Aun así, muchos músicos, y en particular los de menor o mediano cartel, tienen escasa o nula idea de cuánto se lleva Live Nation del pastel. Por ejemplo, Live Nation le entregará a nuestra banda una “hoja de liquidación” después del concierto, en la que se indica que tampoco ellos han ganado mucho con él. Pero en esa hoja faltan varias fuentes de ingresos adicionales, como las altas comisiones de Ticketmaster, la caja de los bares y la venta de merchandising, que a menudo van a parar a empresas que son propiedad de Live Nation.
A medida que Live Nation se sirve de su poder en todo el ecosistema de los conciertos para aumentar su margen de beneficio, el público ve subir el precio de las entradas y a los artistas se les complican mucho las cosas para salir de gira. Para el artista, los costos de salir de gira se han vuelto especialmente caros, lo que genera dificultades económicas para los artistas de menor o mediano cartel. Santigold canceló hace poco una gira debido a los costos desorbitados, al igual que Animal Collective. Sin embargo, Live Nation está registrando un récord de ingresos.
Todo esto está sucediendo en un momento en el que los músicos dependen de los conciertos. Las plataformas de streaming pagan entre un tercio y la mitad por reproducción, lo que dificulta que los artistas pequeños y medianos puedan ganarse la vida. Los músicos utilizan ahora los servicios de streaming para darse a conocer y generarse un público, pero al final la mayor parte de sus ingresos proviene de las giras. Incluso ahora que nuestra banda está gozando de más éxito en las plataformas de streaming, este año nuestros ingresos de la gira han triplicado con creces los del streaming.
¿Qué se puede hacer al respecto? Aunque el Departamento de Justicia estadounidense dice que está investigando a Live Nation y sus prácticas, los artistas, los fans y los actores de la industria están cooperando para presionar y conseguir cambios que mejorarán la experiencia de la música en directo para todos.
Debemos presionar a Live Nation para que reduzca su proporción de las ventas de merchandising, en especial para las bandas que están empezando. Si Live Nation aduce que merece una parte de nuestras ventas de merchandising porque ponen el espacio para venderlo dentro de su recinto, entonces nosotros deberíamos llevarnos una parte de los ingresos complementarios de Live Nation en los recintos que posee y gestiona. Al fin y al cabo, ellos están poniendo el espacio de venta, pero nosotros estamos poniendo a la gente. Que Live Nation se lleve en torno al 20 por ciento de la venta bruta de merchandising, pero nosotros no nos llevemos nada de las comisiones de las entradas, de la caja de los bares, de lo recaudado en el guardarropa y el estacionamiento no me parece que tenga mucho sentido.
Podemos ampliar la venta de entradas más allá de las plataformas. Actualmente, los contratos de venta de entradas de muchos recintos permiten que alrededor del 10 por ciento de ellas se vendan a “clubes de fans”, de modo que los artistas pueden controlar las tarifas y mantener una relación directa con los fans. Muchos artistas con los que he hablado ni siquiera sabían que tenían esa opción. Están surgiendo otras empresas de venta de entradas más justas, pero, sin ampliar el porcentaje de entradas que Live Nation permite vender en otras plataformas, estas innovadoras empresas no pueden cobrar relevancia en el ecosistema de las giras.
Y los artistas deberían vigilar los costos. Las hojas de liquidación deberían reflejar una lista de ingresos más clara y completa, de modo que las cifras que aparecen al final, las que indican cuánto han ganado el artista y Live Nation, se ajusten más a la realidad. También debería haber más transparencia en el desglose de costos respecto a qué comprenden conceptos como “gastos operativos” y “uso de las instalaciones”, y debería incluir más de los gastos de gira del artista, y no solo los de Live Nation.