La noche en que Rusia invadió Ucrania, hace poco más de un año, Joe Biden y Volodímir Zelenski hablaron por teléfono. El presidente de EE. UU. recordó así el episodio:
“Me dijiste que podías oír las explosiones en el fondo”, dijo Biden al presidente ucraniano la semana pasada. “Nunca lo olvidaré. Y el mundo estaba a punto de cambiar. Lo recuerdo vívidamente, porque te pregunté, luego te pregunté: ‘¿Qué hay, señor presidente? ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Cómo puedo ayudarte?’ Y no sé si recuerdas lo que me dijiste, pero me dijiste, y cito: ‘Reúne a los líderes del mundo. Pídeles que apoyen a Ucrania’”.
Desde entonces, los dos líderes han forjado un vínculo enredado, “una relación de necesidad, pero no de iguales, una de intereses mutuos, pero prioridades dispares”, escriben Peter Sanger y Andrew E. Kramer en un reportaje que analiza la relación entre los dos líderes.
La guerra transformó a los dos mandatarios y sus presidencias, pero también cambió al mundo.
Lejos y cerca de Ucrania, las personas y los hogares enfrentan un nuevo escenario: hay escasez de alimentos, las facturas de gas se han disparado, buena parte de las familias en todos lados enfrentan un aumento de precios generalizado. Aquí presentamos seis formas en que el conflicto en Ucrania ha transformado nuestra existencia en apenas un año.
También Rusia se ha transformado y, como escribió nuestra colega Valerie Hopkins, el país “ha cambiado palpable y rápidamente en el último año, la culminación de un largo proceso de eliminación de los medios de comunicación independientes, silenciamiento de la sociedad civil y militarización de las masas”.
Valerie ha estado cubriendo el conflicto, reportando cómo es que la guerra se percibe y vive en Rusia. En octubre conoció en Moscú a Evgeny, un muchacho que había sido reclutado para el combate. En noviembre, el soldado le escribió para decirle que estaba aprendiendo a sobrevivir y se sentía “convencido de que ‘un día esto terminará y viviremos como antes y nos visitaremos unos a otros como invitados’”.
Reconforta un poco leer que, aunque parece que el mundo ha cambiado inexorablemente, incluso quienes pelean en el frente conservan la esperanza de reparar las relaciones rotas.
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El domingo, más de 100.000 personas salieron a protestar por todo México en respuesta a los cambios aprobados a su autoridad electoral, una medida que ha causado división. Nuestros lectores participaron en el debate en la sección de comentarios. A continuación, una pequeña selección de opiniones, editadas por espacio:
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“La mayoría de los que están en contra de la reforma no saben en qué consiste, se dejan influir por medios tendenciosos que buscan causar miedo y atacar al presidente”. — Marisela Barrios, México.
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“El gobierno actual busca perpetuarse en el poder, durante los últimos 23 años las elecciones han sido limpias y sin ninguna prueba de fraude electoral”. — Miguel Pozo, León, Guanajuato, México.
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“Los gobiernos hoy tachados de neoliberales entendieron y aceptaron la necesidad de abrir las compuertas democráticas y de ciudadanizar los procesos electorales, a riesgo de perder el poder, como en efecto pasó, primero en el poder Legislativo y luego en la presidencia. Fue un gran esfuerzo de la sociedad dar al organismo electoral la autonomía y los recursos para garantizar que las elecciones estuvieran en manos de ciudadanos, no de funcionarios públicos”. — Margarita Rosa Rosado, Campeche, México.
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“El INE —y antes el IFE— en sus principios fue un órgano que sirvió para dar certidumbre a las votaciones ante la opinión pública. Pero fue cooptado por los políticos y funcionarios corruptos, que se vendieron a los partidos como el PRI, PAN, PRD, prácticamente todos para preservarse en el poder”. — Miguel Plascencia, Guadalajara, Jalisco, México.
—Patricia Nieto y Sabrina Duque producen y editan este boletín.
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