Un hormigueo súbito en las manos. Una opresión en el pecho. El corazón a toda máquina.
Pensé que me estaba dando una embolia. Estaba sola. Llamé a un amigo que vino rápidamente. Después de un rato, cuando había pasado la tormenta, me dijo: “No te asustes, pero creo que has sufrido un ataque de pánico”.
Por supuesto, me asusté, ¿estaba enloqueciendo? Lo que había sentido en el cuerpo, ¿era producto de mi imaginación?
Se estima que hasta uno de cada tres adultos sufrirá de un ataque de pánico alguna vez en su vida. Las razones son muy diversas —por ejemplo, la muerte de un ser querido, las penurias económicas, tener que hablar en público— y las formas en que se manifiestan también.
Nuestra colega de la sección Well, Dani Blum, escribe:
Muchos investigadores creen que los ataques de pánico pueden producirse cuando el cerebro no es capaz de enviar correctamente los mensajes entre el córtex prefrontal, asociado a la lógica y el razonamiento, y el cuerpo amigdalino, que controla la regulación emocional. Durante un ataque de pánico, el cuerpo amigdalino está hiperactivo, mientras que la corteza prefrontal reacciona menos, lo que nos hace entrar en una espiral.
Solemos pensar que estos episodios son solo un asunto mental. Sin embargo, sus síntomas son también de carácter físico. Reconocerlos de forma oportuna y adecuada, como me pasó a mí, puede ser tremendamente útil en un momento de gran angustia.
Por eso tenemos en español este estupendo interactivo que ayuda a identificar los síntomas de un ataque de pánico y ofrece estrategias que los expertos recomiendan para manejarlos. Vale la pena leer, conocer el tema y compartir.
¿Has sufrido un ataque de pánico? ¿Cómo lo enfrentaste? Participa en los comentarios. A veces también ayuda saber que no estamos solos.
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✍️ De la sección de comentarios✍️
Esta semana, nuestra comunidad de lectores ha estado muy activa. Aquí una breve selección de puntos de vista, editados por espacio.
Sobre la propuesta de una intervención extranjera en Haití
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“Con cada intervención de EE. UU., la situación en Haití empeora drásticamente. Los gestores del Departamento de Estado deberían admitir su incapacidad absoluta para resolver el tema”. — Leandro Montes, Buenos Aires, Argentina.
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“No habrá solución a los problemas de Haití sin una intervención mancomunada de la mayoría de las naciones de la Organización de los Estados Americanos y de una vez por todas hacer que Haití se una a la comunidad de las naciones del mundo. Creo que es posible”. — Samuel Álvarez, República Dominicana.
Sobre los beneficios de inyectar humor en la vida
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“Tengo 63 años, más de la mitad de la vida está ya transcurrida. Creo que el humor y el optimismo son fundamentales. Hay dos clases de problemas y ninguno se soluciona si tú te decaes”. —Sonia Epstein, Santiago de Chile, Chile.
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“La atención obsesiva de las situaciones difíciles, graves o leves, personales o universales, es nociva para la salud emocional. No se trata de ignorarlas, pero todo bajo límites: la diversión, la distracción, la risa, el buen humor, son siempre indispensables para lograr equilibrio y felicidad, aun en medio de la adversidad”. — Orlando Bustos, Bogotá, Colombia.
Sobre el movimiento a favor de la extinción humana voluntaria
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“Con mi marido decidimos no tener hijos ya hace 40 años. Y hoy más que nunca me felicito de ello, porque ahora ya se hace evidente que la superpoblación humana está destruyendo el planeta”. —Eva Peciña Gasco, Buenos Aires, Argentina.
P. D.: Sus mensajes del viernes pasado han alegrado mucho a esta redacción. ¡Gracias! Por cierto, durante todo el mes de diciembre tendremos una serie de deleites y distracciones para celebrar las fiestas.
Que tengas un fin de semana estupendo. Si te gustó este boletín, compártelo con tus amigos, colegas y seres queridos (y no tan queridos). Y por favor, cuéntanos qué te parece.