francisco.
Las personas con enfermedades cardiacas, como la angina de pecho o la insuficiencia cardiaca congestiva, deben consultar a un médico antes de acudir a un sauna, puntualizó Melinda Ring, directora de Medicina Integral de Northwestern Medicine. Las mujeres embarazadas también deben consultar a su médico tratante antes de hacerlo y, si ya estás en riesgo de deshidratarte —por ejemplo, si estás alcoholizado— también deberías evitar ir al sauna, aconsejó.
Cortina de vapor
Algunos spas publicitan la ilusión de una “desintoxicación” en el sauna: la idea de que sentarte en un espacio saturado de calor o vapor puede expulsar los químicos de tu cuerpo. “Se tiene esta imagen de que todo el sudor va a filtrar las toxinas hacia afuera”, comentó Ring. “En realidad, no funciona así”. No es una certeza que la terapia con sauna pueda reducir los niveles generales de toxinas en el cuerpo, enfatizó.