En mayo, Putin instituyó un proceso simplificado que permite la nacionalización rápida de los niños ucranianos. El primer grupo obtuvo la ciudadanía rusa en julio, según anunciaron las autoridades.
“No reconocí a esos niños con los que viajamos en abril en el tren hacia su nueva vida”, afirmó en un comunicado Ksenia Mishonova, comisionada para los derechos de los niños en la región de Moscú. “¡Ahora son nuestros pequeños conciudadanos!”.
Algunos niños sí quedaron huérfanos o fueron abandonados en Ucrania y prefieren sus vidas en Rusia. El Times habló con un adolescente de Mariúpol que dijo que no tenía familia en casa. Dijo que su familia adoptiva lo amaba y lo consideraban parte de la misma.
Otros, como Anya, anhelan volver.
Participó en una clase semanal llamada Conversaciones sobre cosas importantes. La lección de media hora, presentada recientemente por Putin, enseña a los niños a estar orgullosos de Rusia.
A veces, dijo Anya, llora, preguntándose si algo horrible le ha pasado a su familia.
Tras más de un mes de trabajar en esta nota, los reporteros del Times encontraron a la madre de Anya, Oksana, en Ucrania. Sin trabajo, sin acceso a internet, con una pequeña pensión de invalidez y en plena guerra, dijo que no tenía idea de cómo encontrar a su hija.
“Estoy buscando por todas partes, pero no la puedo encontrar”, dijo. “Ella me está buscando”.
Dijo que no sabía que Anya había sido llevada a Rusia.
Los reporteros dijeron a Anya y a Oksana cómo ponerse en contacto. Pero no está claro cuántas posibilidades hay de que Anya vuelva a casa. Las autoridades ucranianas no han dicho nada sobre cómo han recuperado a decenas de niños de Rusia.