La investigación también encontró que los progenitores de hoy sienten una enorme presión para educar a sus hijos e interactuar con ellos en todo momento, mientras que las generaciones anteriores pasaban más tiempo haciendo actividades de adultos cuando sus hijos estaban presentes. Aunque esta mayor atención solía ser una meta de la clase media alta, estudios más recientes muestran que personas de todas las clases creen que es la mejor manera de ser padres.
El Centro Pew encontró que en muchas ocasiones esto significa un mayor compromiso emocional. Casi la mitad de los encuestados afirmaron que educaban a sus hijos de manera distinta a como lo habían hecho sus propios padres y la mayoría dijo que la principal diferencia radicaba en la forma en que mostraban amor y entablaban relaciones con sus hijos. En respuestas abiertas, comentaron que querían criar hijos que sintieran el apoyo incondicional de sus padres. Eso significaba menos gritos y más afirmaciones verbales, muestras de afecto y conversaciones sinceras sobre temas difíciles.
“No tenía un lugar seguro para expresar mis emociones y sentirme comprendida”, dijo a Pew una madre de 32 años. “Trato de tener conversaciones semanales con mis hijos para saber del estado de sus emociones y ver cómo están. Incluso si tuvieron una buena semana, descubrí que es bueno recordarles que estás ahí para ellos”.
Becky Kennedy, la psicóloga conocida como la doctora Becky que fundó el grupo de padres Good Inside y escribió un libro con el mismo nombre, dijo que entre los padres esa tendencia es común: “Creo que esta generación sabe que necesitaban eso, y hay más y más permiso para decir: ‘En realidad, esa es una necesidad importante’”.
“Desde siempre, la crianza de los hijos ha sido el único trabajo en el mundo para el que no recibimos capacitación ni apoyo; simplemente se espera que lo hagamos”, dijo. “Esta generación sabe lo mucho que importa, y se siente tan difícil porque saben lo dañado que estaba el sistema para los padres y están tratando de llenar ese vacío”.
Según la encuesta, otra de las dificultades de ser padre en la actualidad tiene que ver con una nueva serie de preocupaciones sobre el bienestar de los niños. Los padres suelen preocuparse por esto, pero los temores han cambiado a lo largo del tiempo. Los llamados padres helicóptero de la década de 1980 se preocupaban sobre todo por la seguridad física, como los secuestros y los embarazos adolescentes. Esas preocupaciones persisten, pero han sido sustituidas por otras relacionadas con la salud mental: tres cuartas partes de los padres declararon que les preocupaba que sus hijos sufrieran ansiedad o depresión o que fueran víctimas de acoso escolar
Los padres de bajos ingresos e hispanos, en particular los inmigrantes, eran más propensos a estar preocupados en todos los ámbitos, incluida la posibilidad de violencia. Cuatro de cada 10 padres hispanos, y el mismo porcentaje de padres con bajos ingresos, dijeron que les preocupaba mucho o muchísimo que sus hijos pudieran recibir un disparo, en comparación con aproximadamente uno de cada 10 padres blancos o con altos ingresos.