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La lucha por combatir la desinformación en español, y otros idiomas, mientras se acercan las elecciones en EE. UU.

Los rumores sin corroborar y las falsedades se propagaron ampliamente entre las comunidades de migrantes antes de las elecciones presidenciales de 2020. Según los investigadores, mientras se aproximan las elecciones de mitad de mandato este fenómeno ha vuelto a presentarse, pero con un giro insidioso: ahora las cuentas de redes sociales que propagan desinformación están dirigidas a audiencias en más idiomas, en más temas y en más plataformas digitales, con poca resistencia por parte de las empresas tecnológicas.

En semanas recientes, las publicaciones que exageran los efectos colaterales de la inflación se han dirigido a los estadounidenses de países latinoamericanos que han sido afectados por las decisiones económicas. Las teorías de la conspiración que se propagaron en agosto sobre un plan del Servicio de Rentas Internas y planes de un “ejército clandestino” ocasionaron que aumentaran las menciones en español de “Ejército IRS” junto con “IRS army”, el equivalente en inglés, según el grupo de investigación Zignal.

La desinformación que circula en chino en Twitter, YouTube y WeChat sobre los votos que se envían por correo, el currículum escolar y los crímenes de odio “tiene consecuencias peligrosas” para los votantes asiáticoestadounidenses, que constituyen una fuerza política cada vez mayor, según el grupo Asian Americans Advancing Justice.

“Definitivamente hay un envío de mensajes hiperdirigido”, dijo Nick Nguyen, confundador de Viet Fact Check, una organización que ofrece explicaciones sobre la desinformación que circula entre vietnamitas estadounidenses. “Aquí es donde la falta de fluidez en inglés puede hacer que las poblaciones sean vulnerables”.

Viet Fact Check forma parte de un conjunto cada vez mayor de grupos que intentan contextualizar y desvirtuar los relatos falsos en internet en idiomas que no son el inglés. Factchequeado, un servicio en español con seis meses de antigüedad está analizando traducciones imprecisas, imágenes manipuladas, videos editados de manera engañosa sobre el cateo en Mar-a-Lago y la visita de Nancy Pelosi a Taiwán. Desifact, que se especializa en comunidades estadounidenses con origen en el sur de Asia, empezó en febrero publicando notas explicativas y aclaraciones sobre temas como inmigración y condonación de deuda estudiantil en hindi, bengalí y tamil.

Pero los verificadores multilingües dicen que no se dan abasto ante la avalancha de falsedades que proliferan en internet. Han pedido a las grandes plataformas de medios, como Facebook y YouTube, para que prioricen más los esfuerzos en otros idiomas, tal como harían con la desinformación en inglés.

“Con la desinformación en español, sentimos que estamos luchando contra un gigante”, dijo Tamoa Calzadilla, la editora responsable de Factchequedo y exlíder de la operación de verificación de Univisión. “Es frustrante porque estamos intentando hacer algo y necesitamos apoyo de las plataformas; estamos haciendo nuestro trabajo pero los gigantes tecnológicos pueden hacer más”.

Las empresas de redes sociales dijeron que moderaban el contenido o brindaban verificación de datos en muchos idiomas: más de 70 para TikTok y más de 60 para Meta. YouTube, dijo que tenía más de 20.000 personas que revisaban y retiraban información falsa, incluyendo en mandarín y español; TikTok dijo que tenía miles. Las empresas no quisieron comentar cuántos empleados trabajaban en idiomas distintos al inglés.

TikTok ha traducido un centro de información sobre las elecciones de mitad de mandato en su aplicación a más de 45 idiomas. Twitter tiene un centro similar sobre las elecciones disponible en inglés y en español, junto con palabras clave que desmienten y “pre-desmienten” la desinformación en distintos idiomas, una técnica que en inglés se conoce como pre-bunk. Meta dijo que había invertido en iniciativas como servicios de verificación de datos en WhatsApp antes de las elecciones y que mostraría notificaciones relacionadas con la votación, tanto en inglés como en un segundo idioma, según la actividad del usuario.

Las empresas también mencionaron mejoras más amplias. Meta dijo que sus modelos de predicción de desinformación en español para Estados Unidos ahora operaban a la par que sus modelos en inglés y que había aumentado significativamente la cantidad de contenido en español que se envía a los verificadores de datos para su revisión. Twitter dijo que sus etiquetas contextuales recién reformuladas, que se traducen según los ajustes de idioma de los usuarios, habían ayudado a reducir la interacción con la información errónea. YouTube afirmó que los paneles de información ahora aparecían en distintos idiomas para varios resultados de búsqueda y videos. También destaca el contenido de fuentes de noticias aprobadas en idiomas distintos al inglés según las preferencias de idioma y las búsquedas de los usuarios, indicó la empresa.

Pero hay preocupación entre los investigadores por el efecto que la desinformación que no está en inglés pueda tener en las votaciones de noviembre, al decir que las mentiras y los rumores en otros idiomas siguen permeando. Un informe difundido el lunes del grupo de vigilancia Media Matters encontró 40 videos en español en Youtube que impulsan información errónea sobre las elecciones estadounidenses, entre ella la afirmación falsa de que a Estados Unidos entraban papeletas de votación fraudulentas procedentes de China y México.

Expertos en desinformación, junto con algunos funcionarios electos, han presionado a plataformas de redes sociales para emprender más acciones y tener mayor transparencia.

Este año, el Caucus Hispano del Congreso impulsó a Meta, TikTok, YouTube y Twitter a reunirse con sus principales ejecutivos para discutir la difusión de información falsa en español. YouTube puso a disposición a su directora ejecutiva, Susan Wojcicki; TikTok y Twitter enviaron a otros ejecutivos. El comité y Meta no pudieron agendar una reunión, y Meta dijo que planeaba presentar por escrito un comunicado.

En enero, la International Fact-Checking Network de Poynter envió una carta abierta a YouTube en la describía la facilidad con la que la información falsa fluía a través de las fronteras en la plataforma. Los investigadores han dicho que, a menudo, el mismo relato surge en diferentes sitios en distintos países y luego pasa por un proceso de polinización cruzada o transculturación en un círculo vicioso que hace que parezca más verosímil. Como argumentó un verificador, es más probable que una persona que quiere migrar confíe en una teoría de conspiración compartida tanto por su madre en El Salvador como por su amigo en San Francisco.

La información errónea también puede hacer lo que los investigadores llaman salto de plataforma: originarse en inglés en redes marginales como Truth Social o Gab y después surgir en sitios más convencionales, en un idioma diferente o, a veces, con una traducción engañosa.

Recientemente, Alethea Group, que ayuda a las corporaciones a protegerse contra la desinformación, analizó siete canales de YouTube con sede en Colombia pero que parecían estar dirigidos a hispanohablantes conservadores que viven o están vinculados a Estados Unidos. Los investigadores encontraron que, con frecuencia, los canales usaban relatos falsos o engañosos de medios conservadores o de medios propiedad de Estados extranjeros, las circulaban en español en YouTube y, en ocasiones, después enfocaban a las audiencias en plataformas como Twitter y Telegram, donde el contenido traducido seguía difundiéndose. A veces, los operadores del canal intentaron monetizar los videos con anuncios o solicitudes de donaciones o suscripciones.

Althea descubrió una cuenta con más de 300.000 suscriptores que reutilizaba y traducía teorías sin sustento de que el FBI había plantado documentos deliberadamente en Mar-a-Lago para incriminar al expresidente estadounidense Donald J. Trump, según el informe. El título de un video era “S4LE LA V3RDAD” en lugar de “sale la verdad”, un posible intento de sortear a los moderadores de YouTube, creen los investigadores de Alethea. Otros investigadores han descubierto cuentas, que ya habían sido canceladas por algunas plataformas debido a la violación de sus pautas de desinformación, que reaparecieron con diferentes nombres.

Dominik A. Stecula, un profesor asistente de ciencias políticas en la Universidad Estatal de Colorado y quien migró de Polonia, atribuye en parte la difusión de información falsa multilingüe en línea al lento ocaso de los medios de comunicación étnicos y locales que cubren temas comunitarios.

“La gente no quiere pagar por el contenido y, como resultado, muchas de estas instituciones se están desmoronando”, dijo Stecula. “Lo que los remplaza es un tipo en Arizona con una cámara de alta definición y un micrófono”.

Stecula observó que la moderación se complica por los matices culturales y las diferentes preferencias de comunicación y explicó que mientras que los inmigrantes de Asia tienden a favorecer WhatsApp, la gente de Polonia se inclina más hacia Facebook.

Algunos expertos, que permanecen escépticos ante la posibilidad de que toda la desinformación en distintos idiomas pueda ser retirada, más bien impulsan otras formas de limitar la difusión. El año pasado, Twitter probó una función que permitía que algunos expertos en Estados Unidos, Corea del Sur y Australia identificaran tuits como engañosos.

Evelyn Pérez-Verdía, la jefa de estrategia de la consultora We Are Más, en el sur de Florida, calcula que decenas de miles de personas siguen canales en español en Telegram que promueven las teorías de la conspiración de QAnon. Dijo que supo de un grupo, con casi 8000 suscriptores, por su estilista, quien es colombiano-estadounidense.

Dijo que esos grupos han sido “muy inteligentes en asegurarse de que el mensaje se adapte a la cultura y subcultura”, a veces al utilizar símbolos como el puño levantado, que para los jóvenes nacidos en Estados Unidos puede representar esperanza y solidaridad pero a los inmigrantes de mayor edad les puede recordar a las dictaduras de izquierda latinoamericanas. Las publicaciones han combinado el sentir anticomunista con la retórica conspirativa de QAnon, y llaman al presidente Biden la “Lagartija” o se refieren a su partido como “Demoniocratas”.

“No se trata solo de información errónea o desinformación, también debe existir la responsabilidad de comprender que las palabras y los símbolos significan cosas diferentes para otras comunidades”, dijo Pérez-Verdía. “No importa si eres de Vietnam o de Colombia, la mayoría de la gente ve el prisma de la política de nuestro país a través del prisma de la política de ellos”.

Tiffany Hsu es reportera de tecnología y cubre desinformación e información falsa. @tiffkhsu

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