Clases para detectar noticias falsas. Ayudantes de inteligencia artificial que hacen las tareas de la universidad. Alertas de ataque aéreo en las escuelas. En días recientes hemos recibido noticias de las transformaciones que se viven en las aulas de todo el mundo. Algunas de ellas son circunstanciales, otras son más profundas y duraderas.
En una universidad de Míchigan —y en decenas de otros centros de enseñanza— los profesores han empezado a recibir tareas y ensayos brillantes. Pero no son obra de sus alumnos, sino de ChatGPT, un bot de inteligencia artificial que genera frases y textos a partir de una serie de instrucciones, lo cual plantea dilemas éticos inquietantes, no solo para los profesores y los estudiantes, sino también para los administradores académicos. En un reportaje para el que entrevistó a decenas de estudiantes y profesores, la reportera Kalley Huang escribe:
Los profesores están eliminando poco a poco las tareas en casa y a libro abierto, que se convirtieron en un método dominante de evaluación en la pandemia, pero que ahora parecen vulnerables frente a los bots conversacionales. En su lugar, están optando por las tareas en clase, los ensayos escritos a mano, el trabajo grupal y los exámenes orales.
No es el único modo en que los profesores se adaptan a un nuevo panorama informático y tecnológico.
En una secundaria de Hämeenlinna, Finlandia, la periodista Jenny Gross reporta que los estudiantes analizan las noticias y la información difundida en TikTok. La iniciativa es parte de un plan nacional de enseñanza que incluye la alfabetización de medios desde preescolar. Parece que da resultados: en una encuesta realizada en 2022 entre 41 países europeos, Finlandia ocupó, por quinto año consecutivo, el primer lugar en resiliencia contra la desinformación.
Y, debido a la guerra, los niños ucranianos están aprendiendo otro tipo de resiliencia.
En Kiev, una escuela que solía albergar a 850 escolares ahora tiene las aulas a media capacidad, pues algunos alumnos han huido del país y otros van a clases de forma remota porque sus padres consideran que no es seguro arriesgarse a los bombardeos. Sin embargo, las puertas están abiertas y, en medio de apagones y evacuaciones, cientos de chicos siguen asistiendo.
Aprender implica cambiar y adaptarse, ya sea ante la desinformación masiva, los avances en materia de inteligencia artificial o una invasión que se prolonga 11 meses.
“Todos nos acercamos más a nuestra victoria con nuestros logros educativos”, dijo la directora de la escuela. “Estamos aquí en este momento y vamos a superarlo. Vamos a superar los problemas que afectan a nuestros niños”.
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