La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) les recuerda a los cuidadores que deben almacenar los cartuchos de tabaco para vaporizadores de manera segura para evitar que los niños se intoxiquen con el líquido que contienen, y señala que la exposición a los cigarrillos electrónicos ha aumentado considerablemente en el último año.
Un boletín publicado a principios de agosto por la FDA incluía datos de un informe de junio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) que reveló que para marzo de 2023, en comparación con abril de 2022, hubo un aumento del 32 por ciento en las exposiciones a cigarros electrónicos o líquidos de repuesto reportadas a los centros de emergencias por envenenamiento de Estados Unidos, la mayoría en niños menores de 5 años. Los datos a nivel nacional también sugieren que las exposiciones alcanzaron un máximo en 2022.
“Estamos viendo estos productos en el hogar con mayor frecuencia”, afirmó Anthony Jaworski, gerente del programa clínico del Centro de Control Toxicológico del Hospital Infantil de Filadelfia. “Y al haber más productos de este tipo en el hogar, más niños tienen acceso a ellos”.
La FDA restringió los cigarros electrónicos de sabores, pero las lagunas en la prohibición, junto con una proliferación de vaporizadores ilegales, provocan que los cigarrillos electrónicos y los líquidos de repuesto con sabores a frutas y dulces sigan terminando en los hogares estadounidenses. De este modo llegan a las manos de niños pequeños que sienten curiosidad por lo que Jaworski llamó su aroma “tentador” y su empaque.
La exposición a unas pocas gotas de nicotina líquida es perjudicial para los niños pequeños si la inhalan, la ingieren o la absorbe su piel.
“Cada mililitro de líquido para vapear contiene la cantidad de nicotina equivalente a uno, dos o incluso cinco cigarrillos”, explicó Jaworski.
Qué deben tener en cuenta los padres
Aunque los informes sobre el aumento de las exposiciones son motivo de alarma, la mayoría de los casos que se presentan en niños suelen ser “leves”, dijo Jaworski. En el informe reciente de los CDC, el 8 por ciento de los casos fueron tratados en un centro de salud y menos del 1 por ciento terminaron en hospitalización.
Aun así, incluso los síntomas “leves” son angustiosos para los niños y sus padres y por lo general incluyen reacciones como vómitos, piel pálida y sudoración, señaló Jaworski.
“Los síntomas suelen empezar entre 15 y 20 minutos después de producirse la exposición inicial”, explicó. “Pueden durar entre una y dos horas”.
La FDA también ha advertido que pueden presentarse efectos más graves, como convulsiones, coma, paro respiratorio e incluso la muerte, y algunas noticias recientes han incluido relatos desgarradores de médicos que han tratado a pacientes jóvenes con “reacciones violentas” a la intoxicación por nicotina. Según Jaworski, los padres deben tomarse muy en serio los síntomas que duren más de una hora o dos, así como cualquier señal de confusión o cansancio excesivo, que podrían indicar que la nicotina ya llegó al cerebro.
Si crees que un niño puede haber sufrido algún tipo de exposición accidental, llama a un centro de información toxicológica para hablar con alguien de inmediato, dijo Jaworski.
También instó a los cuidadores a guardar el número de ayuda local en sus teléfonos.
Cómo evitar exposiciones accidentales
Según los expertos, lo ideal sería que los padres y cuidadores no tuvieran vapeadores en casa, pero si los tienen, de todas formas pueden reducir los riesgos. Evita los productos con sabores que tengan una apariencia o un olor atractivo para los niños, recomendó Jaworski, y trata de no usar o rellenar los cigarrillos electrónicos delante de ellos.
“De verdad insistimos en el almacenamiento seguro”, dijo Natalie Rine, directora del Centro de Toxicología de Ohio Central en el Nationwide Children’s Hospital. “Hay diferentes artículos en el mercado: cajas de seguridad, armarios cerrados con llave, cosas que los niños no pueden abrir con facilidad”.
Los envases de los líquidos de repuesto deben ser a prueba de niños y la FDA les recuerda a los padres que cierren bien las tapas de los productos girándolas hasta el tope. Rine comentó que su experiencia en el control de envenenamientos le había enseñado que no existe tal cosa como un envase verdaderamente a prueba de niños.
“A veces, los niños pueden ser Houdinis”, afirmó, y subrayó la importancia de mantener bajo llave y fuera de la vista los productos que no son seguros.
El informe de la FDA señaló que los cartuchos de nicotina también podrían ser dañinos para los animales domésticos si son expuestos al líquido.
Según el informe, si se derrama algún líquido de cigarro electrónico o de vapeo, hay que limpiarlo con agua y jabón. Los padres deben enseñar a los niños que jamás hay que tocar un cartucho y que es solo para adultos.
Aunque los adolescentes no son tan propensos a ingerir nicotina líquida por accidente, también están expuestos a los daños de este tipo de cigarrillos. Los datos de una encuesta nacional revelaron que el 14 por ciento de los estudiantes de secundaria declararon haber fumado cigarrillos electrónicos en 2022, y uno de cada cuatro consumidores dijo que vapeaba todos los días.
Los padres deben buscar parafernalia de vapeo entre las pertenencias de sus hijos y hablar con ellos sobre los riesgos que plantean los cigarrillos electrónicos, en especial para las partes del cerebro de los adolescentes responsables del control de impulsos, el aprendizaje y el estado de ánimo.
“Existe la idea errónea de que, como no tiene ese olor apestoso, obviamente es más seguro”, concluyó Rine. “Cualquier cantidad de nicotina va a ser adictiva y la adicción se desarrolla con mucha rapidez”.
Si tú o alguien que conoces ingirió una sustancia peligrosa y te encuentras en Estados Unidos, contacta de inmediato a tu centro local de información toxicológica al número 1-800-222-1222 o acude a poisonhelp.org para recibir ayuda.
Catherine Pearson es reportera de la sección Well del Times. Escribe sobre temas de familia y relaciones. Más de Catherine Pearson