El martes murió Rodriguez, un músico de Detroit cuyas canciones, llenas de protesta e imágenes crudas de las calles citadinas, no lograron conquistar al público estadounidense a principios de la década de 1970, pero fueron exitosas en Australia y especialmente en Sudáfrica, lo que en 2012 originó su resurgimiento tardío gracias al documental ganador del Oscar Buscando a Sugar Man. Tenía 81 años.
Una publicación en su página oficial de internet anunció su fallecimiento pero sin indicar el lugar o la causa de la muerte.
La historia de Rodriguez fue, como reportó The New York Times en 2012, “una verdadera historia de talento ignorado, mala suerte y oportunidades perdidas, con una inesperada parada en los Hamptons y un final de Hollywood”.
Rodriguez —que actuaba solo con su apellido pero se llamaba Sixto Diaz Rodriguez— tocaba en bares de Detroit a fines de los años sesenta cuando el productor Harry Balk le ofreció un contrato. Quienes escuchaban su folk rock recordaban a Bob Dylan. En el documental, Dennis Coffey y Mike Theodore, quienes produjeron Cold Fact (1970), su primer álbum, relataron haber escuchado a Rodriguez en un antro especialmente lleno de humo llamado Sewer en el río Detroit, en donde tocaba, como acostumbraba, de espaldas al público.
“Tal vez te obligaba a escuchar las letras porque no podías verle la cara al tipo”, dijo Coffey.
Un sencillo lanzado bajo el nombre “Rod Riguez” fracasó. Cold Fact, de la discográfica Sussex, logró algunas críticas favorables y su primer tema, “Sugar Man” fue el nombre del documental.
“Rodriguez es un poeta cantante/periodista que cuenta las historias de hoy”, escribió Jim Knippenberg en The Cincinnati Enquirer. “Lo hace con una voz muy parecida a la de Dylan, una imaginación muy Dylanesca y un respaldo musical que prácticamente solo está dominado por una guitarra. Pero no es una copia idéntica de Dylan. Rodriguez es mucho más explícito”.
No obstante, el disco pasó prácticamente desapercibido en Estados Unidos, al igual que sucedió con Coming From Reality, el álbum que le siguió un año después.
“Grabar los discos fue fácil”, declaró Rodriguez a The Sydney Morning Herald de Australia en 1979. “Que los pusieran fue mucho más difícil”.
Ese año lo entrevistó el diario australiano porque, si bien se había establecido en su vida de obrero y oficinista en Detroit (a pesar de que seguía tocando en bares e incluso se postuló a distintos cargos políticos), sin saberlo había estado ganando seguidores en el extranjero. Australia fue el lugar donde su música consiguió una audiencia y en 1979 fue invitado para que hiciera una gira. Regresó en 1981 para dar algunos conciertos con la banda Midnight y lanzó un álbum con sus presentaciones en vivo en Australia.
En Sudáfrica, que aún se hallaba bajo el apartheid, la música de Rodriguez consiguió incluso más seguidores; en muchos aspectos, el país estaba aislado del resto del mundo. Al parecer el músico no tenía idea de su popularidad ahí, en especial entre los sudafricanos que sentían incomodidad con el apartheid y la cultura conservadora del país.
“Él fue la banda sonora de nuestra vida, para muchos sudafricanos”, dijo en el documental Stephen Segerman, dueño de una tienda de discos en Cape Town. “A mitad de los setenta, si entrabas a cualquier casa liberal, blanca de clase media que tuviera un tocadiscos y un montón de discos de pop, revisabas los discos y siempre hallabas Abbey Road de los Beatles y Bridge Over Troubled Water de Simon y Garfunkel y siempre estaba Cold Fact de Rodriguez. Para nosotros fue uno de los discos más famosos de todos los tiempos. Su mensaje era: ‘Sé antiestablishment’”.
A mitad de la década de los noventa, Segerman empezó a interesarse por saber más del misterioso artista conocido como Rodriguez y por la forma en que había muerto. Pululaban los rumores de que se había matado en un escenario, que había muerto de sobredosis y así sucesivamente. Así que unió esfuerzos con Craig Bartholomew-Strydom, un periodista que también buscaba a Rodriguez y al final consiguieron al cantante, que seguía radicado en Detroit. Luego hubo una gira por Sudáfrica en 1998, en la que Rodriguez tocó en seis conciertos agotados en coliseos con capacidad para 5000 personas.
“Era raro ver a todas esas caras blancas y relucientes y que todas se supieran cada una de las letras de mis canciones”, le dijo al Sunday Telegraph del Reino Unido en 2009.
Después de la gira en Sudáfrica tocó en conciertos en Inglaterra, Suecia y otros países. En Estados Unidos se volvió a editar Cold Fact con la discográfica Light in the Attic en 2008 y Coming From Reality en 2009.
Y luego volvería a ser redescubierto. En 2012 se presentó Buscando a Sugar Man, la primera y única obra de Malik Bendjelloul (quien murió en 2014), que fue aclamada por la crítica. La película, que ganó el Oscar al mejor largometraje documental, se enfoca en la búsqueda de Segerman y Bartholomew-Strydom e incluye una entrevista con Rodriguez. Luego, el cantante asistió al Festival Internacional de Cine de los Hamptons y se embarcó en una nueva serie de giras.
Matt Sullivan fundó la disquera Light in the Attic Records, que reeditó los discos de Rodriguez.
“Sus letras y música eran brutalmente sinceras y crudas hasta la médula”, dijo por correo electrónico. “Tocó una fibra sensible desde el instante que lo escuchamos y, casi 20 años más tarde, todavía lo sigue haciendo”.
Sixto Diaz Rodriguez nació el 10 de julio de 1942 en Detroit. Su madre, Maria, murió cuando todavía era un niño. Su padre, Ramon, fue un peón que llegó a ser capataz en una planta acerera.
Decía que empezó a tocar la guitarra a los 16 años.
“Por supuesto que he sido fan de Dylan de siempre”, le dijo al Times en 2012, “así como de Barry McGuire, y de toda la cosa ‘Eve of Destruction’”.
Después de grabar sus discos, en su periodo de relativo anonimato, recibió un título universitario de filosofía de la Universidad Wayne State en Detroit.
No se supo de inmediato quienes le sobreviven.
El disco Coming From Reality incluye una canción titulada “Cause”, un lamento sobre las épocas de penurias y las decepciones de la vida.
“Me dijeron que todos tienen que pagar sus cuotas”, canta Rodriguez. “Y les expliqué que las pagué con creces”.
Pero en una entrevista de 2009 con The Sunday Telegraph se mostró más tranquilo al hablar de su inusual trayectoria.
“Mi historia no es una de mendigo a millonario”, dijo. “Es de mendigo a mendigo y eso me alegra. Mientras otra gente vive en un mundo artificial, yo vivo en el mundo real. Y nada le gana a la realidad”.
Neil Genzlinger es redactor de la sección Obituarios. Antes fue crítico de televisión, cine y teatro. Más de Neil Genzlinger